Por Claudia.
Los segurosos se han lanzado con un culebrón, se llama “Las razones de Cuba” y está malísimo. La que escribe -oh sí- estaba incluida como extra en el guión. Arriba les dejo el mensaje que Carlos Serpa -seguroso confeso- dejó en mi contestadora la víspera de la première, el sábado en la noche por Cubavisión, para exasperación de media Habana que no soporta ni un segundo más de propaganda ideológica por televisión.
Sinceramente en Villa Marista están necesitando un asesor de imagen, y también un logopeda. Quizás estén cortos de presupuesto o de recursos humanos, pero es importante -digo yo- que la gente sepa hablar, sobre todo cuando van a dar conferencias o a lanzarse como actores de telenovela estilo James Bond tropical. Nada tan deprimente como la vulgaridad, la falta de educación y el acento chusmo de los últimos personajes que han dado el salto de la fama desde las filas de la Seguridad. Si esos son los presentables, ¿cómo lucirán los que no vemos? El ministerio se me parece cada vez más a un zoológico, y los oficiales unas pobres marionetas sin clase que el sistema mueve como peones a su antojo. Los últimos peones que le quedan: los chivatones.
¿Quién se presta para ser chivatón? Dura la realidad a la que se enfrenta el poder, pues la calidad humana de los que aceptan semejante trabajo a estas alturas del campeonato deja bastante que desear: principios torcidos, sin valores, sin vergüenza, amorales, incultos, vulgares y muy, pero muy, mediocres y envidiosos, dos sentimientos que parecen siempre ir de la mano.
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