Por Orlando Freire Santana.
El emblemático bar Floridita sin clientes.
En su edición del pasado 20 de noviembre el periódico Granma publicó una información con motivo de celebrarse en esa fecha el Día del Turismo Cubano. En el trabajo periodístico “Cuba tiene un producto turístico competitivo en el Caribe” se da cuenta que se trata “de una celebración en un destino que se transforma para mantenerse como producto competitivo en el Caribe”.
La citada información enfatiza en las diversas modalidades que posee la Isla para atraer a los turistas foráneos, como el turismo de naturaleza, el cultural, el de eventos y el de salud. De igual manera enumera acciones a realizar en la próxima temporada (2025) con vistas a evidenciar “lo mucho que hay para ofrecer más allá de nuestras playas”.
Sin embargo, las autoridades del Ministerio del Turismo no brindan ninguna cifra que refleje cómo marcha la llegada de turistas a Cuba en el presente 2024. De haberlo hecho se pondría en tela de juicio el optimismo mostrado en la información de Granma.
De acuerdo con cifras aportadas por el economista Emilio Morales, del Havana Consulting Group, entre enero y octubre de 2024 el arribo de turistas a Cuba cayó un 48% en comparación con igual período de 2019. Por otra parte, ya es casi un hecho que no se llegará a los 3,5 millones de visitantes que se esperaban para este año. Hasta octubre solo habían llegado algo más de un millón y medio de turistas.
Si en 2019 el sector del Turismo aportó al país 3.185 millones de dólares, en el pasado 2023 únicamente se ingresaron 1.216 millones de dólares. Otro dato que refleja la debacle del turismo en la Isla es que la ocupación hotelera se ubica en el 25%.
Una gama de factores se presentan como causantes de este descalabro de la industria turística cubana. Hay desabastecimiento de productos básicos en los hoteles, especialmente viandas y frutas, mientras que la emigración y el éxodo de trabajadores hacia otros empleos, casi siempre en el sector no estatal de la economía, ha privado al sector turístico de mano de obra experimentada con que prestar un mejor servicio.
Habría que considerar también algunas realidades extrahoteleras, como los constantes apagones en las ciudades, la creciente criminalidad que se aprecia en el país, así como el gran deterioro urbano -con las jabas de basura desbordándose de los tanques recolectores en todas las esquinas- como calamidades que desestimulan a visitantes que desean ver algo más que lo que ofrecen los hoteles.
En cambio, otros destinos turísticos del Caribe exhiben resultados bien distintos a los obtenidos por Cuba. Si tomamos datos suministrados por la página web Forwardkeys observamos los crecimientos de varios de los destinos turísticos de la región durante el primer semestre de 2024. En comparación con igual período de 2023, el turismo en Puerto Rico creció en un 18%, el de República Dominicana en un 12%, el de Cancún (México) en un 7%, el de Bahamas en un 6%, y el Jamaica en un 2%. Específicamente en el caso de República Dominicana, se afirma que el país planea llegar este año a la cifra de 11,5 millones de visitantes, contando principalmente con las atracciones del balneario de Punta Cana.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, resulta poco creíble la citada información aparecida en Granma. Porque si de algo carece el sector turístico cubano -¡y mira que carece de tantas cosas!- es precisamente de competitividad con respecto a los otros destinos turísticos del Caribe.
Nada, que una vez más tenemos que asirnos a esa máxima que dice “el papel aguanta todo lo que le pongan”.
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