viernes, 24 de abril de 2015

La planificación traba el funcionamiento de las empresas estatales.

Por Osmar Laffita Rojas.

(foto de internet)Uno de los 313 Lineamientos Económicos aprobados en el VI Congreso del Partido Comunista, el número 5, es claro al señalar que “la planificación abarcará el sistema empresarial estatal y regulará otras formas de gestión no estatales”.

Esto último no se sabe cómo lo hacen, pero está enunciado. Sobre el particular, se asegura que “los nuevos métodos de planificación cambiarán las formas de control sobre la economía”.

Con la excepción de las diferentes formas de cooperativas agropecuarias, que suman 5 161, más las 345 cooperativas no agropecuarias y las 489 929 personas autorizadas a ejercer la actividad privada, el universo empresarial cubano está constituido por 1 992 empresas y 2 297 unidades presupuestadas.

Todas ellas se rigen por la planificación, por tanto no hay espacio para la relaciones mercantiles ajustada a las leyes del mercado. Todas las actividades de compra-venta entre ellas tienen que ser previamente autorizadas por los ministerios a los que pertenecen. Por carecer de autonomía, los vínculos económicos tienen que ser refrendados, tal como señala en el lineamiento no.10, mediante contratos, cuyo control y cumplimiento son la esencia de su gestión.

Es esa la explicación de que cualquier entidad empresarial, sea productiva o de servicio, cuando se producen cuellos de botella por el abarrotamiento de sus almacenes, debido a que las empresas a las que son destinadas esas mercancías no honraron lo contemplado en el contrato o las empresa de trasporte responsabilizada de extraerlas no cumplieron con lo que firmaron, para salir del atolladero tienen que esperar que el grupo empresarial y el ministerio al que pertenecen diga la última palabra.

Estas empresas, regidas por la planificación y carentes de autonomía, las mercancías estancadas en sus almacenes no las pueden vender a otras empresas que necesitan esos productos y que por trabas burocráticas no pueden adquirirlas. Ante tales inconvenientes, para evitar que su proceso productivo y de servicio se paralice, como disponen de divisas, compran esos productos en el exterior, con los consiguientes daños a la economía nacional, pero principalmente a aquellas empresas que tienen inmovilizadas grandes cantidades de ese producto por la absurda planificación.

A pesar de las muchas reuniones y los interminables discursos referidos a la eficiencia, el ahorro, la productividad y las ventajas de la empresa estatal sobre la privada, en los hechos todo es un cuento. A cuatro años del VI Congreso del Partido Comunista, las empresas estatales disponen de muy pocas facultades y todavía a ninguna se le ha concedido la autonomía que necesitan.

Como la planificación entorpece para el normal funcionamiento de las empresas en Cuba, quedó reflejado en el trabajo del periodista Ronald Suárez Rivas, del diario Granma, titulado “El dilema de la resina”, publicado en dos partes, los días 9 y 14 de abril.

Dicho trabajo abordó la situación que afronta la Unidad Empresarial de Base (UEB), productora de colofonia y aceite de trementina, perteneciente a la Empresa Forestal Integral Pinar del Río, una de las empresas que forman parte del Grupo Empresarial de Agricultura de Montaña (GEAM) en la provincia más occidental del país.

La UEB, que obtiene la colofonia y el aceite de trementina por el procesamiento de la resina que se extrae de los pinos, fue puesta en marcha en marcha en septiembre del pasado año, luego de un costoso proceso de reparación debido a que sus maquinarias permanecieron paralizadas por espacio de tres años.

En poco más de 6 meses esta pequeña industria procesadora de resina de pino ha producido 95 toneladas de colofonia y trementina, pero solo ha logrado exportar 20. Las restantes 75 toneladas están en el almacén de la industria, en espera deque la empresa extranjera que decidió comprarlas materialice dicho acuerdo.

La colofonia y la trementina que se producen en Cuba están entre las mejores del mundo. Su cotización es alta en el mercado internacional. En estos momentos el valor de la tonelada de ambos producto ronda los 2 000 dólares. Y tienen mercados seguros, ya que se emplea ampliamente en la fabricación de detergentes, cosméticos, jabones, pinturas y barnices, fósforo, papel y neumáticos. En el caso de la trementina, es un componente importante en la fabricación de diluentes y desengrasantes.

Las empresas forestales garantizan la resina a la fábrica, lo que le permite procesar diariamente 1.2 toneladas. De mantener ese ritmo productivo y de no surgir inconvenientes, la industria podrá cumplir las 250 toneladas fijadas para el presente año, lo que significaría una entrada de 500 000 dólares.

Llama la atención el proceder irresponsable de los directores de la Empresa Forestal Integral y del GEAM de Pinar del Río que no han tomado medidas para acabar de resolver la venta al mejor postor, sea en el exterior o en Cuba, de las decenas de toneladas de colofonia y la trementina que tienen estancadas en el almacén y que les pudieran reportar unos 150 000 dólares.

Parece que a esos burócratas le importa un comino. Argumentan, a modo de justificación, que le corresponde al Ministerio de Economía y Planificación impartir las indicaciones de cómo proceder en este caso.

El Grupo Empresarial Suchel importa apreciable cantidades de colofonia y trementina. Algo similar ocurre con las industrias de la pintura, la goma y el fosforo. ¿Cómo es posible, entonces, que en una industria pinareña estos productos estén varados y la UEB y la empresa a la que pertenece, les prohíba vendérselos?
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