Tomado de CubaNet.
Celia Sánchez y Fidel Castro en la Sierra Maestra.
Celia Sánchez Manduley, quien nació el 9 de mayo de 1920 en Media Luna, actual provincia de Granma, fue la primera mujer que ocupó la posición de soldado combatiente en las filas del Ejército Rebelde y la principal promotora de la creación del pelotón femenino “Las Marianas”, en 1957.
Luego, tras el triunfo de la Revolución Cubana, fue nombrada secretaria de la Presidencia del Consejo de Ministros y posteriormente ministra de la Presidencia. De esa forma, se mantuvo siempre al lado de Fidel Castro.
“Lo mismo como Norma, que como Lilian, Carmen, Caridad o Aly, Celia fue siempre de una fidelidad y una utilidad inmensurables para Fidel Castro. Algunos la consideraron su mejor perro guardián”, dice el escritor Ernesto Santana Zaldívar en un texto publicado en CubaNet en 2017.
“Ella coordinó la visita de los periodistas Herbert Matthews y Bob Taber a la Sierra. Fue la primera mujer que participó en un combate y fundó el pelotón femenino Mariana Grajales, que fue durante un tiempo escolta personal del jefe”, indica también el autor.
Para Santana Zaldívar, aunque Celia nunca tuvo grados militares, se ocupó de asuntos de la mayor importancia política, desde acompañar a Castro en giras internacionales importantes hasta dirigir la construcción del Palacio de Convenciones de La Habana para una conferencia del grupo de los Países No Alineados.
Celia: ¿La memoria de la Revolución?
Aunque fue ministra de la Presidencia, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC) y diputada del Parlamento, entre otros cargos y funciones, su mayor preocupación fue siempre la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado, que fundó el 4 de mayo de 1964.
De hecho, sus 21 años como secretaria personal de Fidel Castro los dedicó sobre todo a reunir “hasta el último papelito” con el propósito de rescatar la historia de la Sierra y la Revolución.
Celia Sánchez Manduley.
Uno de los puntos de su vida que ha alcanzado la categoría de mito es su presunto vínculo amoroso con Fidel Castro. “Cuán íntima era la amistad entre Celia y Castro es un tema de apasionado debate”, dice Santana Zaldívar.
“Lo indudable es que estuvo en el mismo corazón de la Revolución Cubana por más de dos décadas, cuidando del líder: él quería el poder a toda costa y ella quería eliminar todo lo que estorbara ese propósito, porque su ídolo era Cuba y la Revolución en santísima trinidad una”, agrega el escritor.
Todavía hoy, “hay quien cree, románticamente, que la Revolución murió con ella. ‘Los batistianos nunca volverán al poder en Cuba mientras yo o Fidel vivamos’, dijo en 1959 y lo repitió al menos tres veces antes de morir”.
Cuando falleció, finalmente Dalia Soto del Valle pudo casarse con quien fuera su amante desde 1961, refieren numerosas fuentes.
A pocos le caben dudas de que Celia fue uno de los personajes fundamentales de la Revolución hasta que murió el 11 de enero de 1980, víctima del cáncer de pulmón.
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