Me sigo preguntando cómo es posible que a estas alturas de la vida todavía haya personas que aún defiendan la atroz dictadura de los gallegos valetudinarios Castros. No puede embotarse por tanto tiempo la inteligencia humana para no discernir con lógica y tomar conciencia de lo que pasa en su país. ¿Hasta cuánto han descendido de la escala humana tantos queridos compatriotas?
No pueden ser capaces de entender que es un régimen familiar dictatorial sin ideología, racistas en extremo, inhumanos y asesinos fríos que violan hasta sus propias leyes y administran justicia a su libre albedrío. Aún no se dan cuenta que la falta de oportunidades del sistema ha obligado a nuestros hermanos de raza negra a convertirse en carne de cañón de los presidios para alcanzar al 90 por ciento de la población penal del país y que ningún cargo importante que tenga poder de decisión lo ocupa un cubano negro.
Es que no ven cómo tratan a la prensa. Desde los tiempos del tirano mayor cuando algún periodista extranjero le hacía alguna pregunta capciosa, simplemente no la respondía y se salía con una andanada de cosas que nada tenían que ver en la respuesta esperada. A la prensa nacional le está vetado hacer preguntas críticas a los hermanos malditos. El decrépito Raúl se notó ridículo en extremo al lado del desenvuelto y atlético Obama y no quería que hubiera preguntas y menos sobre los heroicos presos políticos y se atrevió con cinismo burdo a afirmar que los liberaría antes de la noche, demostrando que su poder está por encima de las leyes y los tribunales.
Todavía no entienden que las llamadas conquistas revolucionarias ya se fueron a bolina. No tengo dudas de que en los “buenos tiempos” del llamado socialismo real, cuando el petróleo ruso nos estraba por tuberías, hubo cierto esplendor en la salud y la educación, pero ya ello es agua pasada que no mueve molinos y el precio en falta de libertades individuales que pagamos por esos logros fue muy superior a los beneficios sociales, sin tampoco olvidar que con los miserables salarios que se pagan a los cubanos y con el nombrado servicio social le exprimieron muy bien a todos el costo de esas gratuidades.
¿No comprenden que Obama nació con la revolución cubana en el poder y que a estas alturas todavía sigue la familia Castro en Cuba sin haberse jamás sometido a un ecrutinio popular, sin que nadie los haya elegido nunca?
No observan nuestros compatriotas isleños como los cubanos de Miami se han abierto camino en un país extraño al que la mayoría llegó con una mano delante y la otra detrás y hoy sostienen a la Isla con sus remesas que aportan más que las zafras azucareras. Ellos pueden viajar por el mundo, tienen casas propias, autos y hasta yates, comen lo que desean, eligen a sus gobernantes libremente y hablan sin hipocresía ante todo el orbe.
Estoy muy satisfecho y entusiasmado con la fructífera visita del presidente estadounidense a mi país. Lo admiraba antes y más ahora; pero me hubiera gustado que hubiera invitado o visitado al Pánfilo del pueblo, no al de la tele, a ese cubano valiente de raza negra, de la frase sentenciosa: “¡No hay jama!” y que le hubiera saludado en español: “¿Qué bolá Pánfilo? ¿Ya hay jama?”.
0 comments:
Publicar un comentario