Por Miguel Angel Belloso.
El FMI acaba de elevar su previsión de crecimiento para España, que entre los grandes países de la UE es el que más fuelle parece tener. Hace dos semanas, el Tesoro tuvo una demanda de 30.000 millones para una subasta de bonos subordinados a 10 años a un tipo de interés del 2%, y la última emisión de letras también ha batido récords de audiencia. Pues bien, todo esto es perfecto, es una gran noticia, pero es pura fanfarria. Es el resultado de que los mercados descuentan el pasado y el presente perentorio: el ajuste del país está hecho, las empresas están musculadas, el mercado laboral se ha flexibilizado, el sector financiero está saneado y disparando crédito. Todo esto es verdad. Pero todo esto se puede ir al garete en un año como máximo.
La inercia de la economía es fuerte, es como la del Titanic, tanta que no puede evitar el iceberg que aparece a proa sin tiempo suficiente para girar. El iceberg es el país ingobernable a que dieron lugar las urnas el 20-D. Es Pedro Sánchez como presidente del Gobierno con el apoyo de Podemos y de otros. Un Frente Popular en toda regla unido por la argamasa granítica del odio a la derecha. La investidura está garantizada, ¿pero cuál es el proyecto de país de un partido que cuenta con 90 diputados y que está a expensas del respaldo de quienes no creen en la democracia y tienen como objetivo derribar el edificio construido porque ha llegado la hora de que la gente se siente en el Congreso acompañada por el bebé de Carolina Bescansa?
Tengo algunos amigos en el Gobierno, de esos que se reúnen con sus homólogos europeos en Bruselas, y me cuentan que allí están horrorizados por la tormenta perfecta. La debacle de Irlanda, de Portugal e incluso la de Grecia resultaron digeribles. Los rescates encajaban con la capacidad financiera de la Unión. Pero el eventual crack de España sería inmanejable. En alguna reunión, el ministro alemán Schäuble ha dicho que "esto sí que destroza el euro".
Puede que no se lo crean, que les parezca apocalíptico, que piensen que me filtran esta clase de noticias con el afán de promover algún cambio en la actitud irresponsable que demuestra a diario el señor Sánchez. Nada de eso. Esta columna es inocente. Tiene poca potencia de fuego. No la tiene en cuenta ni Dios. Y mucho menos Sánchez. El líder de los socialistas quiere ser presidente del Gobierno a sangre y fuego, cueste lo que cueste, se va a presentar en el próximo Comité Federal del partido con un acuerdo sellado para su investidura, y ninguno de los barones remilgados que se rasgan las vestiduras van a tener cojones para decirle que no. Que se equivoca. Que eso hundirá al PSOE de por vida. Que es lo que va a suceder. Porque como es imposible que la economía vaya bien con Sánchez y una casa de putas al frente del timón, los socialistas quedarán marcados para siempre como los que hunden el país que luego tiene que venir la derecha a reflotar.
0 comments:
Publicar un comentario