La escritora cubana Zoé Valdés, afincada en Francia, será distinguida el próximo 11 de mayo con la Grande Médaille de Vermeil que le otorga la ciudad de París, no obstante, recordemos que la narradora isleña no es ajena a las altas distinciones, así, en 2003 ganó el codiciado Premio Fernando Lara de Novela con Lobas de Mar y en 2004 se alzó con el no menos codiciado Premio de novela Ciudad de Torrevieja con La eternidad del instante; codiciados, en definitiva, por ser dos de los más prestigiosos y mejor remunerados entre los galardones de las letras iberoamericanas. Además de una larga lista de otros premios, distinciones y reconocimientos por una obra que abarca poesía, ensayo, narrativa y cine.
Zoé Valdés, que lleva además un blog y es una activista infatigable a favor de las libertades no sólo en Cuba sino en el mundo, se da a conocer en 1995 en el mercado editorial con su novela La Nada Cotidiana, dotada de unos personajes memorables, Gusana, Traidor, El Nihilista, Yocandra, personajes que más de una década después regresaron con inusitada fuerza para configurar el universo de el Todo Cotidiano, 2010, su última novela, obra que viene a recrear las nuevas circunstancias de la libertad, el exilio y la pérdida, declara ahora sentirse especialmente honrada con la condecoración que le impondrá la ciudad de París; esa misma urbe que para ella ha sido no ya ciudad de adopción, sino patria posible. Sobre la Grande Médaille de Vermeil, sobre la problemática cubana y sobre aspectos de su vida de artista, activista, madre, mujer y exiliada, Zoé Valdés habló en exclusiva para las páginas de MartiNoticias.
P: Usted ha recibido importantísimos premios por su desempeño literario y por su desempeño cívico, próximamente la ciudad de París la honrará con la Grande Médaille de Vermeil. ¿Qué significa para usted recibir esta condecoración?
R: Este premio es uno de los más importantes que recibo, me toca muy hondo por varias razones: París es mi ciudad de adopción, yo la escogí y ella me adoptó, aquí aprendí el verdadero sentido de la libertad, y aquí aprendí que el caso cubano era uno más entre muchos otros. Como en diversas ocasiones he querido ayudar a mi país en lo que a derechos humanos se refiere y no he podido hacerlo desde el exilio, pues entonces he dirigido mi esfuerzo hacia otras personas y otros países que lo necesitan tanto o más. Mi compromiso ahora será mayor, es un compromiso humano, social y político, porque es un compromiso con la vida, con el arte y con la libertad.
P: Personalidades como Paul Auster, Cecilia Bartoli, Jane Fonda, y ahora usted, han sido condecoradas con la Grande Médaille de Vermeil. ¿Por qué se crea este reconocimiento? ¿Qué otras personalidades lo han recibido?
R: Ha habido otros: Juliette Gréco, Michel Galabru, Robert Lamoreux, Imre Kertesz… Este reconocimiento se creó para distinguir una persona que ha vivido en París, que ha hecho su carrera en esta ciudad, y que ha contribuido o aportado con su arte, con su trabajo, algo verdaderamente importante a la cultura de la ciudad. En mi caso yo he renacido en esta ciudad. Nací en La Habana en 1959, pero volví a renacer cuando me exilé definitivamente en el año 1995, las dos cifras últimas de año de nacimiento invertidas. Mi obra se publicó primero en francés, o sea que París me reconoció como escritora primero que La Habana, aunque yo había empezado a escribir en La Habana desde muy joven, desde la edad de once años, y más seriamente desde los 17 años. La condecoración se da a los escritores, artistas, científicos, que se han comprometido con causas humanitarias y por la defensa de los derechos humanos en el mundo; en mi caso con mayor énfasis en Cuba.
P: ¿Finalmente, cree que su denodada denuncia en el ámbito europeo de la sistemática violación de derechos humanos en Cuba está dando sus frutos?
R: Pienso que sí, que finalmente una gran cantidad de personas se ha sensibilizado y se sensibilizan cada vez más con la causa del pueblo cubano, que no es solamente el que vive dentro de Cuba, es también el que vive en el exilio. Han sido años de intensa lucha por encontrar tribunas, por hablar de nuestro problema, públicamente, y también de manera personal. Yo particularmente he estado enviando cartas a presidentes, a funcionarios, a ministros durante más de 18 años. Quiero decir que jamás han dejado de responderme, y siempre de manera muy atenta a los casos de violaciones de los derechos humanos que he presentado bien documentados.
P: Usted, aparte de estar comprometida con la lucha por las libertades en Cuba, lo ha estado además en la campaña internacional contra el uso de las minas antipersonales y a favor de la liberación de la activista birmana San Suu Kyi ¿Por qué cree que tantas personalidades que apoyarían, o apoyan, con gusto las dos últimas causas, no les ocurre lo mismo con la primera causa, es decir, con el apoyo a la lucha las libertades en Cuba?
R: También lo he estado con el Proyecto Huit fois Oui en todo el mundo, con crear escuelas en varios lugares del mundo, he trabajado en proyectos en Haití, contra el hambre y la pobreza, me he movilizado en contra de cualquier abuso o encarcelamiento y desaparición de periodistas en el mundo, así como de disidentes que busquen la libertad. Es cierto que algunas personalidades que, por ejemplo, apoyaron a San Suu Kyi me dieron la espalda cuando les pedí apoyo para las Damas de Blanco. No les guardo rencor, porque cada cual es libre de apoyar las causas que quiera, pero ya no los veo igual como personas ni como artistas, ya les siento la costura; espero volver a reconciliarme, ojalá ellos aporten algo a la causa cubana para que así sea, siempre se puede rectificar. Como sabes, y no debiera de ser así, hay causas que para una cierta ideología visten bien, y otras causas que no les conviene, que no les cuadra. Fue una pena que se comportaran de ese modo con las Damas de Blanco. Pero no me puedo quejar, tuve el apoyo de la ciudad de París, cuyo alcalde es de izquierdas, así como su equipo, lo que quiere decir que no todos son iguales.
P: Las sanciones económicas y el aislamiento político de la dictadura militar birmana parece que, entre otros factores, han dado lugar a una apertura en ese país. ¿Entonces, por qué cree usted que respecto a la dictadura militar cubana viene a ocurrir lo contrario y no hay presidente o personalidad, empezando por el Papa, que viaje a la isla o simplemente se crea un ser bien pensante y mejor actuante que no pida, precisamente, el levantamiento del tímido embargo estadounidense y del inexistente aislamiento político al régimen isleño?
R: Es lo que siempre he dicho, que por qué razón si se ha apoyado el embargo a Birmania no sucede igual con el de Cuba. También es verdad que las autoridades birmanas terminaron por ceder ante la ejemplar resistencia de la principal líder de la oposición. Es cierto también que esa líder tuvo un apoyo internacional impresionante. Y que los disidentes y ella misma no cejaron en su empeño de resistencia, no les pudieron coger un solo fallo.
P: ¿A quién o a qué piensa Zoé Valdés dedicar la Grande Médaille de Vermeil?
R: Tengo unas palabras pensadas, y claro, una dedicatoria, pero prefiero dar la sorpresa el día 11 de mayo.
P: Vale, muy bien, pues esperaremos expectantes el 11 de mayo… Usted escribe novelas, conduce un blog, escribe columnas semanales para diarios digitales, desarrolla un intenso activismo cívico, hace de jurado en prestigiosos certámenes, mantiene amigos en medio mundo y, por si fuera poco, tiene un hogar, una hija y un esposo. ¿Cómo hace? ¿De dónde saca el tiempo en esta era de velocidades sin cuento?
R: También hago cine, como productora y guionista, y una revista de lujo, Ars Atelier City, con el crítico de arte Gustavo Valdés. Tenemos una galería de arte el cineasta Ricardo Vega, Gustavo Valdés y yo, Ars Atelier Paris. Además pinto. Y muchas más cosas. Duermo poco, y no me abandonan las ganas, los deseos de crear. El exilio me ha permitido vivir en esa especie de refugio creativo, incansable, me ha sacado unas fuerzas que yo misma desconocía que poseía. Ricardo Vega y nuestra hija forman parte de esa energía, de esa buena estrella. Sin duda que a veces me dan ganas de sentarme en un café, y esperar, descansar, pero al instante se me llena la cabeza de sueños e ideas, yo los llamo zoeños et zideas.
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