jueves, 8 de febrero de 2024

La Revolución nació diciendo una mentira.

Por Orlando Freire Santana.

Por estos días la propaganda castrista celebra el aniversario 65 de la denominada “Operación Verdad”, una maniobra de Fidel Castro para justificar los fusilamientos de los colaboradores del Batistato, llevados a cabo durante los días que siguieron a la caída de Fulgencio Batista. 

Según la citada propaganda, esa fue la primera batalla mediática que debieron librar los rebeldes de la Sierra Maestra contra la opinión pública internacional, que reaccionaba ante el baño de sangre que se estaba produciendo en Cuba. Sin embargo, no resulta ocioso recordar que el castrismo debió “defenderse” también, incluso antes de que se hiciera con el poder, contra la acusación de “comunista” que le hacían algunos observadores de aguda perspicacia.

En aquellos días de enero de 1959, Fidel Castro y sus secuaces negaban rotundamente su afiliación a la doctrina marxista-leninista. Y no le faltaban motivos para ello. Si hubiesen manifestado en aquellos momentos su malsana intención, probablemente no hubiesen podido bajar de las montañas orientales. Tanta era la animadversión de los cubanos hacia ese sistema político.   

La nación cubana, desde sus raíces, había abrazado la ideología liberal, tal y como lo muestran todas las constituciones que vieron la luz antes de 1959, lo mismo en la Colonia que en la República. Incluso, en las últimas elecciones democráticas que tuvieron lugar en nuestro país, las del año 1948, cuando las personas pudieron en un ambiente de libertad dar a conocer sus preferencias políticas, el electorado mostró su repudio por los candidatos comunistas. El binomio comunista conformado por Juan Marinello y Lázaro Peña ocupó el último lugar en la votación popular, por detrás de los auténticos, los liberales y los ortodoxos. Además, acciones del comunismo internacional, como la llevada a cabo por la Unión Soviética en 1956, cuando ametrallaron al indefenso pueblo húngaro que pedía libertad para su país, habían enturbiado aún más la imagen de los representantes de la hoz y el martillo. 

Y como la historia se ha encargado de demostrar, la Revolución Cubana mintió al negar sus simpatías por la ideología comunista. Es decir, que Fidel Castro y compañía, antes de enarbolar una supuesta verdad durante la “Operación Verdad” de 1959, ya había dicho una mentira al ocultar sus verdaderas preferencias ideológicas. 

Y los mentirosos de ahora, legítimos herederos de los mentirosos de antaño, vuelven a la carga en los días que corren. Se monta una “Nueva Operación Verdad”, en este caso para tratar de convencer a los cubanos de que el paquetazo económico no es tal, y que se trata solamente de corregir distorsiones que no perjudicarán a los más vulnerables. 

En ese contexto, el director del Centro “Fidel Castro Ruz”, René González Barrios, durante la presentación de la “Nueva Operación Verdad”, convocada por la agencia oficial Prensa Latina, se atrevió a extender el alcance de dicha operación a otros acontecimientos. Así se expresó el citado funcionario: “El mundo necesita hoy de muchas Operaciones Verdad. Urge la denuncia al genocidio israelí contra el pueblo palestino, y la denuncia de la peligrosa guerra de Estados Unidos y la OTAN contra Rusia”.

Comoquiera que un mentiroso no logra desprenderse fácilmente de semejante hábito, el representante del castrismo transforma la hipotética “Nueva Operación Verdad” en una auténtica falacia. En primer término, nada dice del ataque inicial de Hamás contra Israel, acción que provocó el actual conflicto. Y al final viene la versión falseada que el castrismo pretende imponer ―obviando dos resoluciones de la Asamblea General de la ONU que condenan a Rusia― acerca del conflicto entre Moscú y Kiev. 

Putin le ha dejado claro a Díaz-Canel que la guerra es la que Estados Unidos y la OTAN desarrollan contra Rusia, y nunca la agresión del Kremlin contra Ucrania. El gobernante cubano, por su parte, incorpora esa “aclaración” en su rimbombante “Nueva Operación Verdad”.    

Share:

0 comments:

Publicar un comentario