Por Frank Escobar.
Gerardo Machado Morales ha sido quizás el presidente más vilipendiado de nuestra historia. Hasta un político fallido como el egotista intelectual Alfredo Zayas Alfonso que en vida se erigió una estatua y llevó a la bancarrota a la Primera República Cubana con el saqueo del dinero público y la incompetencia administrativa ha sido tratado con más compasión. A pesar del hecho que Zayas era conocido por la valentía y el heroísmo no propios sino de su hermano el General y Jefe del Estado Mayor de Antonio Maceo: el Dr. Juan Bruno Zayas y por el contrario el Coronel Gerardo Machado había peleado con valentía en la Guerra de Independencia y había llegado por méritos propios a Jefe del Estado Mayor del Mayor General José Miguel Gómez y ya en la República a General de Brigada. Pero Machado como César poseía grandeza y esa condición crea muchos enemigos que envilecen su carácter con el gusano de la envidia.
A Machado le vino encima tanto la ideología revolucionaria socialista que venía importada de Europa como la ideología mundialista del “Nuevo Orden Mundial” que desde entonces conspiraba para destruir el capitalismo y que a Cuba llegó temprano de la mano del factótum de House y Vicepresidente fundador del Council of Foreign Relations: el homosexual Benjamín Summer Welles, enviado especial del presidente recién electo Franklin Delano Roosevelt. Aquellos molinos trajeron las aguas putrefactas que estamos recibiendo hoy.
Comencemos con el desmontaje de las mayores falacias con las que se ha denostado sin misericordia a quien merece nuestro reconocimiento y admiración.
La primera falacia: Machado era un fascista, “el Mussolini Tropical”, la favorita del Comunismo Internacional y también de los liberales del New York Times y la revista “Times”. Machado no tuvo pasado socialista como Mussolini y el propio Hitler y tampoco estableció un estado totalitario, su programa de gobierno que fue cumplido en su primer mandato 1925-1929, establecía una estricta limitación de los poderes del Estado y una oposición total al crecimiento de la burocracia en los servicios públicos. Contradecía tácitamente los dos pilares indiscutibles sobre los que se empinaron los regímenes fascistas en Italia y Alemania.
La segunda falacia: Machado fue un ladrón. Antes de iniciar su vida politica en el gabinete liberal del presidente José Miguel Gómez -el ”tiburón” que salpicaba- Machado había sido un exitoso hombre de negocios en las ramas de la electricidad y la industria azucarera. Cuando se convirtió por una amplia mayoría en el quinto presidente de la República de Cuba ya Machado era millonario. Que le gustaba el poder y que sabía que tenía capacidades extraordinarias para conseguir lo que otros no habían logrado, es cierto pero que usó la presidencia para enriquecerse como lo hicieron después sus enemigos políticos de entonces con el visto bueno de la embajada rooseveltiana, es una mentira. Antes de llegar a presidente de Cuba ya Machado era propietario de la fastuosa hacienda donde invitó a almorzar al presidente Coolidge, de su yate, de sus empresas, de sus residencias y de sus inversiones.
La tercera falacia: Machado era un títere vendido a los intereses de las corporaciones americanas. A Machado por suerte no le tocó lidiar con los presidentes imperialistas del “Big Stick” y la “Diplomacia del Dólar” sino que por el contrario pudo gobernar con un presidente cordial en Washington, el “silencioso” Calvin Coolidge que defendía el “laissez faire laissez passer”, es decir la economía funciona mejor sin la interferencia del gobierno. Hoy Coolidge es un presidente de culto para los nuevos conservadores americanos y Coolidge siempre valoró a Machado como un excelente administrador y un presidente preocupado por mantener a su país en buen estado crediticio. Como ejemplo del buen crédito con que contaba la República de Cuba en 1928 podemos señalar los ochenta millones que recibió de préstamos del Chase Manhattan Bank of New York un año antes del crack del 29. Machado y Coolidge eran “anti mundialistas” pero defendían la “Doctrina Monroe” y por esa razón priorizaban las relaciones financieras interamericanas, diferente a lo que ocurría en América del Sur. Machado se negó a que el presidente de la Liga de las Naciones asistiera a la Conferencia Panamericana y lo mismo dijo al embajador español. Sin embargo desde el Consulado español en la Habana se envió un despacho, el No 99 del Ministro Plenipotenciario de España en Cuba del 18 de junio de 1925 donde se insistía en la llegada al poder de alguien ¨con un programa de honradez y rectitud extremada, con unos valores morales muy distantes de los mandatarios anteriores¨. No olvidemos que en España gobernaba entonces por un golpe de estado el general Primo de Rivera. Machado se expresó asi frente a Coolidge en la Sexta Conferencia Panamericana de La Habana:
"Intenso es nuestro júbilo y absoluta nuestra confianza en los futuros destinos de este Hemisferio, al pasear la mirada por esta sala y contemplar, dando realce al de suyo trascendental acto que celebramos, la prestigiosa figura del Excelentísimo Señor Presidente Calvin Coolidge, primer magistrado de la más grande de las democracias, Jefe del gran pueblo que tuvo Cuba la honra de ver a su lado, en su sangrienta lucha por la independencia disfrutada hoy sin limitaciones, como fue consignado en la Resolución Conjunta, el 20 de abril de 1928, aplicada honorablemente e inspirada en los mismos principios formulados en la eternamente célebre Declaración de la Independencia norteamericana, el monumento más grande de la libertad y el evangelio de los derechos del hombre y de los pueblos; y contemplar igualmente al grupo de personalidades ilustres que forman las delegaciones de las nacionalidades de América, que en el curso de un siglo han contribuido con intensa actividad al bienestar del mundo y al gran progreso de su último período histórico".
Cuarta falacia: Machado fue un dictador intransigente que se negó a abandonar el poder y mandó a matar en Méjico a Julio Antonio Mella. A Julio Antonio Mella lo mató el asesino a sueldo de Stalin Vittorio Vidali en complicidad con su querida Tina Modotti.
En Julio de 1928, apoyado por delegados obreros y campesinos, Mella, junto a Diego Rivera y Frida Kahlo habían ganado la votación y los dirigentes de la Internacional Comunista se vieron obligados a admitir la Confederación Sindical Unitaria de México (trotskista) que se opondría a la oficialista CROM (estalinista). Esto no fue del agrado de Moscú y en septiembre de 1928, el PCM pidió la expulsión de Mella-que ya había sido expulsado años antes del PCC- por el crimen de trabajar contra la línea del partido. Apoyaron la moción Xavier Guerrero, Rafael Carrillo y Vittorio Vidali. Mella fue destituido del Comité Central y aislado. En diciembre de 1928, un mes antes de su asesinato, durante una acalorada reunión en la calle de Mesones, la última en la que Mella participó, Vidali lo amenazó: "No lo olvides nunca: de la Internacional se sale de dos maneras, ¡o expulsado o muerto!"
El poeta y líder comunista Rubén Martínez Villena -que murió en Moscú al abrigo de Stalin mientras se perpetraba el “holocausto ucraniano” de casi cuatro millones de seres humanos muertos de hambre como resultado de la represión estalinista a los “kulacs”- llamó a Machado “asno con garras” y lo acusó del asesinato de Mella en 1929. Sin embargo Machado que conocía personalmente al padre de Mella, un famoso sastre, solo había dicho: “Nicanor Mella es un buen sastre pero su hijo es un desastre”.
Machado fue un hombre de su tiempo. El panorama de la Europa de entreguerras donde comunismo, nazismo y fascismo campeaban por su respeto era lúgubre. En América Latina fueron cayendo al menos siete gobiernos por golpes de estado. Machado había afirmado en repetidas ocasiones su intención de servir por un solo período constitucional de cuatro años. Pero ante la tentación del poder y la imposibilidad práctica de poder terminar en cuatro años sus titánicos proyectos se aferró a la presidencia. Él tenía la reforma constitucional como parte importante de su campaña porque se había propuesto la derogación de la Enmienda Platt, la elaboración de un Nuevo Tratado Permanente con los Estados Unidos, la recuperación de la isla de Pinos y el establecimiento del sufragio femenino.
Machado contaba a su lado con un asesor legal de lujo, el Dr. Antonio Sánchez de Bustamante y Sirven, autor del Código Bustamante de Derecho Internacional que se usó en el Tribunal de Nuremberg y era un miembro permanente del Tribunal Internacional de la Haya. Según cuenta Antonio Sànchez de Bustamante y Montoro, el “nieto famoso”, en una ocasión ya siendo su abuelo de edad muy avanzada y encontrándose él con un grupo de condiscípulos de la Universidad estudiando en su casa, allá por los años cuarenta, uno de ellos alzó la voz un poco y trató de desafiar al abuelo , indirectamente, por su apoyo a Machado y a la dudosa legalidad de la prórroga de poderes y la reacción de Bustamante y Sirven fue la de acercarse sonriendo y contestarle amablemente: “Joven, haciendo un recuento de mi vida puedo asegurarle que si volviera a vivir mi vida de nuevo hay un hecho muy significativo que cambiaria, me casaría con mi esposa mucho antes que cuando lo hice”…Es decir no se arrepintió nunca del apoyo que le dio a Machado. Eran hombres de carácter y con estilo: Machado, Bustamante, Ferrara, De Céspedes, Averof.
La Cámara de Representantes de Cuba, aprobó en la primavera de 1927, una ley que establecía, entre otras cosas, la prórroga del poder por dos años más. Es decir el periodo presidencial seria no de cuatro sino de seis años sin posibilidad de reelección. La visita del presidente Machado a Washington tuvo lugar después de la aprobación de esa legislación por parte de la Cámara de Representantes de Cuba, y por consiguiente Machado obtuvo la aprobación tácita del gobierno de Coolidge a los principios generales consagrados en esa ley. Tras el regreso del presidente Machado a Cuba, el Congreso en pleno aprobó la Ley de Reforma Constitucional, con la condición de que el mandato del presidente solo fuera prorrogado por un período de solo dos años.
Con respecto a la pregunta que si Machado fue o no un dictador mi respuesta es sí, aunque “técnicamente” no violó la Constitución una vez reformada y aprobada por el pleno del Congreso. Él mismo lo habría reconocido después con la espontaneidad y la franqueza que le caracterizaban: "Los pueblos más civilizados de la época actual han comprendido que el único gobierno posible es el de uno solo. Por ello florece la dictadura en todo el mundo". Se apegó al poder y quiso mantenerse hasta el 35 porque había hecho más que nadie y creyó que se lo merecía y contó con todos los tecnicismos legales para hacerlo: “No quiero más campañas antiimperialistas. iYo soy imperialista!”
El 26 de mayo de 1931 el Presidente Machado propuso un plan de reforma constitucional que establecería el cese de su mandato en 1933, pero no fue aceptado por los intransigentes del ABC que como Marat exigían la cabeza y se mantuvo el terrorismo como arma política. El 16 de enero de 1932 el presidente Gerardo Machado quiso llegar a un entendimiento con la oposición, pero de Nuevo el ABC preparó una campaña terrorista contra el gobierno. El intransigente Rubén Martínez Villena sin embargo firmó a nombre de los comunistas un pacto con Machado para suspender la huelga general en 1933. Pero la traición ya estaba en camino y venia de Washington.
El Embajador Welles ejerció entonces presión sobre las Fuerzas Armadas. La sublevación de algunos oficiales y algunas unidades del Ejército, el 11 de agosto de 1933, precipitaron la caída del Gobierno el día 12. El General Machado, que ya se había visto obligado, dos o tres días antes, a convenir en renunciar su alto cargo, aceptó las renuncias de los Secretarios del Despacho, con la excepción del General Alberto Herrera que quedaría al frente del gobierno y firmó entonces un decreto dirigido al Congreso, en el cual renunciaba a la presidencia, y en la tarde de dicho día 12 de agosto salió en un avión rumbo a Nassau.
Ningún período político de nuestra historia republicana ha sido más popular ni ha desbordado más la cubanía que el ordinario del presidente Gerardo Machado y Morales desde 1925 hasta 1929, fue también la mejor época de la música cubana, la mejor música del mundo, Miguel Matamoros, uno de los más grandes lo expreso asi en “La Mujer de Antonio: ”
“Mala lengua conocida
hablando mal de Machado
que te ha puesto allí un mercado
que te llena la barriga
la mujer de Antonio
camina así...
cuando viene de la plaza
camina así."
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