jueves, 2 de mayo de 2024

El 88% de los cubanos vive en la pobreza.

Por Iván García.

Cada vez que el dólar sube un peso, Julián, 79 años, tabaquero jubilado, es aún más pobre. Y en los últimos cuatro meses el billete verde estadounidense pasó de cotizarse en 255 pesos a 360 el 20 de abril, destrozando el escaso poder adquisitivo de la moneda local.

Sentado en un parque en la barriada de La Víbora, a veinte minutos en auto del centro de La Habana, Julián cuenta un puñado de pesos que le pagó el dueño de un bodegón privado por limpiar el salón de ventas.

La primavera está en su esplendor. Los framboyanes desprenden flores anaranjadas y amarillas que forman una alfombra en la acera. Las mariposas revolotean entre los árboles y se escucha el canto de los pájaros. Pero Julián no tiene tiempo para contemplar el placentero paisaje.

Se guarda el dinero en el bolsillo trasero de su zurcido pantalón y se dirige al hostal Voya Boutique Hotel, ubicado en la calle Juan Delgado número 255 entre Santa Catalina y Milagros, Santos Suárez, a ver si necesitan botar la basura u otra faena.

El dueño del hostal, promocionado por Expedia, empresa de viajes y tecnología de Estados Unidos, es el hijo del primer ministro Manuel Marrero, que al igual que otros parientes de la burguesía castrista predican justicia social e igualdad, pero viven como auténticos potentados.

En el hotel, una antigua casona de principios del siglo XX renovada al detalle y pintada de color salmón con ribetes blancos, una cerveza cuesta el equivalente a tres dólares y un almuerzo con mariscos y vino a la carta ronda los 130 dólares.

Esa mañana Julián no tuvo suerte. Ya habían botado la basura. Tampoco pudo conseguir latas vacías de refresco o cerveza ni botellas plásticas de agua mineral que puede vender como materia prima. Próximo a cumplir los 80, el ex tabaquero es un todoterreno. Limpia donde haga falta, recoge desechos y hace arreglos de plomería, entre otras labores que le permiten ganar unos pesos extras.

“Me jubilé hace doce años, cuando ‘éramos ricos’ y no lo sabíamos. Podías comprar pan y comer arroz, frijoles y huevos era normal. Hubo un tiempo que me tomaba dos o tres cervecitas los fines de semana y comía en una paladar con mi difunta esposa. Ahora lo que estamos pasando es tremendo. Es difícil describir tanta miseria. Los cubanos están pasando muchísimo trabajo para comer y mantener a su familia. Los viejos son los que peor estamos. No hay medicinas ni guaguas, falta el agua y volvieron los apagones. Nunca pensé que tomar café o comer pan con aceite y ajo fuera un lujo. En cualquier momento nos cobran por respirar. Sin informárselo al pueblo, se ha pasado del socialismo al capitalismo salvaje de Raúl Castro y su mayoral Díaz-Canel”, dice Julián.

En su opinión, en estos últimos cinco años Cuba ha empeorado terriblemente. «Ha aumentado la violencia en las calles y también los abusos a las personas desamparadas y de la tercera edad. Es alarmante la falta de educación, la vulgaridad y el despotismo. La gente adinerada te mira por encima del hombro, a veces con asco. Ha surgido una nueva clase, amamantada por el gobierno, tipos mediocres, incultos, cínicos, egoístas y sin valores humanos. Ya casi nadie sonríe ni te da los buenos días. Los jóvenes y todos los que pueden están emigrando. Y a los viejos y pobres que nos quedamos en la isla, que nos parta un rayo”, concluye el jubilado.

En la sociedad cubana cohabita una miseria de corte africana con el glamour al estilo de Miami. Llamémosle Miguel, teniente coronel retirado, que tras licenciarse del ejército tuvo varias opciones de empleo en el sector civil.

“Me propusieron trabajar como jefe de almacén en un hotel en Cayo Coco, chofer en una firma extranjera o directivo en la refinería Ñico López. La pensión de un oficial de las FAR o el MININT es considerablemente superior a un jubilado civil. Tengo una chequera de 15 mil pesos mensuales y no me alcanza. En la vida militar también existen clases. Un oficial, de teniente coronel para arriba, suele tener auto propio y un apartamento amueblado y con internet. Si es de la Seguridad del Estado tiene más privilegios. El resto de los oficiales de menor graduación, salvo excepciones, pasan bastante trabajo. Aunque en las unidades se consigue comida y puedes pasar las vacaciones en una villa militar.

«Si tienes buenas relaciones te puedes enchufar en una MIPYME, que es lo que está de moda. Ya ser dueño de un negocio es otra cosa. Debes tener un baro largo o ser pariente de un peso pesado. En Cuba tienen mucho dinero aquéllos que GAESA autoriza. El resto son subordinados y testaferros. Si te haces el cabrón, como Alejandro Gil, e intentas ganar dinero por la izquierda o robarles, te pasan la cuenta. Cuba funciona como un clan. Si no sigues las reglas de juego, explotas. Ni siquiera Díaz-Canel y Marrero tienen barra libre. El dinero de verdad lo controlan cinco o seis familias. Y ya sabes a quienes me refiero”, afirma Miguel.

Mientras el 60 por ciento de las viviendas en la Isla están en mal o regular estado técnico, abundan los salideros de agua y en zonas del municipio Arroyo Naranjo hace más de un mes que no recogen la basura, ha surgido una clase, exclusiva y adinerada, que vive al margen de la ley y no rinde cuentas de sus finanzas.

Muchos ciudadanos se preguntan de dónde salió el dinero para que el hijo de Manuel Marrero o la nieta de Raúl Castro puedan establecer exitosos negocios particulares. “Los negocios de quienes tienen apellido Castro o son familiares de un mayimbe son diferentes. No piden permiso para importar lo que necesiten. Nadie les fiscaliza sus ganancias y gozan de prerrogativas que no tiene el resto de los emprendedores privados. Cuando Eusebio Leal vivía y era el dueño de Habaguanex, en una ocasión fui a inspeccionar un almacén en La Habana Vieja y no había controles de la entrada y salida de mercancías. Un hombre de confianza de Leal lo apuntaba en un cuaderno y punto. Podía regalarte un televisor y no pasaba nada. A GAESA y los negocios de los hombres fuertes de Cuba nadie los inspecciona. No hay ninguna transparencia”, asegura un ex inspector de controlaría.

Mientras miles de cubanos suelen estar tres horas esperando un ómnibus del transporte público y los propietarios de vehículos residentes fuera de La Habana solo pueden comprar, cuando hay, 20 litros de gasolina al mes y sufren apagones de hasta 15 horas diarias, por las calles de la capital circulan automóviles Chevrolet o Tesla y camionetas Ford importados de Estados Unidos.

Mientras ancianos como Julián desandan la ciudad para buscarse un puñado de pesos, esposas, hijos y nietos de la nomenclatura pagan 100 dólares para ir a gimnasios climatizados y bien equipados y comen en restaurantes privados como La Guarida, donde una cena supera los 200 dólares. Viven en mansiones confiscadas a la otrora burguesía nacional y pueden pagar 500 o mil dólares por una botella de whisky o champán. Hablan en nombre del socialismo y de la explotación del hombre por hombre, pero tienen empleados domésticos, chefs de cocina, peluqueros de perros y funcionarios expertos en protección personal.

Ese grupo minoritario posee el 70 por ciento de los dólares que entra al país. No les basta. Y están intentando diseñar nuevos esquemas para controlar las divisas, captar más remesas y seguir lucrando con el hambre y las necesidades de los cubanos.

Hace tiempo que Cuba es una piñata. GAESA, a pesar de la feroz crisis económica, ha invertido más de 20 mil millones de dólares en los últimos quince años en el sector turístico, a pesar que la ocupación habitacional no supera el 25 por ciento. Cada año el Estado les otorga más del 30 por ciento del presupuesto nacional a la construcción de hoteles, 16 veces más que a educación, salud pública y agricultura. La élite verde olivo hace lo que le da la gana. Se consideran los dueños de la nación.

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miércoles, 1 de mayo de 2024

Sin pan, pero con circo.

Por José Angel Pérez.

Un circo en la Ciudad Deportiva, en La Habana.

El pan se ha perdido, incluso ese ejemplar pequeñito y tosco que es parte de la “canasta básica” y de la historia más reciente de la nación cubana. Lo mismo sucede con la leche, esa que tan esencial resulta para el desarrollo de los infantes. La leche que provee el calcio, la leche que es básica para el crecimiento y la fortaleza de los huesos de los infantes está perdida. La leche se ha vuelto una de nuestras más grandes utopías.

La leche, esa que aporta un gran número de vitaminas y minerales está desaparecida en todo el archipiélago cubano, y quizá por eso se ha convertido en unas de las más grandes pesadillas de los padres y también una de las mayores añoranzas de padres y niños cubanos de la historia más reciente.

La leche podría ser algo así como el centro de todas nuestras añoranzas, la más grande “utopía” de Tomás Moro si es que reconociera la existencia del país, y más si tuviera hijos en Cuba; y en orden consecutivo podrían aparecer otras muchas añoranzas, entre ellas el pan, los huevos para la leve tortillita que iría a parar a ese espacio entre las dos minúsculas tapitas del pan.

La leche en Cuba es una utopía, tan utopía como la de Tomás Moro, pero también es utopía el plato de moros y cristianos que de seguro no conoció Tomás. Y es que nuestra vida se ha llenado de imaginaciones. Utopía es la ilusión de ser feliz con una mesa bien servida, una mesa rebosante de exquisiteces y ambrosías que no van mucho más allá del huevito frito.

Nuestra utopía es mucho más leve que la de Tomás, es más discreta. Nuestra utopía, nuestros sueños, son irrisorios, casi grotescos. Nuestra utopía es el pan untado con mantequilla, es el pan untado con aceite o el pan untado con pan. Nuestras utopías son delirios, son desequilibrios, inadaptaciones a la realidad, como suele suceder en casi todas las utopías, lo mismo en la de Tomás Moro que en la de los comunistas cubanos.

La utopía no es un circo, la utopía no es esa una carpa de circo que podría ser semejante a un pirulí. La utopía no es un caramelo, la utopía no es esa lona levantada sobre columnas de aluminio que un viento leve podría deshacer y hacer volar por los cielos. La utopía es alucinación, y los niños precisan algo más que alucinaciones. Los niños necesitan concreciones que el Gobierno sustituye con un poco de pan y mucho de circo.

El circo ese que han armado en los terrenos de la Ciudad Deportiva, en El Cerro, es la felicidad de muchos niños, y hasta de los mayores, sobre todo cuando dejaron resueltas las más urgentes necesidades de la casa, pero para otros es recordar, es sufrir, es constatar los malabares que hacemos los cubanos en la casa. Esos malabares que visibilizamos en todas las horas que el día tiene. Un circo y una venta de rositas y confituras alrededor de la carpa no es, de ningún modo, la felicidad.

Nuestra utopía, incluida la de los niños, no es una carpa de circo y una venduta de rositas de maíz y caramelos. Nuestra mayor utopía de hoy es el plato de arroz con una breve cubierta de frijoles. La felicidad no puede conseguirse jamás bajo una carpa de circo, bajo ese mundo de “voluntades y representaciones”.

Nuestras utopías no son, ni de lejos, la venta de chocolates y rositas de maíz bajo la carpa de ese circo. El circo no es la felicidad, el circo ya lo tenemos en la casa y está repleto de malabares y malabaristas, que así decía mi madre. El circo no es la felicidad real. El circo no sustituye a la felicidad real ni a la vida.

Cuba es una gran carpa de circo en la que los domadores resultan ser muy crueles, mientras el resto de los cirqueros da pena. El circo, la carpa, no es la felicidad, y eso lo reconocemos muy bien los cubanos que vivimos bajo una gran carpa de circo. Los artistas de ese circo de averiada carpa bajo la que vivimos desde hace más de 60 años, no comulgamos con esos malabares, porque malabaristas somos en cada uno de los días, porque nuestras vidas son, por voluntad de otros, la vida de un triste circo. 

El circo no será, bajo ninguna circunstancia, un sustituto de la felicidad real. Los cubanos hemos vivido desde hace más de 60 años bajo una carpa repleta de animales dóciles que sucumben a las ansias de depredadores vestidos de verde olivo, que traban de una dentellada a los animales más dóciles. Una carpa de circo en la Ciudad Deportiva de la capital no hará otra cosa que ponernos frente a nuestras limitaciones, frente a nuestras realidades. El circo es una metáfora de nuestras vidas.

Una carpa hace que nos miremos como los suplentes de esos animales que traspasan, para sobrevivir, el arco de fuego, y también el león dócil que se pliega al látigo, a la fuerza del látigo que golpea y hace reclamos de obediencia. El circo es un espacio de dictados funestos, de reclamos de obediencia. El circo es algo de pan para callar a las multitudes.

El circo, al menos en Cuba, al menos en esos terrenos de la Ciudad Deportiva, es una muestra del mundo como “voluntad y representación”. El circo propicia la visibilidad de los animales dóciles, de esos que resultaron ser domados tras una vida en libertad y rebeldía. El circo es una metáfora de Cuba, y a los domadores póngales usted el nombre, y, si le parece bien, sus facciones, la cara toda.

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sábado, 27 de abril de 2024

Muchos cubanos viven del «invento».

Por Iván García.

En el desactualizado mural de una ruinosa panadería estatal se observa una foto en blanco y negro de Fidel Castro detrás de una tribuna con su dedo índice en alto y una frase que dice: Revolución es cambiar todo lo que deba ser cambiado dentro del socialismo. En la parte inferior del mural, varias consignas y una invitación del sindicato de comercio interior a participar en el próximo desfile del 1 de mayo.

En la pared del salón de venta, pintado con brocha gorda, el manoseado lema de Socialismo o Muerte y una foto de Fidel, Raúl y Díaz-Canel, incrustado de forma forzada gracias al photoshop. Son las dos de la mañana y nadie repara en el mural, una formalidad habitual de las empresas estatales para cumplir con el ritual ideológico. Los que elaboran el pan están en lo suyo. Un panadero vigila la calle desierta y dos guardan seis bolsas de pan de corteza dura y una tanqueta de aceite en el maletero de un viejo Lada de la era soviética.

Después de consumado el ‘invento’, un eufemismo usado en Cuba que camufla los robos y malversaciones en todo el entramado institucional y productivo del país, el maestro panadero cuenta un fajo de billetes que luego reparte entre los trabajadores. “Técnicamente, dice, no estamos fachando (robando) a la cara, pues por la mañana la gente va a tener garantizado el pan que dan por la libreta”.

El truco es simple. El Estado decretó que a todos los nacidos en Cuba nos toca un panecillo de corteza suave que debiera pesar 80 gramos. Los panaderos elaboran el pan con menos gramaje y la materia prima que sobra (harina, aceite, levadura, sal y azúcar) suele tener dos destinos: o se vende a precios elevados en el mercado informal o la utilizan en centros de elaboraciones clandestinos donde posteriormente venden bolsas con seis panes entre 250 y 300 pesos cada una.

Negocio redondo. No tienen que invertir en comprar materia prima. Todo es ganancia. En un país camino del cuarto mundo como Cuba, en el cual comer dos veces al día es un lujo, ser panadero es un oficio muy lucrativo.

Digámosle Charles. Dejó la escuela en sexto grado y con 14 años, a pesar de estar prohibido en la regulación laboral, comenzó a trabajar por la izquierda en una panadería estatal. Cinco años después ya es maestro panadero. En una jornada mala see busca 6 mil o 7 mil peso, el salario mensual de un profesional de calibre. En un mes, sumando a sus ingresos el que obtiene en una panadería privada, Charlie devenga el equivalente a 500 dólares, a veces más.

Ese dinero le permite a Charlie mantener dos familias, la suya y la de su esposa, haber podido reparar la casa, comprar electrodomésticos de última generación y una moto eléctrica. Además de ahorrar dinero y en los próximos meses “hacer un tour por los volcanes en Nicaragua”, que es sinónimo de iniciar el periplo migratorio desplazándose por Centroamérica hasta la frontera sur de Estados Unidos.

En el sector estatal hay oficios más rentables que otros. El salario mensual de un panadero es bajo: 2,350 pesos. “No conozco a ningún maestro panadero que recuerde el día de cobro. Algunos se lo beben en una noche o lo donan al sindicato para quitarse los ojos de encima”, confiesa Charles.

El jefe de almacén de un restaurante estatal cuenta que “aunque hubo tiempos mejores, todavía en gastronomía puedes ganar dinero suficiente para vivir bien. Aunque no al nivel de hace quince años, cuando un administrador, si dirigía una pizzería que tenía buenas ventas, en dos años podía comprarse un carro y un apartamento. Pero ahora siempre algo se pega”.

Por la puerta de atrás de los almacenes, hoteles y empresas del Estado, sale la mercancía que alimenta al mercado negro, que sigue siendo el negocio más lucrativo y que mejor funciona en Cuba. También en el sector estatal existe una puerta giratoria que suministra combustible, víveres y otros artículos a los emprendedores privados.

“El sistema se mantiene gracias al ‘invento’. El gobierno lo sabe y a cada rato desata una campaña contra las ilegalidades, pero nunca se lanza a fondo. Si desarticulas completamente esa estructura, la ‘revolución’ dura tres meses”, asegura el jefe de un taller estatal.

¿Y cómo se gana dinero en un taller automotriz?, le pregunto. “De muchas maneras. Por ejemplo, vendiendo motores, piezas y partes de vehículos que son dados de baja y en el mercado informal te pagan un billetaje. Por el motor de un Hyundai en buenas condiciones te dan dos mil dólares. La mayoría de los ‘almendrones’ (autos americanos viejos) que circulan en la isla se han armado con lo que se roba de los talleres del Estado. Son pocos los que compran las piezas en las tiendas por divisas. Con el combustible sucede igual”, responde.

El jefe de una agrupación de la construcción reconoce que el peaje a pagar para “tener barra libre con los recursos del Estado es cumplir a cabalidad un código silencioso, parecido al de la Omerta en la mafia italiana. Debes untar con dinero a tus superiores. Si pretendes quedarte con todo el dinero y no repartes a los de arriba, el primer bounce lo das al Combinado del Este. Debes afiliarte al PCC o la UJC. Cuando eres un cuadro (dirigente) es obligado tener en el bolsillo el carnet rojo. Ser militante comunista implica pertenecer también a las brigadas de respuesta rápida, participar en actos de reafirmación revolucionaria y disuadir cualquier provocación de la contrarrevolución. Es la factura a pagar”.

En Cuba casi nada funciona, excepto la propaganda, la represión, el burocratismo y la corrupción. El actual gobierno intenta vender el relato de una campaña permanente «contra las ilegalidades y otras distorsiones que frenan los cambios”.

En opinión del directivo de una empresa estatal “ese discurso es solo para encubrir la realidad: que el burocratismo y la corrupción, enraizados de manera transversal en todas las estructuras e instituciones del Estado, son los mejores aliados de los gobernantes. El día que les quiten esos ‘recursos’ se acabó el ‘invento’ mayor:, o sea la revolución. El gobierno lo sabe, por eso jamás se tira al fondo de la piscina. Cada cierto tiempo hacen operaciones policiales y encarcelan a tres o cuatro corruptos y así callan a la población. Pero sin afectar a la burocracia y sus directivos, quienes controlan sectores importantes de la economía y tienen muchísimo poder”.

Mientras los directivos ganan cientos de miles de pesos, la mayor parte de los cuatro millones de empleados que trabajan para el Estado, tratan de ganar un dinero extra que les permita llegar a fin de mes. Y lo mismo se roban un paquete de hojas, piezas de una computadora que los herrajes del baño de una oficina. Algunos lo consiguen con el dinero y las cosas que les regalan sus pacientes o clientes, como ocurre con los médicos, abogados y cajeros de bancos, entre otros profesionales.

Los que viven de un salario que no alcanza ni para comprar un cartón de huevos en 3 mil pesos, piden la baja y buscan ser contratados por una MIPYME donde los salarios son de diez a quince veces más altos. Otros, como Marianela, secretaria en una oficina comercial, al no tener ninguna entrada extra de dinero, atiende con insolencia al público, se pinta las uñas en horario laboral o se pone a ver culebrones turcos en su celular. Si el sistema no les da lo suficiente para vivir, entonces hacen huelga de brazos caídos.

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Más allá de la comida: el dilema de comprar electrodomésticos en Cuba.

Por Yadira Serrano Díaz.

Cubano carga un electrodoméstico recién comprado en una tienda en MLC.

La “lucha” en Cuba no solo es por comida y medicinas. Existen otras necesidades, igual de básicas, tales como vestir y calzar o comprar ciertos electrodomésticos que son prácticamente indispensables en el hogar. Pero, ¿qué tanto pueden conseguir los cubanos, sobre todo trabajadores del sector estatal, cuando el salario medio no sobrepasa los 4.560 pesos o 12 dólares al cambio actual?

Según la tasa diaria del medio independiente El Toque, este lunes la cotización del euro, el dólar y el MLC, era de 370, 365 y 290 pesos, respectivamente. Esta plataforma se ha convertido en el referente que hace unos meses utilizan los vendedores dentro de la Isla para fijar el precio de los productos. En tal sentido, una olla arrocera, por ejemplo, que hace un mes costaba 19.500 pesos en el ámbito informal, estando el USD a 300, ahora cuesta 23.725. Ambas cifras impagables para la mayoría.

Roxana Batista, de 35 años, lleva meses intentando comprar una olla multipropósito o “reina”, como también se le conoce en Cuba. Cuenta que a finales del pasado año casi había reunido los 100 USD o 25.000 pesos que costaba en ese momento, cuando el cambio estaba a 250. No obstante, por su “mala suerte” necesitó resolver algunos asuntos personales y utilizó parte de los ahorros. A día de hoy, todavía persigue el mismo objetivo pero el monto que deberá pagar ascendió a 36.500.


“Aún no me doy por vencida porque necesito la olla. Mi necesidad es porque tengo una sola balita de gas y cada vez que se acaba paso unos días para llenarla. Durante ese tiempo no puedo ablandar frijoles o hacer carnes que requieran presión, y tengo dos niños pequeños. Sé que quizás el precio llegue y se pase de 40.000 pesos, tal y como veo las cosas, pero es lo que hay, a seguir ahorrando”, dijo la santiaguera que trabaja en el sector cuentapropista.

En efecto, los economistas apuntan que el mercado de divisas continuará inestable y los precios en alza. Esto se debe a la escasez de moneda extranjera y a la alta demanda de dólares estadounidenses y euros. Además, la inflación ha aumentado por segundo mes consecutivo, según las estadísticas difundidas el pasado sábado por la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI). Este escenario inflacionario asfixia al cubano de a pie.  

La pasada semana, Michel Reyes desembolsó 355.000 pesos (unos 1.000 USD) por un refrigerador de la marca Samsung. Comentó a CubaNet que “con su esfuerzo jamás habría podido comprárselo”, pero su hijo emigró a Estados Unidos en 2022 y le mandó el dinero. Antes, en el mes de febrero,  adquirió un Smart TV de 42 pulgadas por 400 dólares, en ese entonces, 120.000 pesos en moneda nacional.

“Me da pena admitir que mi hijo ha logrado en dos años lo que yo no he podido en más de 30 que llevo trabajándole al Estado. Cuando él se fue mi casa estaba casi vacía y me ha comprado todo lo necesario. En lo que va de año me ha regalado varias cosas que en conjunto sobrepasan el medio millón de pesos”, expresó el cubano, residente en la barriada de Micro 9 de Santiago de Cuba.





En la actualidad, el precio de todos los electrodomésticos sube a la par del dólar en el mercado informal. Siendo así, una pequeña hornilla eléctrica con un costo de 20 dólares o 7.300 pesos, casi dobla el salario promedio mensual. Otros equipos, como una lavadora automática de 630 USD (229.950) pesos o una nevera de 540 USD (197.100 pesos), supondrían varias décadas de ahorro exclusivo.

“Yo siempre trato de comprar mis artículos en la tienda en MLC. Es difícil, pero tengo algunas amistades que me avisan a cambio de alguna retribución económica. Es cierto que la diferencia de precios no es mucha, incluso hay equipos de importación que se encuentran más baratos en la calle que en la tienda, pero, por lo menos, te dan garantía y uno sale con la propiedad del producto”, contó Damaris, del reparto Vista Hermosa.

No obstante, el desabastecimiento en las tiendas en moneda libremente convertible es cada vez mayor. Por lo tanto, suele pasar que las personas no encuentren lo que buscan o que las propuestas disponibles no cuenten con los requerimientos deseados. Además, es costumbre que los revendedores, en contubernio con los tenderos, agoten muy rápido los artículos, para luego ofrecerlos a sobreprecio.



Para Esteban Ramos, “comprar equipos en tiendas en MLC no es una opción”, porque, a su juicio, las marcas existentes casi nunca son las mejores. Por otra parte, opina, “lo poco que se ahorra no cubre las colas, los malos ratos y malos tratos”. Cada vez que ha comprado un producto en el mercado informal, se lo llevan hasta su casa por un costo adicional e incluso gratis, cuenta.

“Yo siempre trato de buscar las marcas reconocidas, para asegurar durabilidad. No quiero saber de todas las marcas raras que venden en la tienda. Aparte de eso, lo que uno sufre y el tiempo de tienda en tienda, en la cola, en la espera… ¡qué va! Prefiero gastar un poquito más, aunque entiendo que todos no podemos hacer lo mismo”, terminó el santiaguero.





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viernes, 26 de abril de 2024

El día en que Fidel "dimitió" para salvar su revolución.

Por Luis H. Goldáraz.

Se lo recordaba el profesor Miguel Anxo Bastos a Juan Ramón Rallo en un directo de Youtube: "No es un tipo de comportamiento nuevo". El amago de dimisión del presidente Sánchez, la petición de tiempo para recapacitar, "es una práctica común en los partidos socialistas". Ejemplos históricos los hay a montones, aunque Bastos reconoce que la peculiaridad de este último caso, al menos en España, tiene que ver con que se está llevando a cabo desde el poder y no como una forma de afianzarse para llegar a él.

Si fuesen ciertas las sospechas de la Oposición y todo respondiese a una nueva estrategia del político que más ha presumido de resistencia en los últimos años, la explicación más lógica podría encontrarse en la debilidad mayúscula de su bloque de Gobierno, conformado por una suma de partidos de orientaciones dispares que amenaza a cada poco con colapsar. "Es un mensaje a sus socios", sostiene el profesor. "Una forma de decirles: cuidado, que si yo me voy, vosotros acabáis en el paro". Y lo cierto es que, al menos de momento, el cierre de filas ha sido total. Tanto la extrema izquierda de Sumar y Podemos como los partidos nacionalistas se han unido en una petición unánime para que aguante un poco más. El "frente progresista" se ha vuelto a aglutinar.

El precedente de Fidel.

Quizá sea poco recordado, pero hubo un tiempo en el que Fidel Castro no fue el líder único e indiscutible de Cuba. Fue un tiempo breve, que se prolongó durante los primeros meses de 1959, año uno del triunfo de la revolución. Y concluyó de una forma bastante curiosa: con el amago de renuncia como primer ministro del que, a partir de entonces, se erigiría como figura incuestionable al frente de la isla.

Para ello tuvieron que sucederse varias cosas. El primer Gobierno formado a comienzos de enero de aquel año, tras la entrada triunfal de los revolucionarios en Santiago de Cuba, fue denominado "Gobierno de consenso" y ayudó, en aquel impasse inicial, a calmar los ánimos y a afianzar el nuevo régimen. El presidente de la República elegido fue Manuel Urrutia, un juez moderado, de talante democrático, que había alcanzado fama pocos años antes por defender la legitimidad de la Constitución de 1940 frente a los atropellos de Fulgencio Batista.

Fidel Castro, héroe de la guerrilla, no accedería al cargo de primer ministro hasta mediados de febrero, con la renuncia de su predecesor, el abogado José Miró Cardona. Y a partir de ese momento se desataría una lucha intestina por el poder que concluiría pocos meses después. El detonante final ocurrió el día 17 de julio, aunque había estado gestándose desde bastante tiempo atrás. Aquella mañana, el diario Revolución abrió con un titular sorprendente: "RENUNCIA FIDEL". Y añadió: "Explicará hoy al pueblo los motivos de su decisión".

Los motivos no eran otros que la insostenible pugna entre sus políticas, cada vez más extremistas, y la postura más moderada de Urrutia. Pocos días antes, el presidente de la República había concedido una entrevista. En ella se le preguntó por las denuncias contra la deriva del régimen que Pedro Luis Díaz Lanz, hasta hacía poco Jefe de la Fuerza Aérea Revolucionaria de Cuba y ahora acusado de traidor contrarrevolucionario, había proferido ante el Senado de los Estados Unidos. Las respuestas abiertamente anticomunistas de Urrutia fueron difundidas entonces como una forma de connivencia con el desertor, y sirvieron de excusa para el anuncio de Fidel Castro de renunciar a su cargo.

En el fondo, se trataba de un plebiscito. "O Urrutia o yo", era el chantaje. Y así quedó patente durante el discurso que ofreció en la noche de ese mismo día 17. En su alocución, Castro dejó claro que el desempeño de su cargo se había vuelto imposible, teniendo en cuenta las circunstancias, y señaló las dificultades cada vez más insalvables de tener que lidiar con un presidente traidor dedicado a ponerle palos en la rueda a la revolución.

Los cubanos se enfrentaban a una encrucijada, por tanto, que enfrentaba a dos instituciones del Estado. Debían escoger si se ponían de parte de su jefe de Gobierno, el primer ministro que había llegado al cargo después de batallar contra Batista; o si preferían a su jefe de Estado, un presidente anodino y sin carisma, acusado encima de inmovilismo con respecto al régimen corrupto anterior. No es necesario explayarse mucho más. Las presiones ciudadanas que se desataron obligaron a Urrutia a dimitir. Su sucesor fue Osvaldo Dorticós, figura cercana a Castro que lo primero que hizo fue rechazar su renuncia. El resto, como suele decirse, es historia.

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miércoles, 24 de abril de 2024

Alejo Carpentier y su relación con el castrismo.

Por Luis Cino.

El 24 de abril de 1980, a los 76 años, moría en París Alejo Carpentier, uno de los más destacados escritores cubanos y de Hispanoamérica del siglo XX. 

Poco antes de morir, Carpentier, uno de los tres cubanos que han recibido el Premio Cervantes (los otros son Guillermo Cabrera Infante y Dulce María Loynaz) donó el dinero del premio al régimen de Fidel Castro.

Al fallecer, Carpentier ocupaba desde hacía trece años el cargo de agregado cultural de la Embajada cubana en Francia.  

Su designación en 1967 para ese puesto debe haber sido sumamente grata para el escritor, que al dejar de ser el director de la Imprenta Nacional de Cuba, tomó un segundo aire como creador al disponer de más tiempo para escribir. Y lo aprovechó. Mientras que apenas escribió en el tiempo que estuvo en Cuba, fungiendo como burócrata de la cultura entre 1959 y 1967, Carpentier, en sus últimos años en París, escribió El recurso del método y Concierto barroco (1974), La consagración de la primavera (1978) y El arpa y la sombra (1979).    

Carpentier, nacido en Suiza en 1904, hijo de un francés y de una rusa y habiendo residido durante doce años en Francia, siempre se sintió más a gusto en Europa que en Cuba, donde nunca se consideró lo suficientemente bien acogido ni comprendido.

La incondicionalidad de Carpentier con el castrismo se contradice con el pesimismo que, en su más importante novela, El Siglo de las Luces, muestra respecto al devenir de las revoluciones y de los revolucionarios, al reflejar las contradicciones y la paulatina degradación de uno de los protagonistas, Víctor Hughes.

El idealista Hughes termina convertido en un sanguinario, oportunista y cínico tirano que para justificar el restablecimiento de la esclavitud explicaba: “Hemos terminado la novela de la revolución, nos toca ahora empezar su historia y considerar tan solo lo que resulta real y posible en la aplicación de sus principios”.

Carpentier puso en boca de Esteban, uno de los personajes de la novela, la advertencia: “¡Cuidado! Son ustedes, los ilusos, los devoradores de escritos humanitarios, los calvinistas de la idea, quienes levantan las guillotinas”.

Si no fuera porque Carpentier, que residía en Venezuela, terminó de escribir El Siglo de las Luces en 1958, varios meses antes del ascenso al poder de Fidel Castro, se pudiera pensar que alude a él cuando Sofía se asombra porque su amante Víctor Hughes fuese: “Capaz de hacer el bien o el mal con la misma frialdad de ánimo, de ser Ormuz como podía ser Arimán; reinar sobre las tinieblas como reinar sobre la luz.  Según se orientaran los tiempos podía volverse, de pronto, la contrapartida de sí mismo”.

Alejo Carpentier no era profeta, no tenía modo de saber cómo sería Fidel Castro, que todavía estaba alzado en la Sierra Maestra, pero le bastaba con saber cómo fueron Robespierre, Lenin, Stalin y Mao. Aun así, siendo capaz de intuir lo que vendría, Carpentier no vaciló en poner su pluma al servicio del régimen castrista.

Al regresar a Cuba en 1959, unos meses después del triunfo de la insurrección, Carpentier hizo algunos cambios a la novela para ponerla más a tono con la revolución cubana, congraciarse con el régimen y despejar cualquier duda que pudiera surgir acerca de su adhesión. Incluso llegó a proponer que se hiciera “una lectura desde un punto de vista marxista” de El Siglo de las Luces.

Cuando en 1962 se publicó el libro en Cuba, varios meses después que en México, muchos pensaban que Alejo Carpentier tendría problemas. Uno de ellos fue Heberto Padilla, que según cuentan, al coincidir en un entierro con Carpentier, le dijo: “Deja que Fidel lea tu novela, que vas a salir por el techo”.

Pero no sucedió así. La novela se publicó íntegramente y no hubo escándalo. Tal vez influyera el prestigio con que contaba el autor de El reino de este mundo y Los pasos perdidos. Lo cierto es que ni Fidel Castro ni sus comisarios culturales atinaron a desentrañar la moraleja de la novela en la espesa prosa barroca de Carpentier, y en vez de considerarla ideológicamente nociva o contrarrevolucionaria, la elogiaron.  

Para 1964, Carpentier decía estar trabajando en lo que calificó como “una trilogía épica de la Revolución Cubana”. Pero, tan atareado como estaba en lograr un balance entre los clásicos de la literatura universal y los títulos del realismo socialista soviético que se publicaban en la Imprenta Nacional que dirigía, solo hizo tres capítulos de la trilogía que resultaron bastante decepcionantes y asustaron a algunos mandamases, como Carlos Rafael Rodríguez. Tal vez a eso se debió que decidieran enviar a Carpentier a París.

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Silvio Rodríguez, la decadencia de un trovador "comprometido" (Segunda parte).

Por Alberto Roteta Dorado.

Los cantautores: Pablo Milanés, Vicente Feliú, Silvio Rodríguez y el tirano Fidel Castro.

Retomemos la respuesta de Silvio Rodríguez en la que se refiere a los supuestos “logros” de la política de la enseñanza artística de Cuba:

"Promociones nuevas de egresados de las escuelas de arte forman orquestas, grupos de cámara, tocando y asombrando a cuantos pasan por aquí, ganando becas que otorgan instituciones y gentes solidarias. Piedras preciosas que relucen en nuestra pobreza, gracias a la política de enseñanza artística que inauguró la Revolución hace 60 años”.

¿A qué política de enseñanza artística promocionada por la revolución cubana hace mención Silvio Rodríguez? ¿Acaso desconoce de la existencia de múltiples academias de música, conservatorios y profesores de música, danza, actuación, pintura y escultura antes de 1959? No lo creo. Rodríguez podrá ser dogmático y simpatizante del castrismo – suponiendo que sea cierto y no por conveniencia–; pero no es un ignorante. Recordemos que en La Habana, en la década del veinte del pasado siglo, había dos orquestas sinfónicas, la Orquesta Sinfónica y la Orquesta Filarmónica, cuyos integrantes tenían la formación necesaria para asumir las más exigentes partituras de un repertorio que abarcaba desde los grandes clásicos hasta las obras contemporáneas. ¿Dónde se formaron? 

La historia del ballet cubano con la emblemática bailarina Alicia Alonso no comienza con la revolución castrista del 59; sino mucho antes. La Alonso ya era una celebridad antes de que Castro tomara el poder. Téngase presente la labor de la Sociedad Pro-Arte Musical, institución que después de 1959 fue catalogada de manera despectiva por los sensores de la cultura cubana como una sociedad para la élite burguesa. 

Figuras trascendentes del arte en Cuba alcanzaron su esplendor antes de esa política cultural de la revolución, a la que hace mención Silvio Rodríguez. Rosita Fornés, Esther Borja, Rita Montaner, Margarita Díaz, Martha Pérez, dentro del canto lírico, Ernesto Lecuona, Rodrigo Prats, Gonzalo Roig, Jorge Ankerman, Amadeo Roldán, Alejandro García Caturla, Eduardo Sánchez de Fuentes, Eliseo Grenet, entre otros, dentro de la composición y dirección musical, por solo citar algunos ejemplos concretos que demuestran la grandeza del arte cubano antes de 1959.

Luego la entrevista alcanza su clímax cuando el periodista le precisa: ¿Qué piensa de la ola de derecha reaccionaria que triunfa actualmente en América? Es una corriente mundial, pero tenemos los fenómenos de masas de Bukele, Milei, puede que Trump en unos meses…

¿”En América? ¿Y qué me dice de Europa"? Responde Silvio utilizando como recurso la mayéutica socrática. De nuevo el trovador se escuda en la idea de la pandemia (Covid-19, declaración de estado de emergencia en enero de 2020, declaración de pandemia en marzo del propio año, fin de la pandemia en mayo de 2023) y de las dos guerras (Rusia-Ucrania e Israel-Palestina), lo que, según su opinión, provocó un retroceso económico en todas partes, y que ahora, se agrava por las dos guerras. No obstante, carga contra la derecha – ya el periodista le había dado el "pie forzado" al referirse a la derecha como una ola reaccionaria– al responsabilizarla de culpar a los gobiernos “progresistas” ante la debacle económica. "Por eso levanta cabeza un neofascismo", afirma Rodríguez para estar a tono con el disparate periodístico de la ola de derecha reaccionaria en América Latina. 

La situación sociopolítica en América Latina se comporta de una manera oscilante, como si siguiera ciertas leyes divinas relacionadas con los grandes ciclos de alternancia que tienen lugar en el universo. En una misma nación sale victorioso un candidato de derecha y para el siguiente mandato se posesiona uno de izquierda. La persistencia de regímenes totalitarios de extrema izquierda como los que se mantienen en Cuba, Nicaragua y Venezuela, o como los que existieron en Argentina, Ecuador, Brasil, Bolivia y Chile han dañado sobremanera la imagen de la región. 

No es que la pandemia y las guerras desaten la pobreza y la extrema pobreza en estas naciones. La pobreza ha estado presente per se y los latinoamericanos inmersos en su ignorancia, fanatismo e incultura política eligen mal. El reciente caso del retroceso de Brasil al socialismo con la toma del poder por Lula da Silva, un expresidiario y acérrimo defensor de las ideas socialistas, es un ejemplo en este sentido, sin olvidar la mala elección de los colombianos para entregar el país a un ser como Gustavo Petro con un amplio historial criminal en sus espaldas.   

Este eterno fracaso latinoamericano no es nada nuevo. Desde los lejanos tiempos de Simón Bolívar ya se hace referencia, con un pesimismo sinigual, a esta imposibilidad de progreso en la región. En carta a Juan José Flores, el famoso político venezolano que llegó a ser primer presidente de la República del Ecuador, Simón Bolívar expresó: 

"Usted sabe que yo he mandado veinte años y de ellos no he sacado más que pocos resultados ciertos: 1º) La América es ingobernable para nosotros. 2º) El que sirve una revolución ara en el mar. 3º) La única cosa que se puede hacer en América es emigrar. 4º) Este país caerá infaliblemente en manos de la multitud desenfrenada, para después pasar a tiranuelos casi imperceptibles, de todos colores y razas. 5º) devorados por todos los crímenes y extinguidos por la ferocidad, los europeos no se dignarán conquistarnos. 6º) Si fuera posible que una parte del mundo volviera al caos primitivo, éste sería el último periodo de la América… (Latina)”.

Ya muchas de las naciones eran extremadamente pobres antes de la pandemia y de las guerras. No se trata de culpar los grandes sucesos de relieve mundial, sino de ahondar en la verdadera causa de los males del continente. En este sentido merecen ser citadas las palabras del Nobel de literatura Mario Vargas Llosa, para quien “los problemas de América Latina tienen solución”, aunque sea difícil ante las malas elecciones de los latinoamericanos:

"Creo que todos ellos tienen una solución siempre y cuando la mayoría de los latinoamericanos acepte una realidad, una realidad que en el campo político significa que hay un sólo modelo de desarrollo, que no hay varios modelos como ocurría cuando yo era niño, hay uno sólo que es el que tiene éxito, que es el de los países que han prosperado y todos los otros han fallado tanto que han sido enterrados, salvo quizás en América Latina” (...) “todavía hablamos de una revolución socialista, todavía hay la idea de que una revolución puede resolver problemas en América Latina, como si los ejemplos en Cuba, en Venezuela, en Nicaragua no fueran lo suficientemente claros”.

Sin embargo, para Rodríguez, fiel al castrismo con sus continuidades y creatividades, la idea es bien diferente. Prefiere, como los mandatarios de la isla, ver en el fantasma del enemigo imperial la causa de todos los males del mundo, y de manera particular, los de la región, y como es lógico, los de una nación destruida, no por pandemias ni guerras, sino por la ineficacia de un modelo económico que jamás ha funcionado en ninguna parte del mundo, lo que lamentablemente, no es percibido por muchas naciones, incluidas algunas de Europa, que se empeñan en revivir el socialismo, independientemente de que resulte demostrable su condición de sistema fallido para el desarrollo de cualquier país. 

El autor de Canción del elegido sigue divagando sin reconocer la causa real del desastre de la economía cubana. Para esto retoma la idea de la dominación imperial: "Pero es obvio que hay una guerra mundial por la dominación económica. Los viejos imperios sienten su decadencia y se están batiendo con todo lo que tienen: la industria armamentística y la propaganda a todo trapo. Cero espacio para China y para Rusia; el mercado y la mente del mundo seguirán siendo nuestros o no serán de nadie. Es decir, la primitiva lucha por la supremacía: la ley del más fuerte”.

Y cuando crees que ya has visto, leído o escuchado todo, afirma que admira a Pablo Iglesias por su "lucidez radical". Para aquellos que no están familiarizados con la política española, es conveniente precisar que Pablo Iglesias, fue, por desgracia, vicepresidente durante la mayor parte del mandato anterior de Pedro Sánchez, quien se mantiene aún en el poder. Pablo Iglesias procede de un movimiento político llamado Unidas Podemos, conocido de manera más simplificada como Podemos, partido de extrema izquierda con el que tuvo que pactar Pedro Sánchez, del Partido Socialista Obrero Español, PSOE, para formar gobierno durante el mandato anterior. 

Actualmente la formación morada, como también se le conoce ha quedado reducido a la nada: "se fue prácticamente al carajo" según afirmó el periodista – los españoles como siempre tan "refinados" en su expresión–. Los planes ambiciosos de la Ministra de Trabajo, la comunista Yolanda Díaz, contribuyeron, con la presencia de SUMAR, donde se reúne lo más "ejemplar" de la escoria de la izquierda española, al debilitamiento y desmembramiento de Podemos.

Así las cosas, entre comunistas criminales se entienden y se desentienden. Tal vez por esto, y por otras cosas, Silvio Rodríguez es capaz de admirar esa "lucidez radical" de Pablo Iglesias, cuya lucidez lo ha llevado a administrar un bar en Madrid después de dar unas cuantas vueltas, una vez que renunciara a la vicepresidencia del Gobierno. 

Silvio Rodríguez es la personificación de una decadencia que experimenta la otrora próspera nación cubana, decadencia que se manifiesta no solo por su terrible situación económica – de las peores del continente americano y del mundo–; sino en lo ético, lo moral y lo social. 

Debe ser triste tener que presentarse guitarra en mano ante los pobladores pobres e ignorantes de los barrios marginales de algunos suburbios habaneros, o cantar para prisioneros de las cárceles cubanas después de haber tenido una exitosa etapa en la que llenaba los grandes escenarios de países como Chile, Argentina, México o Brasil. Esta es la realidad de este personaje por el que aún algún periodista de España aún se interesa. 

Atrás quedaron los coros de las multitudes que entonaron "ojalá que las hojas no te toquen el cuerpo cuando caigan, para que no las puedas convertir en cristal, Ojalá que la lluvia deje de ser milagro que baja por tu cuerpo". También quedaron atrás esos "ideales" de una época en la que algunos sintieron admiración por supuestos líderes del mal llamado progresismo y que el viejo trovador, ahora en el olvido, pretende despertar para una generación que sabe con certeza que no quiere nada que se parezca al comunismo. 

Su última presentación en España, en WiZink Center, en octubre de 2021, "con el pabellón lleno y las entradas agotadas", fue organizada por movimientos de izquierda de este país. Lo de las entradas agotadas no debe sorprendernos si tenemos en cuenta que en España la izquierda se propaga, cual maléfica plaga, independientemente que dichas organizaciones se encargaran de asumir el pago de centenares de entradas al famoso Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid, en el barrio de Goya (distrito Salamanca) de la ciudad española de Madrid. 

De ahí que la prensa por aquellos días afirmara que "los asistentes participaron desde el inicio con gritos de Viva Cuba o Abajo el bloqueo, algo muy sui generis entre los aberrados simpatizantes del comunismo. En la calle se reunieron otros cientos de personas con pancartas que decían "Cuba pide democracia y libertad" y con consignas de: "Madrid, en Cuba el arte se censura", “Viva Cuba Libre” o "Patria y Vida". 

las cosas, y como ya dijo el propio autor de Unicornio: "yo no podría vivir de otra forma". De modo que seguirá aferrado a esos "ideales" que ya muchos perdieron, cantando entre prisioneros y marginados. Se lo merece.

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lunes, 22 de abril de 2024

Silvio Rodríguez, la decadencia de un trovador "comprometido" (Primera parte).

Por Alberto Roteta Dorado.

Silvio Rodríguez, Noel Nicola y Pablo Milanés, 18 de febrero de 1968.

Recientemente se le ocurrió a un periodista madrileño entrevistar al compositor cubano Silvio Rodríguez, un personaje que en su momento  – que ya pasó y no creo que lo recuperará jamás–  gozó de una inmensa popularidad en varios países de América Latina. Autor de canciones inolvidables como Ojalá, La era está pariendo un corazón, Por quien merece amor, Unicornio y Canción del elegido, entre otras tantas, las que, independientemente que nos simpatice o no dicho personaje, son de una calidad extraordinaria, ya sea desde el punto de vista musical o por la belleza y profundidad de sus letras: un verdadero poeta, algo muy poco común dentro de la llamada música popular. 

La entrevista se publicó en Diario de Avisos, un medio de prensa de la isla de Tenerife, Islas Canarias. Se precisa en la introducción que en realidad lo que tuvo lugar fue un encuentro desde la distancia, toda vez que desde Madrid se le hicieron una serie de preguntas que Silvio Rodríguez respondió desde La Habana por correo electrónico. Durante el "encuentro" se abordó el tema de la política de Cuba y las concepciones que en este sentido tiene el autor de Unicornio, más que la propia obra del legendario compositor.

Cuando se le preguntó acerca de los difíciles momentos por los que pasan los cubanos desde el punto de vista económico, amén de la secuencia de manifestaciones pacíficas asumidas por la población cubana en los últimos tiempos, Rodríguez respondió con el habitual discurso pleno del dogmatismo acérrimo de los comunistas de su generación, la de los años setenta y ochenta del pasado siglo.

Para Silvio Rodríguez la situación económica de la isla, la peor de la historia desde 1959 hasta el presente, es producto de "la recesión de la pandemia, agravada por dos guerras"; y enfatizó en la idea de lo que definió como "sanciones imperiales muy injustas". Sería conveniente que una figura como el entrevistado modificara su aberrante oratoria carente de sentido. Recordemos que el mal llamado bloqueo tuvo su origen a partir de las expropiaciones masivas que el régimen castrista ejecutó contra aquellos dueños de pequeñas y medianas empresas a partir de 1960, o sea, desde los mismos comienzos del nuevo régimen impulsado por Fidel Castro que asumió la nacionalización como estandarte de su política totalitaria. 

Cuando se tiene una visión parcializada de la realidad de un contexto histórico se ofrece opiniones que distorsionan el verdadero motivo de las sanciones aplicadas por parte del gobierno estadounidense. No se trata de una "inducción del descontento a través de la asfixia económica”, como se atreve afirmar el trovador cubano. El pueblo cubano está descontento de manera cuasi generalizada ante la hambruna, la carencia de medicinas, de insumos, de ropa, de calzado, entre otras tantas cosas; pero también están muy descontentos por la prolongación de una agonía que parece prolongarse por la eternidad. Existe un despertar de conciencias, no como un hecho aislado, como pretende presentar la dictadura cubana en sus medios oficialistas, siempre serviles al régimen; sino como un despertar de carácter nacional. 

Es cierto que las más recientes protestas no fueron masivas como las del 2021, fenómeno que tiene su comportamiento sui generis producto de las acciones represivas de la policía y de los miles de agentes encubiertos del gobierno encargados de golpear e impedir las marchas, las que en realidad pudieran ser multitudinarias en otro contexto sociopolítico. 

Luego de algunas preguntas relacionadas con la estancia del entonces joven Silvio, etapa junto a pescadores y marineros de donde surgieron temas como Playa Girón, Sueño con serpientes, En el claro de la luna, entre otras, incluidas en su primer trabajo discográfico en solitario, el periodista español le da el motivo para que intervenga en relación con el fenómeno migratorio cubano, siendo preciso con la siguiente sentencia: "Parece que a los jóvenes no les concierne tanto la Revolución". 

A lo que responde Rodríguez: “Yo comprendo a los jóvenes que se van. La vida es una sola y la situación en Cuba es bastante difícil". No obstante, retomó la arcaica retórica de los "logros" de la revolución cubana a través de dos de sus variantes más polémicas en la actualidad: la educación y la salud, aspectos de los que el régimen se mostraba orgulloso en otros tiempos; aunque en el presente se le vino todo abajo, toda vez que nadie cree en los supuestos "logros" de una nación destruida. 

Según Silvio, las escuelas y los hospitales funcionan aunque con menos personal y recursos. En esto miente sobremanera. Dicho de otro modo, oculta una parte de la verdad al ofrecer una respuesta sesgada y parcializada de la real situación de devastación generalizada que sufre el país. Se sabe que la calidad de la educación es pésima, algo que no se limita a la instrucción primaria y secundaria, sino a la enseñanza media y superior. Los profesores y maestros han asumido el éxodo casi generalizado, entre tanto, otros se han ido de este tipo de profesión en busca de poder sobrevivir en medio de las carencias materiales. 

Por otra parte, la salud cubana, esa de la que el régimen se sintió orgulloso, y al propio tiempo, utilizó el slogan castrista de la potencia médica mundial para obtener ganancias a través de la explotación de los médicos y otros profesionales de la salud en distintos países del mundo, está en un estado de deterioro total debido a la carencia de personal, medicinas e insumos, independientemente del terrible estado en que se encuentran todas sus infraestructuras, exceptuando las que pertenecen a los militares de la alta jerarquía. 

(En la foto: integrantes de una  brigada cultural en Angola dos de los cuales son ya fallecidos: un mago de cuyo nombre no me acuerdo, el pésimo cantautor  Vicente Feliú,  hermano mayor del buen cantautor, tempranamente fallecido, Santiago Feliú; y Silvio Rodríguez. ¿ Qué hubiera dicho la tiranía Castrista si los alzados de la UNITA hubieran matado  a estos miembros de la ¨brigada cultural¨. Fotos y comentarios añadidos al artículo  por el bloguista de Baracutey Cubano.

El fenómeno migratorio no solo afecta áreas como la salud y la educación. También la cultura ha experimentado un retroceso determinado, en gran medida, por el éxodo de muchos artistas de la plástica, de la literatura, del teatro, la radio y la televisión, el cine, etc., independientemente del freno a la libertad de expresión, lo que se reafirma en cada consejo de la directiva de instituciones como la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, UNEAC, la Asociación Hermanos Saíz, AHS, entre otras, todas al servicio de la dictadura. 

Recordemos la terrorífica frase del dictador Fidel Castro: "Dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución, nada", esa que le provocó el espanto al poeta y narrador cubano Virgilio Piñera, y que el maníaco y delirante comandante pronunciara en los inicios de la llamada revolución cubana. Sin embargo el viejo trovador es capaz de atenuar la realidad con su obsoleta palabra:

"Promociones nuevas de egresados de las escuelas de arte forman orquestas, grupos de cámara, tocando y asombrando a cuantos pasan por aquí, ganando becas que otorgan instituciones y gentes solidarias. Piedras preciosas que relucen en nuestra pobreza, gracias a la política de enseñanza artística que inauguró la Revolución hace 60 años”.

También se sabe que muchos de los que salen por asuntos de trabajo artístico no regresan jamás a Cuba. Basta hacer mención, en este sentido, a la cantidad de cantantes del Coro EntreVoces y otros tantos bailarines de la compañía de Ballet de Camagüey que no regresaron al país durante recientes presentaciones por España. 

Continuará.

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domingo, 21 de abril de 2024

El trabajo voluntario: otro rasgo guevariano del castrismo.

Por Orlando Freire Santana.

Miguel Díaz-Canel en un trabajo voluntario el pasado 15 de abril.

Como parte de su concepción idealista de quemar etapas en la construcción de la sociedad comunista, y de formar cuanto antes al “hombre nuevo” que, según la teoría, construiría semejante sistema social, el Che Guevara le brindaba una gran importancia al trabajo voluntario. Por tal motivo, durante los años 60 de la pasada centuria, y en especial en la etapa que el guerrillero argentino-cubano permaneció en la Isla, el trabajo voluntario, que el Che consideraba vital para fortalecer la conciencia del hombre, fue algo muy frecuente en todas las empresas y entidades del país. 

Con la celebración del Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba en 1975, y la institucionalización de la Isla al estilo soviético, quedaban en un segundo plano las concepciones idealistas del Che Guevara, y la propaganda oficial comenzó a insistir en la observancia de las leyes objetivas del socialismo, entre ellas la ley del valor y las relaciones monetario-mercantiles entre las empresas. 

En ese contexto, el trabajo voluntario quedó prácticamente olvidado. Los trabajadores aspiraban a que se les pagara por todo el trabajo que realizaran. Así surgieron las primas y los premios. 

Pero el trabajo voluntario no sería ajeno a los bandazos que experimentaba la sociedad cubana. Hacia 1986, mediante la denominada “Política de Rectificación de Errores y Tendencias Negativas”, se retomaron muchas de las prédicas guevarianas, entre ellas la de restablecer la práctica del trabajo voluntario.   

Sin embargo, no serían unas jornadas voluntarias tan masivas y frecuentes como las escenificadas en los años iniciales del castrismo. Entonces, tras su resurrección y casi hasta nuestros días, el trabajo voluntario se convocaría  a discreción, donde realmente hiciera falta y con una participación limitada de trabajadores. De aquí se derivan dos razonamientos. En primer término, un reconocimiento de lo improductivo y despilfarrador de recursos que resulta un trabajo voluntario masivo, donde las personas choquen unas con otras, sin realizar realmente una labor útil. Por otra parte, se abandonaba el carácter formador del trabajo voluntario ―su incidencia sobre la conciencia del hombre―, y se acudía solo a su vertiente utilitaria.  

Por todo lo anterior ha resultado sorpresiva la concurrida jornada de trabajo voluntario del pasado día 14 de abril. De una parte Miguel Díaz-Canel y Roberto Morales Ojeda, junto a más de un centenar de trabajadores y cuadros del Comité Central del Partido, laborando en áreas agrícolas del artemiseño municipio de Bauta. Por otro lado, Ulises Guilarte de Nacimiento, el mandamás de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), y Liván Izquierdo Alonso, recién nombrado jefe del Partido Comunista en La Habana, participando en un trabajo voluntario en un organopónico de la localidad de Fontanar, perteneciente a la Empresa Agropecuaria Metropolitana de La Habana.  

Mas, no se trató de un trabajo voluntario signado solo por la cantidad de participantes, sino también por las concepciones expresadas por las personas que tomaron parte en esa faena. 

Uno de los funcionarios partidistas que laboraron junto a Díaz-Canel, al referirse al trabajo que realizaban, apuntó: “Tenemos que hacerlo, porque aparte de sus efectos directos, por lo que podemos aportar, enseña, te forma, te ayuda a comprender que quienes trabajan en la agricultura se sacrifican bastante, además, tiene un componente importante de socialización con tus compañeros del centro laboral”.

Es decir, que se retoma la hipotética incidencia del trabajo voluntario sobre la conciencia del hombre, con lo que los actuales dirigentes castristas dan otro paso en el reforzamiento del legado guevariano sobre la sociedad cubana. El paso inicial en este sentido había comenzado antes, con la batalla contra los que consideran “precios abusivos y especulativos”, que son en verdad los precios que indica el mercado como parte de la relación oferta-demanda. Un mercado, como sabemos, tan denostado por el malogrado guerrillero argentino-cubano. 

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Medidas y más medidas: el cuento de la buena pipa.

Por Miriam Leiva.

Los incumplimientos de los planes en todos los sectores de la economía se reiteran en las escuetas informaciones oficiales sobre lo tratado en las reuniones para chequear la implementación de las desconocidas proyecciones del Gobierno para corregir distorsiones y reimpulsar la economía en 2024.

Los máximos ejecutivos nacionales imponen directrices inflexibles, que coartan la creatividad y desestimulan el incremento de la producción por la imposibilidad de tener beneficios económicos, adquirir materias primas, combustibles, energía eléctrica, fuerza de trabajo, instrumentos y equipos.  Para justificar los fracasos, ellos descargan las culpas en los dirigentes municipales y los llamados cuadros de base. “Nos está faltando mano dura en muchos lugares, nos está faltando tomar medidas ejemplarizantes en defensa de nuestro pueblo”, dijo recientemente Manuel Marrero a los gobernadores provinciales. Como si no bastaran los cientos de medidas existentes, el premier anunció que se está actualizando el plan de acción.

En la reunión con los gobernadores, se mencionó el retroceso en el cumplimiento del programa de la vivienda y de la producción local de materiales de la construcción. Dilaila Díaz Fernández, directora general de la Vivienda, señaló que no se logra cumplir el programa de recuperación del déficit habitacional aprobado en 2020 por la Asamblea Nacional del Poder Popular, evitar la pérdida progresiva de la capacidad habitacional, ni incrementar la producción de materiales de la construcción.

Solo 16.065 viviendas, el 65% del plan, fueron terminadas en 2023, trascendió en el balance anual del Ministerio de la Construcción, efectuado en febrero pasado. El fondo habitacional del país es de 3.824.861 viviendas, del cual el 39% se encuentra entre regular y mal estado técnico, con un déficit de 929.695 inmuebles.

Tampoco se ha organizado la microbrigada social y estatal como principal fuerza constructora de viviendas, lo cual podría ser lo único positivo en este sector, teniendo en cuenta las nefastas experiencias de las eternas construcciones de viviendas y edificios durante años, los robos de materiales y otros notorios problemas ocurridos. 

En las reuniones oficiales también se ha tratado el estado actual de la producción de alimentos a nivel municipal. Salvador Valdés Mesa, vicepresidente del Gobierno, aseguró que la gente se ha ido acostumbrando a que no se le contrate y entrega los productos al que más le paga. 

Al respecto, Alexis Rodríguez Pérez, director general de Economía y Desarrollo Agropecuario del Ministerio de la Agricultura, expresó que, para influir sobre los precios inflacionarios, se promueve que las empresas estatales y las cooperativas contraten más, lo que requiere ser más serio con los productores, pagarles en tiempo y acopiarles su producción en los momentos definidos en los contratos. 

Resulta evidente que el Gobierno impone sus caprichos económicos, que han empobrecido a casi todos los cubanos y ha destruido la base productiva del país. Las amenazas no motivarán al trabajo. Se requiere un cambio radical en la conducción política, económica y social del país.

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sábado, 20 de abril de 2024

Dos clases sociales en Cuba: los que comen pollo y los que no.

Por Orlando Freire Santana.

Hace alrededor de 40 años los manuales soviéticos de Economía Política que se estudiaban en las universidades cubanas insistían en que las sociedades capitalistas estaban divididas en clases sociales antagónicas: los capitalistas dueños de los medios de producción y los desposeídos que solo tenían su fuerza de trabajo para entregarla a los primeros. 

Mas, lo que nunca imaginaron los clásicos del marxismo era que aquí en Cuba sus discípulos harían un “aporte significativo” a las Ciencias Sociales. Crearían una nueva división de la sociedad en dos clases sociales: las personas que pueden comer pollo habitualmente, y aquellas que solo acceden a esa carne en muy contadas ocasiones, cuando el Gobierno logra ofertar una ínfima cantidad del producto por la libreta de racionamiento. Y hay que recordar que la carne de pollo ha sido la principal fuente de proteínas en la alimentación del cubano durante los últimos años. 

La clase social favorecida (receptores de remesas u ocupados en empleos lucrativos) acude con frecuencia a las mipymes y a otros actores económicos no estatales, donde un paquete de muslos de pollo de 10 libras cuesta alrededor de 14 dólares (unos 4.830 pesos al tipo de cambio en el mercado informal de divisas), lo que constituye algo más que el salario promedio mensual en el país. 

Mientras, el que se decida por un paquete de pechugas de pollo deberá pagar alrededor de 28 dólares (unos 9.660 pesos cubanos), o sea, casi dos veces el salario promedio mensual. 

Por su parte, los cubanos desposeídos (la mayor parte de la población), que no pueden acceder a los actores económicos no estatales, ni comprar el pollo “por la izquierda”, llevan ya cuatro meses sin recibir el pollo por la libreta de racionamiento. Tampoco ha aparecido el pollo en las últimas y espaciadas entregas del denominado “mercado controlado”, por medio del cual se reciben lo que el gracejo cubano llama “los cinco héroes”: además del pollo, el paquete de perritos, el aceite, el picadillo y el detergente.  

Así las cosas, las últimas noticias acerca de las compras de pollo por parte de las autoridades cubanas no son nada halagüeñas para los consumidores de la Isla. Ha trascendido que el pasado mes de febrero cayeron esas compras a los suministradores estadounidenses, principales oferentes de  carne de pollo a Cuba. Si en el mes de enero Cuba adquirió 30.678 toneladas de carne de pollo, en febrero solo pudo comprar 16.244 toneladas, lo que representa una disminución del 47,5%.     

Evidentemente, de seguir disminuyendo las compras cubanas de pollo en Estados Unidos, habrá una merma en la existencia de ese producto en los mercados de la Isla, y ello hará que empeore la situación de las dos clases sociales: la clase favorecida deberá pagar más para seguir accediendo al pollo; mientras que para los desposeídos, el pollo podría emular con la carne de res, en el sentido de comprobar cuál de las dos se ve menos en la mesa del cubano de a pie.  

A pesar de recientes declaraciones del gobernante Miguel Díaz-Canel Bermúdez en su rimbombante programa Desde la Presidencia, en el que aseguró que en este mes de abril se distribuirían puntualmente algunos de los productos de la canasta familiar que casi nunca llegan completos a manos de los consumidores, como el arroz, el azúcar, el aceite y hasta el propio pollo, los días avanzan y la promesa no acaba de cumplirse. 

Es posible hallar una diferencia importante entre los clásicos del socialismo y sus discípulos castristas. Mientras que Marx y Engels predijeron una bonanza para la clase capitalista a medida que explotaban más a los desposeídos, aquí en Cuba, al paso que van las cosas, ni los representantes de la clase social favorecida (los que comen pollo) podrían estar a salvo de la debacle.   

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viernes, 19 de abril de 2024

Ángel Gaztelu, uno de los mejores tonos en la melodía de la humildad.

Por Roberto Jesús Quiñoes Haces.

Vasco de nacimiento, era tan cubano como cualquiera de nosotros, como escribió Teresa Fernández Soneira para La Voz Católica. “La cubanía se siente o no se siente -afirmó Ángel Gaztelu- y yo sé que la siento profundamente”.

A los 17 años desembarcó en La Habana y luego de terminar el bachillerato se inscribió en el Seminario de San Carlos y San Ambrosio, donde fue ordenado sacerdote en 1938. De inmediato comenzó a dar clases de Latín y Gramática Española en el Seminario, lugar donde -según confesó posteriormente- le habría gustado quedarse, porque disfrutaba dar clases y estar cerca de la biblioteca.

Fue designado párroco de la Iglesia de San Nicolás de Bari. A partir de ese momento, Gaztelu se destacó por su afán de restaurar edificaciones religiosas y ambientarlas artísticamente. Así ocurrió cuando fue nombrado párroco de Caimito del Guayabal. Esa Iglesia había sido destruida durante la última guerra por nuestra independencia y Gaztelu se dio a la tarea de reconstruirla.

En 1941 fue destinado a la parroquia Nuestra Señora de la Merced en Bauta, la cual también reconstruyó. En tal labor puso de manifiesto su sensibilidad artística al pedir la colaboración de artistas amigos para la decoración del templo, los cuales donaron valiosas pinturas, vitrales, esculturas y murales, estos últimos pintados por René Portocarrero y Mariano Rodríguez.

Por intermedio de su hermano Salvador conoció a José Lezama Lima cuando ambos eran muy jóvenes y esa relación marcaría definitivamente la vida de Gaztelu porque Lezama introdujo al sacerdote en el Grupo Orígenes, uno de los acontecimientos más relevantes dentro de la historia de nuestra literatura. Allí conocería a Fina García Marruz, Cintio Vitier, Eliseo Diego, Gastón Baquero, Amelia Peláez, René Portocarrero y a otros valiosos artistas y escritores con los que mantendría una profunda amistad. Según dejó escrito Vitier, el padre Gaztelu se convirtió en parte fundamental del Grupo Orígenes pues puso la Iglesia de Bauta a disposición de sus miembros, los que celebraban sus banquetes y tertulias en el lugar.

Fue en esa iglesia donde casó a Eliseo Diego con Bella García Marrúz, y también fue en ese lugar donde por primera vez Eliseo dio a conocer su poema Primer discurso, perteneciente a su famoso poemario En la calzada de Jesús del Monte.

Haberse vinculado a este grupo le permitió al padre Gaztelu trabar amistad con muchos de los artistas plásticos más valiosos de aquella época, quienes le obsequiaban algunas de sus obras, algo que le permitió formar una significativa colección de arte cubano, hoy bajo la protección de la Iglesia Católica.

Una obra entre el silencio y la humildad.

El caso del padre Ángel Gaztelu me recuerda al poeta Roberto Friol, pues ambos fueron notables cultivadores de la poesía, una creación que asumieron con notable humildad.

Con la ayuda de José Lezama Lima, Gaztelu publicó su libro Poemas en 1940. En 1955 publicó Gradual de Laudes, considerada su obra poética más importante, y en 1994 publicó su libro Poemario.

En 1997 el Gobierno de Navarra lo incluyó en su Colección Literaria al publicar su libro Gradual de Laudes, prologado por Gastón Baquero, quien afirmó: “Es una de las joyas de ese breve e intenso tesoro que Orígenes sumó a la poesía cubana (…). Lo nuevo y distinto de aquella voz armonizaba a fondo con lo nuevo o distinto de la poesía de ese grupo. Es decir, que, entre los origenistas, Ángel Gaztelu fue, por derecho propio, uno de los mejores tonos de la gran melodía total”.

Sobre la poesía de Gaztelu, Vitier afirmó que poseía “una fina captación de lo cubano como interior y como paisaje (…) que no constituye nunca una obsesión ni un objeto de búsqueda, sino como un leal instrumento, en humilde sitio mantenida, de gloria diáfana y voluptuoso cántico”.

De esa poesía suya Juan Ramón Jiménez llegó a escoger nada menos que 11 poemas para su antología La poesía cubana en 1936.

En el artículo “Ángel Gaztelu, juramentado secular de La Habana”, escrito por Roberto Méndez, el crítico expresa que es en los "Poemas sacros", escritos en versos libres, donde el poeta alcanza sus mejores dones.

Por eso el alma pena mirando a las estrellas y al mar confía sus voces,
sus voces que en rumor de paloma aprenden la espuma del nombre.
Del nombre en quien todo renace y vive eternamente florido y joven.
En esta noche he vuelto a encontrar un nuevo gozo de indecible calma.
Frente al mar sereno, se siente al Dios, que nos perdona y ama.

Ángel Gaztelu

Vitier afirmó que el poema Oración y meditación de la noche constituye la primera expresión cubana de “un poema religioso absoluto, sin impostación ni literatura”. A pesar de la desmesura e inexactitud de la cita, Roberto Méndez afirma en el artículo citado lo siguiente: “Gaztelu ha logrado no solo un poema de altura insospechada dentro del reducido corpus de su obra, sino que este renueva vigorosamente el lenguaje de la poesía religiosa en Cuba cuando se inicia la segunda mitad del siglo XX, despojándola de sus peores cargas retóricas y colocándose a un nivel muy alto en el mundo hispano, cercano a los mejores textos que por esos años producen un Luis Rosales o un José María Valverde”.

En la citada obra, el poeta se desnuda ante Dios, no solo porque entiende y ha asimilado perfectamente su pequeñez y vulnerabilidad, sino por poner en él toda su confianza al reclamarle la eternidad, en definitiva, un regalo divino. Pero ese reclamo no lo hace para sí como poeta, sino sencillamente como un hombre que desde su humildad vivió una vigorosa época cultural y también dejó su impronta en ella.

Y mi nombre, Señor, escríbelo con el fuego de tu sangre,
de tu sangre imborrable, más rica que la plata y el oro, en el libro de la Vida.
Es todo lo que quiero pedirte, Amor, esta noche a la paz de tus estrellas.

Ángel Gaztelu
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miércoles, 17 de abril de 2024

Girón: uno de los mayores tantos de la propaganda castrista.

Por Luis Cino.

Miembros de la Brigada 2506 prisioneros en Bahía de Cochinos.

El fracaso de la invasión de Playa Girón -o de Bahía de Cochinos, como con más precisión geográfica es también conocida-, permitió al régimen de Fidel Castro anotarse uno de sus mayores tantos propagandísticos.

El triunfo de las fuerzas gubernamentales en la batalla que se desarrolló entre el 17 y el 19 de abril de 1961 es considerado por la propaganda castrista como “la primera gran derrota del imperialismo yanqui en América Latina”.

Es como si se hubieran enfrentado a la División 82 Aerotransportada en vez de a una brigada de 1.200 exiliados mal entrenados, y a los que, equipados por los soviéticos, superaban en armamento, y más de nueve veces en el número de combatientes sobre el terreno (del lado castrista pelearon unos 15.000 hombres, entre soldados, policías y milicianos).

La derrota de la Brigada 2506 se debió principalmente a la mala coordinación de la invasión por parte de la CIA y los titubeos del presidente John F. Kennedy, que ejecutó con desgano y reluctancia el plan que heredó de Eisenhower, su antecesor, para derrocar al régimen de Fidel Castro.

Dicho plan, que Kennedy consideraba tenía remotas posibilidades de éxito, consistía en que los invasores conquistaran una cabeza de playa donde instalar un gobierno provisional que solicitara una intervención militar de la Organización de Estados Americanos (OEA) y los Estados Unidos.

El sitio escogido, un punto en la cenagosa costa de la Bahía de Cochinos, al sur de Cuba, se convirtió en una encerrona para los invasores, privados del apoyo aéreo que los norteamericanos les habían prometido. La aviación castrista, que no había sido tan dañada por los golpes aéreos del 15 de abril contra los aeropuertos de Ciudad Libertad, San Antonio de los Baños y Santiago de Cuba, como suponían los planificadores de la invasión, pudo dominar el cielo y ametrallar a mansalva los invasores, que habían quedado prácticamente abandonados a su suerte y a los que no les fue posible hacer más de lo que hicieron durante las 65 horas que duró la batalla.

Hubo 176 muertos del lado gubernamental, 111 de los invasores y 1.189 fueron hechos prisioneros.    

Kennedy, con su desidia, envió a la Brigada 2506 a una carnicería y le regaló una victoria a Fidel Castro, más que todo propagandística y que le permitió consolidar la dictadura comunista al conseguir más ayuda militar de la Unión Soviética. 

Debe haber influido en Kennedy, a la hora de decidir no involucrar a las fuerzas militares norteamericanas en una intervención para derrocar al régimen de Castro, el apoyo popular con el que este todavía contaba en aquella época, lo que hubiera implicado enfrentar una fuerte resistencia y provocar un baño de sangre que le hubiera granjeado a los Estados Unidos la repulsa internacional y la animadversión de muchos en América Latina y otras partes del mundo que aún idealizaban a la Revolución Cubana.

Viéndose arrastrado a un creciente involucramiento norteamericano en Vietnam, enfrentado a Nikita Khrushev en torno a la cuestión de Berlín, Kennedy subvaloró la peligrosidad de Fidel Castro. ¿Cómo iba a imaginar que un año después de Girón, en 1962, Fidel Castro, al permitir el emplazamiento en Cuba de misiles atómicos soviéticos apuntando contra los Estados Unidos, iba a poner al mundo al borde de una guerra nuclear?

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jueves, 11 de abril de 2024

Cuba, un país en guerra sin cañones.

Por Iván García.

Las calles interiores de La Perla, un reparto en el municipio Arroyo Naranjo, al suroeste de La Habana, parecen cráteres causados por un bombardeo aéreo. En la esquina se acumula una montaña de basura y las ratas hambrientas hurgan en busca de comida. Los perros y gatos sin dueños, como en muchos sitios de la ciudad, han desaparecido.

“A falta de proteínas, la gente caza los gatos y se los comen. Y los perros, o se han muerto de hambre, o los tipos que se dedican a las peleas de perros los matan para dárselos de comer a sus bulldogs o rottweilers y abaratar los costos de su alimentación, pues la carne de res está muy cara”, aclara  Ignacio, viejo jubilado que considera que lo peor está por llegar.

“Veremos horrores. Cuba va por muy mal camino. Ya no hay una pizca de valores cívicos. Aquí, en La Perla, un familiar le dió una puñalada a un pariente porque se comió su posta de pollo de la libreta, un padre por dinero se acostó con la novia de su hijo y un drogadicto le robó a su madre para comprar marihuana y pastillas. La agresividad ha aumentado en el país. No me asombra que en un futuro se practique el canibalismo. Cuando una sociedad pierde sus valores, puede ocurrir cualquier cosa”, afirma Ignacio.

Al caer la noche, la oscuridad es absoluta. Xasi todas las bombillas del alumbrado público las pandillas del barrio las han destrozado a pedradas. La policía solo entra si se produce un delito de sangre. En un pequeño parque la gente fuma marihuana abiertamente. En La Perla se vende de todo. Se alquilan chicas en fiestas. Se consiguen cajas de cerveza ‘caídas del camión’ (robadas). Funcionan ‘burles’ (casinos ilegales de juegos de apuestas). Vendedores clandestinos ofertan carne, camarones y langostas.  Y, por supuesto, los vecinos se quejan del fracasado régimen.

A Lourdes hace dos semanas que no le entra agua en su casa. “En otros lugares van a quejarse al delegado del poder popular. Pero en los barrios duros de La Habana, resolvemos los problemas por nuestros medios. Como el gobierno no hace nada por nosotros, no tiene sentido que te peloteen y te caigan a mentiras. Resolvemos pipas de agua por la izquierda o de manera furtiva nos enganchamos a una red de abasto de agua cercana. Lo que nos toca no hay que estarlo mendigando ni pidiendo favores. Lo cogemos y punto”, dice Lourdes, alias la ‘reina de la perla’.

En barriadas habaneras pobres suele proliferar el pandillerismo. También la práctica de la santería y el palo monte. Según Ignacio, ser abakuá o masón se ha puesto de moda, como si fuera algo folclórico. «Los más jóvenes quieren ser ñangué porque les da un toque de cabrón, pero muchos no tienen moral. Son abusadores, ladrones, malos hijos y peores amigos. Deshonran cualquier religión”.

La falta de dinero, de opciones recreativas y de transporte público ha generado gentrificación en los barrios de Cuba. En el caso de La Perla, la movilidad social ha disminuido bastante. Antes, las personas podían coger un P-10 e irse a la playa de Marianao o a un bar en Miramar. 

«Al no haber guaguas, la recreación se limita a una fiestecita en tu barrio o en zonas aledañas como Vieja Linda, Poey, El Naranjito. Ya ni siquiera pueden ir a La Víbora o La Güinera. Eso sin contar con el aumento de la violencia. Por la noche es peligroso andar por las calles, a pie, en bicicleta o moto. Otro fenómeno es la ausencia de instituciones del Estado en los barrios periféricos de la capital, por la general los más pobres y conflictivos», explica una ex trabajadora social.

En La Güinera, Tamarindo y el Fanguito arreglaron las calles y pusieron farolas después de las protestas del 11 de julio de 2021. Pero en La Habana existen cientos de barrios marginales y comunidades vulnerables.

«Muchos padres, al no tener leche ni desayuno ni merienda que darle a sus hijos, no los están mandando a la escuela. Y el Ministerio de Educación y los jefes  de sector de la policía, atrapados por la corrupción y el pasotismo que afecta a toda la sociedad, no están frenando la deserción escolar. Cada vez más, la educación y la salud pública retrocede en el país. Niños y adolescentes están creciendo en barriadas con drogas y juegos ilegales. Y donde los personajes exitosos son las jineteras, los chulos que explotan a cinco o seis muchachitas que se inician en el mundo de la prostitución  o el tipo que se enriquece vendiendo carne de res obtenida del sacrificio ilegal de ganado. Cuba se encuentra en una espiral muy peligrosa. La delincuencia se consolida y va ocupando el espacio de las instituciones estatales”, asegura la ex trabajadora social.

Desde Mantua, en Pinar del Río, hasta Baracoa, en Guantánamo, prevalece la percepción de que cada cubano es dueño de su destino y que el futuro depende de nosotros, de nadie más.  

Un músico santiaguero residente en la capital no confía en las instituciones «y mucho menos en sus dirigentes. En el subconsciente popular se normalizado protestar ante las sedes del partido municipal y reclamarle agua, corriente o comida a las atoridades. No se dan cuenta que quienes han creado el desastre, es imposible que lo solucionen. Sí, hay que calentar la calle, pero para exigir que renuncien, que se larguen”.

Un ingeniero de Santa Clara, provincia Villa Clara, a 280 kilómetros al este de La Habana,  considera que la disfuncionalidad del gobierno es evidente. «No tienen estrategias ni argumentos de cómo salir de la crisis y ponerle comida en la mesa a la población. Cuando un estadista justifica el desastre económico, la emigración y la devaluación del peso con el ‘bloqueo’ y no ofrece alternativas racionales, está dando a entender que el problema se solucionará cuando la Casa Blanca derogue el embargo. Cuba es un país en guerra, aunque no hay bombardeos aéreos y no rugen los cañones.  Probablemente en Ucrania, en medio de la guerra contra Rusia, haya más alimentos y menos necesidades materiales y apagones que en la Isla”.

En opinión del ingeniero villaclareño, la  solución pasa por no seguir haciéndole el juego al régimen. “Cada vez que una persona va a un desfile del 1 de mayo u otro acto político, lo está legitimando. Cada vez que va a votar en elecciones que no resuelven nada, está dándole credibilidad a los culpables del desastre. Los cubanos no debemos participar en los paripés y puestas en escena del partido comunista. Lo que tenemos que hacer es una huelga de brazos caídos». 

Lo mismo piensa Ignacio, el jubilado que vive en La Perla. “La situación en Cuba es de sálvese quien pueda. El país se ha dividido en clanes. GAESA y los militares son dueños de las remesas, las gasolineras y los hoteles. La mayoría de las MIPYMES son fomentadas por enchufados o parientes de jerarcas del gobierno. En Comercio Interior, Gastronomía, Turismo y Vivienda, entre otros, roban los de arriba. Y abajo, los pandilleros  te roban un celular o una moto eléctrica para no morirse de hambre». 

En esta piñata del régimen por apropiarse de las riquezas de la nación, el perdedor es esa mayoría silenciosa de cubanos honestos que reciben miserables salarios y pensiones que no alcanzan para comprar un cartón de huevos. Y todo indica que la represión y la inflación aumentarán.

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