Por Orlando Freire Santana.
El régimen nos tiene acostumbrados a episodios de sinsentido que nada tendrían que envidiarle a una película surrealista. Por ejemplo, una feria agropecuaria que exhibe hermosos ejemplares de ganado vacuno para que la población viera, al menos así, la carne que hace decenas de años no puede llevar a su mesa. Y ahora otra feria, esta de productos industriales, cuyas producciones han sufrido una caída de grandes dimensiones.
Los organizadores de la Feria Cubaindustria 2024, que por estos días se ha venido celebrando en La Habana, con expositores nacionales e invitados extranjeros, indicaron los sectores productivos que recibirían prioridad en este evento. Ellos son la industria ligera, la química, la metalmecánica, la siderúrgica, la electrónica, la automotriz y la del reciclaje.
Se trata de sectores de la industria que desean ser favorecidos por las autoridades, pero que al igual que el resto de los rubros atendidos por el Ministerio de Industrias, han visto mermadas sus producciones en los últimos años. Veamos una muestra de ello.
Según cifras aportadas por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), tomando como base lo producido en el año 2022 con respecto a lo alcanzado en el 2018, tenemos que las producciones disminuyeron en 41.000 colchones, 5 millones de unidades de ropa exterior, 73.000 metros cúbicos de madera aserrada, 2.000 toneladas de papel, 42.000 toneladas de fertilizantes, 283 toneladas de herbicidas, 3.000 hectolitros de pinturas, 5.000 unidades de neumáticos, 910.000 toneladas de cemento, 54.000 toneladas de barras de acero, y se dejaron de ensamblar 585 ómnibus. Esto es solo un pequeño panorama -habría muchos más ejemplos que exponer- del calamitoso desempeño del sector industrial cubano en los últimos tiempos.
Sin embargo, la maquinaria del poder pasa por alto tamaña debacle y decide hacer una feria y publica que aspira a aumentar las producciones para satisfacer las necesidades de la población, así como a incrementar los rubros exportables. Mas, a nadie escapa la desesperación de las autoridades por engatusar a algunos empresarios extranjeros que asisten a Cubaindustria 2024, con el objetivo de que inviertan en alguna de las ramas de la industria cubana. Al parecer, hasta este momento el país no ha captado las inversiones foráneas que precisa la moribunda industria de la Isla.
Al principio del evento expositivo, el periódico Granma pedía no importar lo que se pueda producir en Cuba. Pero, de cumplirse esto, se ignora “el principio de las ventajas comparativas”, expuesto por el economista inglés David Ricardo a principios del siglo XIX, y que ha sentado las bases del comercio internacional. O sea, lo importante no es querer producirlo todo, sino especializarse en los renglones donde se tengan ventajas productivas, sobre todo en calidad y costos, y después importar el resto de las producciones. De esa manera la economía, y sobre todo los consumidores, saldrán ganando al acceder a productos de mayor calidad y casi siempre a menores precios.
Pero la economía cubana no cuenta en estos momentos con ningún rubro exportable que sea capaz de garantizar todas las importaciones que necesita la nación. Habrá que seguir dando cabezazos con eventos como esta Feria Cubaindustria 2024, y esperar a que algún candoroso extranjero se decida a invertir, y que ingenuos observadores, al contemplar la exposición, crean que el país tiene lo que en realidad escasea sobremanera.
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