Por Aldo Mariátegui.
¿Por qué Iberoamérica siempre estropea todo cuando ya está punto de pasar a otra etapa de desarrollo y desanda lo tan trabajosamente andado?
¿Por qué Chile acaba de elegir al activista izquierdista radical Gabriel Boric (¡su equivalente en España sería Iñigo Errejón, imagínense!) y decidió así echar por la borda tantas décadas de esfuerzo para ser el primero de la clase de Iberoamérica y arañar entrar al Primer Mundo?
¿Por qué un Chile que sufrió la traumática experiencia del calamitoso Gobierno marxista de Salvador Allende vuelve a emprender esa senda 51 años después? ¿De dónde viene este instinto suicida chileno?
¿Por qué Venezuela, que tiene más reservas de petróleo que Arabia Saudita (y con una ubicación mucho más cercana a los consumidores más importantes), gozó por años de los mayores precios internacionales del crudo y no solo no llegó a por lo menos a un desarrollo decoroso, sino que ha acabado siendo ahora un Estado fallido, casi africano, con más del 10% de su población emigrando en los últimos años?
¿Y por qué Argentina, que llegó a ser el séptimo país más rico del mundo, tener tres premios Nobel en Ciencias/Medicina y un nivel de vida superior al de muchos países europeos, ahora es un desastre patético?
¿Por qué Uruguay, que fue uno de los primeros países del mundo en tener un sólido Estado de Bienestar (se le llamaba "la Suiza de América"), ahora no es más que un muy pálido reflejo de ese pasado?
¿Por qué Argentina no fue Australia y Uruguay no fue Nueva Zelanda, si tienen tantas similitudes productivas?
¿Por qué Brasil nunca dejará de ser el eterno "país del futuro" y el Cristo del Corcovado seguirá con sus manos abiertas esperando aplaudir ese momento? ¿Por qué posiblemente vuelvan a elegir a un delincuente marxistoide como Lula (¡el gran aliado de la corrupta constructora Odebrecht!) en sus próximas elecciones?
¿Por qué México no se volvió una gigantesca potencia exportadora como la China actual cuando USA le abrió – en exclusiva – el mercado más grande del mundo con la firma del Tratado de Libre Comercio en 1992, un cliente colosal que tenía al costado y no cruzando el inmenso Océano Pacífico? ¿Por qué una mala copia del cómico Cantinflas, un demagogo tan simplón y barato como Andrés López Obrador, es hoy un tan popular presidente de México?
¿Por qué Cuba hoy es una cárcel misma, cuando en 1959 tenía el segundo mejor nivel de vida en Iberoamérica (su PIB era igual al español de esa época), siguiendo a la entonces riquísima Argentina?
¿Por qué Perú acaba de echar a la basura treinta años de sacrificios, que le trajeron mejoras económicas notables (la pobreza bajó del 54% en 2004 al 20% en 2020), y eligió a un balbuceante semianalfabeto ultraizquierdista como Castillo, un tipo que genera vergüenza ajena por su orfandad intelectual y su eterno sombrero?
¿Por qué Colombia, que tiene de vecino a un desastre como Venezuela, muy posiblemente elija al chavistoide Petro como su próximo presidente?
¿Por qué en Nicaragua permitieron con sus votos que subsista por tantos años el delincuencial sandinismo, que terminó siendo peor que el somocismo?
¿Por qué Bolivia persiste en esa idiota y falaz ideología socialista-indigenista?
¿Por qué por el momento solo algunos países pequeños – el siempre tranquilo Uruguay, la ya un tanto decadente Costa Rica y los pujantes Paraguay, Panamá y Rep. Dominicana – parecen ser los más estables y cuerdos de la región?
¿Por qué en Honduras, a pesar de haber sufrido los estragos de un gobierno de izquierda del Siglo 21, de nuevo regresa a ser gobernada por la misma familia Zelaya?
¿Será que los hondureños quieren el fracaso de su país?
¿Por qué Iberoamérica es tan adicta al fracaso y a elegir cualquier cosa como presidentes y legisladores?
Esta elección en Chile, que era el mejorcito referente de la zona, ¿no refuerza la impresión de que Iberoamérica es un subcontinente que no tiene solución, que ya parece definitivamente condenado a exportar solo mano de obra barata, futbolistas y materias primas en general o miles de millones en fuga de capitales a Miami o Panamá en particular? ¿Qué vamos rumbo a ser una segunda URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Sudamericanas) más cutre, como bromean en la Red? ¿Hay más electarado que electorado en la región?
Iberoamérica es el mejor ejemplo de que el concepto oclocracia es absolutamente válido en Ciencias Políticas.
0 comments:
Publicar un comentario