De elnuevoherald.com
Desde la época en que el gobierno norteamericano incluyó a Cuba en la lista de países que patrocinan el terrorismo, “el mundo ha cambiado”, expresó esta semana Stefan M. Selig, subsecretario de Comercio Internacional de Estados Unidos. La aseveración del funcionario es un argumento para apoyar la salida de Cuba de esa lista nefasta.
Por supuesto, el mundo ha cambiado. Lo que no ha cambiado es el carácter dictatorial y personalista del régimen cubano.
En el escenario internacional, Cuba ya no tiene la energía ni los recursos que tuvo hace tiempo. Ya no tiene el vigor de la época en que era un peón de la Unión Soviética, durante la Guerra Fría, y apoyaba movimientos subversivos en todo el mundo, servía de refugio a guerrilleros comunistas y hasta enviaba a su ejército a librar conflictos en ultramar, como los de Angola y Etiopía. La Unión Soviética desapareció, y con ella el proyecto de crear un imperio comunista mundial, una quimera en la cual Cuba tenía una participación activa.
Hoy Cuba respalda al socialismo del siglo XXI en Venezuela y mantiene en su territorio, en calidad de refugiados, a unas pocas personas acusadas de terrorismo en Estados Unidos, como Assata Shakur, la ex miembro de los Panteras Negras acusada en la muerte de un patrullero en Nueva Jersey, en 1973.
Internamente, el régimen cubano mantiene la actitud represiva que le ha permitido mantenerse en el poder por largas décadas. El hostigamiento a opositores pacíficos, como el movimiento de las Damas de Blanco y otras organizaciones disidentes, los arrestos cotidianos, los actos de repudio, la censura a lo que cuestione la línea oficial, perduran como una muestra de que, en efecto, el mundo ha cambiado, pero en Cuba no tanto.
La subsecretaria de Estado para el Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson, acaba de señalar que en el sistema político de la isla hay una especie de “embudo” que limita la toma de decisiones a unos pocos individuos. O sea, que el control sigue estando en pocas manos. El mundo ha cambiado, pero la concentración del poder en Cuba no.
Por otra parte, el régimen cubano envió un cargamento de armas a Corea del Norte en el 2013, y posiblemente otras dos veces el año anterior, violando un embargo de las Naciones Unidas al país asiático. Y en marzo de este año, las autoridades colombianas encontraron una gran cantidad de armamentos y municiones con documentación irregular en un buque chino que se dirigía a Cuba y paró en Cartagena.
Si La Habana quiere normalizar las relaciones con Estados Unidos y salir de la lista de promotores del terrorismo, debe dejar de actuar como si todavía estuviéramos en la Guerra Fría. Debe hacerlo aunque los viejos hábitos se resistan a desaparecer.
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