Por Zoé Valdés.
Harta de oír eso de que la libertad de Cuba debe transitar por un cambio-fraude (término de Oswaldo Payá), o sea, del viejo y caduco castro-social-comunismo al neo social comunismo, a eso le llaman algunos, transición.
No existe ninguna transición en semejante perversión, y ninguna transición de ninguna parte aplicaría para Cuba. El modelo español menos, visto el estado en el que se encuentra ahora mismo España.
Léanse el libro de Julio M. Shiling: "Democratización en Cuba. Un manual conciso." Ahí está todo lo que debemos hacer para que los cubanos no permitamos que nos tiendan trampas, y solamente consigamos un alivio mediante un pasaje nebuloso en el que el poder de los viejos castristas caiga en manos de los nuevos castristas, con un lenguaje renovado, en el que las “inclusividades” actuales de cualquier tipo permitan otra vez las prohibiciones, las censuras, los encarcelamientos, los asesinatos, los fusilamientos, el empobrecimiento de todo un pueblo a favor del enriquecimiento de un puñado de vendedores de humo frito.
El camino hacia la libertad de Cuba debe pasar por la radicalización del ‘Nunca Más’. Nunca más y de ningún modo nada de lo que nos ha sucedido debiera repetirse. Nunca más presos políticos, ni fusilamientos, ni asesinatos políticos, ni ningún tipo de abuso en nombre de una ideología.
La libertad de los cubanos pasa por el único sistema que ha dado frutos positivos en el mundo: el capitalismo. Cualquier otro sistema ajeno al capitalismo ya se ha probado ampliamente que sólo conlleva al fracaso y al desprecio por la vida, a la negación de la vida normal.
Llegó la hora de que los cubanos vivamos de manera normal, y esa normalidad sólo es posible mediante la libertad radical y sin condicionamientos, para todos; menos para los comunistas. El social-comunismo debe ser eliminado del sistema social y político cubano. Todo el que se empecine en desviarnos por esa ruta no podrá obtener ningún rol político dentro de la isla. Basta ya, han sido suficientes más de 63 años de social-comunismo, de infertilidad. No sólo no lo admitiremos, nos enfrentaremos y no lo permitiremos.
A un año de los sucesos y manifestaciones pacíficas en las calles de Cuba, del 11 y 12 de julio del 2021, hoy con más de mil presos políticos, 37 menores, con muertos, y madres desesperadas, toca ya que los gobiernos del mundo actúen en consecuencia frente a esa tiranía.
Si Estados Unidos no puede sacarnos del horror en el que ellos mismos metieron a nuestro país, lo que hicieron de manera consecutiva desde 1929 hasta la fecha, pues que se aparten de una buena vez, que permitan que otros países nos ayuden en esa encomienda: que los cubanos puedan contar con ejércitos dispuestos a ayudarnos, con el Mossad si fuera necesario y posible. ¿No lo ha exigido así el presidente ucraniano para defender a Ucrania frente a Putin? Pues los cubanos llevamos más tiempo pidiendo similar apoyo, el que nunca ha llegado, inclusive si durante tres décadas fuimos invadidos por la URSS en épocas en que Vladimir Putin ocupaba un puesto preponderante en la KGB.
Fue Putin quien tras las manifestaciones pacíficas del 11 y 12 de julio salió primero que nadie a defender el castrismo y a situarse del lado de la tiranía (como siempre hizo), y en contra de los cubanos. Los cubanos necesitamos el apoyo del mundo para liberarnos de un régimen criminal y opresor. “Hay que sudafricanizar el problema cubano”, dijo quien también añadió: “Hay que desamericanizar el problema cubano”. Fue Oswaldo Payá Sardiñas, fundador y líder del Movimiento Cristiano Liberación, asesinado hace diez años, el 22 de julio del 2012 junto al joven Harold Cepero, también miembro del MCL. En su honor, en su memoria, cumplámosle su deseo. La entera libertad lo vale, sólo porque hombres valientes iniciaron “el camino del pueblo”, por ello dieron sus vidas..
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