martes, 3 de diciembre de 2024

¿Dónde está la competitividad del turismo cubano?

Por Orlando Freire Santana.

El emblemático bar Floridita sin clientes.

En su edición del pasado 20 de noviembre el periódico Granma publicó una información con motivo de celebrarse en esa fecha el Día del Turismo Cubano. En el trabajo periodístico “Cuba tiene un producto turístico competitivo en el Caribe” se da cuenta que se trata “de una celebración en un destino que se transforma para mantenerse como producto competitivo en el Caribe”. 

La citada información enfatiza en las diversas modalidades que posee la Isla para atraer a los turistas foráneos, como el turismo de naturaleza, el cultural, el de eventos y el de salud. De igual manera enumera acciones a realizar en la próxima temporada (2025) con vistas a evidenciar  “lo mucho que hay para ofrecer más allá de nuestras playas”. 

Sin embargo, las autoridades del Ministerio del Turismo no brindan  ninguna cifra que refleje cómo marcha la llegada de turistas a Cuba en el presente 2024. De haberlo hecho se pondría en tela de juicio el optimismo mostrado en la información de Granma.

De acuerdo con cifras aportadas por el economista Emilio Morales, del Havana Consulting Group, entre enero y octubre de 2024 el arribo de turistas a Cuba cayó un 48% en comparación con igual período de 2019. Por otra parte, ya es casi un hecho que no se llegará a los 3,5 millones de visitantes que se esperaban para este año. Hasta octubre solo habían llegado algo más de un millón y medio de turistas.

Si en 2019 el sector del Turismo aportó al país 3.185 millones de dólares, en el pasado 2023 únicamente se ingresaron 1.216 millones de dólares. Otro dato que refleja la debacle del turismo en la Isla es que la ocupación  hotelera se ubica en el 25%. 

Una gama de factores se presentan como causantes de este descalabro de la industria turística cubana. Hay desabastecimiento de productos básicos en los hoteles, especialmente viandas y frutas, mientras que la emigración y el éxodo de trabajadores hacia otros empleos, casi siempre en el sector no estatal de la economía, ha privado al sector turístico de mano de obra experimentada con que prestar un mejor servicio. 

Habría que considerar también algunas realidades extrahoteleras, como los constantes apagones en las ciudades, la creciente criminalidad que se aprecia en el país, así como el gran deterioro urbano -con las jabas de basura desbordándose de los tanques recolectores en todas las esquinas- como calamidades que desestimulan a visitantes que desean ver algo más que lo que ofrecen los hoteles. 

En cambio, otros destinos turísticos del Caribe exhiben resultados bien distintos a los obtenidos por Cuba. Si tomamos datos suministrados por la página web Forwardkeys observamos los crecimientos de varios de los destinos turísticos de la región durante el primer semestre de 2024. En comparación con igual período de 2023, el turismo en Puerto Rico creció en un 18%, el de República Dominicana en un 12%, el de Cancún (México) en un 7%, el de Bahamas en un 6%, y el Jamaica en un 2%. Específicamente en el caso de República Dominicana, se afirma que el país planea llegar este año a la cifra de 11,5 millones de visitantes, contando principalmente con las atracciones del balneario de Punta Cana. 

Teniendo en cuenta todo lo anterior, resulta poco creíble la citada información aparecida en Granma. Porque si de algo carece el sector turístico cubano -¡y mira que carece de tantas cosas!- es precisamente de competitividad con respecto a los otros destinos  turísticos del Caribe. 

Nada, que una vez  más tenemos que asirnos a esa máxima que dice “el papel aguanta todo lo que le pongan”. 

Share:

lunes, 2 de diciembre de 2024

Recordando a Carlos Aldana (1942-2024).

Por Tania Quintero.

Hubiera querido poner una foto de Carlos Aldana Escalante (Camagüey 1942-La Habana 2024) de 1970, que fue cuando lo conocí, pero no la encontré en internet.

La que más se parecía a aquel Aldana de 28 años, la edad que yo tenía en el 70, fue esa foto de la entrevista que el 28 de septiembre de 1992, ya defenestrado, le hizo el mexicano Mario Vázquez Raña y que en dos partes publicó NeoKaxtrizmo & Chaos en mayo de 2014.

En 1970, la tercera Brigada Venceremos laboró en planes citrícolas de Isla de Pinos, y entre el personal cubano que trabajó con aquel contingente de jóvenes estadounidenses me encontraba yo, entonces mecanógrafa de Manuel Torrres Muñiz, primer secretario de la UJC municipal. A fines de septiembre, luego de unos días de descanso en La Habana, la UJC nacional me trasladó al departamento de relaciones exteriores, en 17 y J, Vedado. Me ubicaron en la oficina del jefe del departamento, Javier Ardizones, para ayudar a Carmita, su secretaria.

Creo que fue en octubre de 1970 cuando Javier me dijo si podía ‘tirarle un cabo’ a un compañero llamado Carlos Aldana, que no tenía quien le mecanografiara. Le dije que sí. A cada rato, cuando a las 5 de la tarde terminaba mi horario laboral, me quedaba un par de horas pasando en limpio textos que Aldana me traía.

Entre 1970 y 1974 le mecanografié a Aldana cientos de cuartillas, de variados contenidos, algunos secretos: en esa época él se desempeñaba como jefe del departamento de propaganda de la Dirección Política de las FAR. Más que mi destreza mecanógrafia y mi experiencia laboral (de agosto de 1959 a febrero de 1961 había sido la única mecanógrafa en el comité nacional del Partido Socialista Popular), lo que Aldana valoraba era mi discreción.

Como la mayoría de los camagüeyanos, Aldana hablaba correctamente y tenía facilidad de palabra. Le gustaba escribir y lo mismo redactaba un informe, una conferencia, un discurso o el guión de un documental, de un acto o desfile militar. En esos cuatro años, y posteriormente, cuando por mi cuenta me inicié en el periodismo, primero en la revista Bohemia y después en el ICRT, las relaciones entre él y yo siempre fueron muy respetuosas.

De lo ocurrido en 1987 con Aldana y estudiantes de periodismo, narrado por Jorge Ignacio Pérez en Diario de Cuba, me enteré por los comentarios que circularon en corrillos periodísticos. Para esa fecha, hacía más de un año que Fidel Castro me había recibido en su despacho, algo que cuento en mi libro Periodista, nada más, publicado en mi blog. También en mi blog se pueden leer dos posts dedicados a Aldana: Comentarios y respuestas a propósito de Carlos Aldana y El capítulo que no pude escribir.

Aunque conocía a Aldana desde 1970, nunca lo llamé para pedirle un favor o una  recomendación. Pero el 8 de marzo de 1991, un operativo de la Seguridad del Estado, pistola en mano, entró a nuestro apartamento de La Víbora y se llevó detenido a mi hijo, el hoy periodista independiente Iván García Quintero.

A Iván y a tres jóvenes más del barrio los acusaban de ‘propaganda enemiga’, por supuestamente pintar carteles antigubernamentales. Estuvieron dos semanas en los calabozos de Villa Marista. Si no llegaron a ser enjuiciados y fueron liberados fue gracias a las gestiones de Carlos Aldana Escalante.

Diez años antes, en 1981, Aldana y otros funcionarios del DOR se enteraron que yo estaba de divulgadora en la Oficina Nacional de Diseño Industrial (ONDI), dirigida por Iván Espín. El segundo de Aldana, Víctor Manuel González, me localizó y me propuso reincorporarme al periodismo. En julio de1982 comencé en el ICRT, un medio nuevo para mí. Allí permanecí hasta que en abril de 1996 me expulsaron, no por ser periodista independiente, si no por «hablar por Radio Martí».

En la casa donde Aldana vivía con su familia, en Nuevo Vedado, estuve en septiembre de 1994. Me acompañaba Alberto Sotillo, periodista español de ABC, interesado en entrevistarlo. Uno de sus hijos nos dijo que había estado de pase y ya había vuelto a Topes de Collantes. Le dejé un papel diciéndole que me hubiera gustado saludarle. No sé si lo leyó Aldana. O el G-2.

Share:

domingo, 1 de diciembre de 2024

El puritanismo pseudocomunista de los mandamases continuistas.

Por Luis Cino.

Jerarcas del régimen cubano.

Los mandamases de la continuidad postfidelista han arruinado al país y sumido a los cubanos en un purgatorio de hambre y apagones.

Si uno lee sobre la dinastía Ming, que rigió en China entre 1368 y 1644, se hace inevitable la comparación entre la ultraconservadora burocracia que con sus métodos llevó a la decadencia y al aislamiento a China y el obtuso funcionariado inmovilista y negado a las reformas del régimen de la continuidad postfidelista. 

Como al funcionariado de los emperadores Ming, con su interesada interpretación de las ideas de Confucio como pretexto y coartada, a los funcionarios retranqueros y la burocracia ministerial engendrada durante décadas por el régimen castrista, con su renuencia a las reformas y la economía de mercado, más que el desarrollo del país le interesa la preservación del orden del pasado para mantener sus privilegios y el poder. De ahí su paranoica ojeriza a todo lo que escape de su control y su testarudo apego -a pesar de los reiterados fracasos- a la planificación centralizada, la empresa estatal socialista y su ojeriza a los negocios privados.  

Refería el historiador británico Paul Kennedy en su libro de 1987 'Auge y caída de las grandes potencias': “La acumulación de capital privado, la práctica de comprar barato y vender caro, la ostentación del nuevo rico… Todo eso ofendía a la elite burocrática… Si bien no deseaban poner freno totalmente a la economía de mercado, los mandarines intervenían con frecuencia contra los comerciantes, confiscando sus propiedades o prohibiendo sus negocios”.

El hipócrita puritanismo moral de los mandarines y su aversión por los comerciantes y los empresarios, a los que limitaban y cuyo progreso condicionaban, es similar al que muestran los mandamases del tardocastrismo, al servicio de los oligarcas de GAESA, con su puritanismo pseudocomunista, al imponer trabas a los negociantes privados y prohibir acumular capital y propiedades, condenando a los cubanos -excepto a los privilegiados de la elite y sus familiares y allegados- a la miseria perpetua.

Los mandamases de la continuidad castrista proclaman la necesidad de incrementar la producción agrícola e industrial, pero la entorpecen al seguir apostando a ultranza por la planificación centralizada y la empresa estatal,  aunque haya quedado sobradamente demostrada su ineficacia. 

Donde mejor se puede apreciar esto es en la agricultura. Las decisiones sobre las tierras, los cultivos, las inversiones y los insumos necesarios, no son tomadas por los que trabajan los campos sino por los burócratas del Ministerio de Agricultura. A ello se deben los bajos rendimientos, y las cosechas que se pierden en los campos por falta de envase, de transporte, de combustible, o por el pésimo desempeño de la empresa estatal de acopio, incapaz de garantizar adecuadas condiciones de almacenamiento. Todo ello, sumado al fracaso del reordenamiento económico, provoca los altísimos precios en los agromercados, que no bajan por mucho que intenten toparlos las autoridades. 

A pesar de que la mayor cantidad de tierra cultivable está en manos de las empresas agrícolas estatales, los campesinos y los arrendatarios producen mucho más. Y producirían aún más si les permitieran tener más iniciativa, y decidir, ellos que sí saben, teniendo en cuenta el funcionamiento del mercado, el estado del tiempo, las condiciones de la tierra y las cosechas. En eso, los productores del campo aventajan ampliamente a los burócratas del Ministerio de Agricultura. Aun así, el Estado no les concede la iniciativa y mantiene su apuesta por las empresas estatales y Acopio, aunque eso implique menos producción y, por tanto, tener que aumentar los gastos en comprar en el exterior alimentos que se pudieran producir en el país.

Los mandamases se niegan a reconocer el fracaso de los métodos socialistas en la economía porque reconocer la superioridad de la iniciativa privada  significaría para ellos la reducción de sus poderes, y a no muy largo plazo, el fin de su régimen. 

Los mandamases de la continuidad postfidelista ni remotamente poseen la erudición de los mandarines confucianos de la dinastía Ming, pero de bobos no tienen un pelo. De ahí que aunque hayan arruinado al país y sumido a los cubanos en un purgatorio de hambre y apagones, se mantengan, como lapas,  aferrados al poder.

Share: