jueves, 18 de mayo de 2023

Socialismo en Cuba: los trotskistas “se revelan”.

Por Luis Cino.

Los trotskistas de la organización Comunistas de Cuba han advertido en su página web que las políticas antipopulares del régimen de la continuidad castrista están conduciendo a Cuba al capitalismo. Y tienen razón para estar alarmados. Es más, se quedan cortos en su alarma, porque el capitalismo ya llegó y está instaurándose en las ruinas de lo que fue el reino de Fidel Castro. Solo que es el peor de los capitalismos posibles: un capitalismo de Estado de compadreos y rapiña,  implementado con total desfachatez por una casta de mafiosos con uniforme y sus parientes, compinches y acólitos de poca monta que se conforman con recibir migajas y timbiriches.

Para ello, no hizo falta un cuartelazo de generales derechistas que sacara del juego a la ortodoxia geriátrica del Politburó y el Comité Central, ni que tras la caída del régimen se instaurara una dictadura anticomunista respaldada por los Estados Unidos, como teme Comunistas de Cuba. Nada de eso.  Son los propios mandamases de la continuidad inmovilista los que, con su luz verde a la piñata tropelosa, se están repartiendo como auras tiñosas el magro botín y desmontando lo que queda del estrambótico, cochambroso y caprichoso comunismo a la manera fidelista.

A pesar de sus exageraciones y despropósitos, como ese de “los generales derechistas” (¿los Pinochet de las FAR?), los trotskistas de Comunistas de Cuba tienen razón en muchos puntos de su análisis. Primero que todo, en la inevitabilidad de un nuevo estallido social. Se huele, se ve venir.

Los mandamases, temerosos de perder el poder, se niegan a cambiar el rumbo si no es en una dirección que convenga a sus intereses, y los cubanos, hartos de tanta hambre y miseria, de apretar los dientes y dejar que abusen de nosotros, estamos al reventar. Y será peor que el 11J.

Los mandamases lo saben y lo temen, pero nada hacen por evitar el reventón de reventones que tarde o temprano vendrá. Solo culpan al bloqueo, repiten consignas y ordenan reprimir, dar palos y encarcelar, que es lo que mejor saben hacer, porque ya ni siquiera atinan a buscar justificaciones y decir mentiras que algún tonto pudiera creer.

Con mentalidad de fulleros del estraperlo, la poca comida que había en las tiendas la ponen -para que la revendan a precios abusivos- en manos  de los negociantes de las mypimes, esa urdimbre truquera que, cual calamar marrullero, emite un chorro de tinta para evadir las sanciones norteamericanas con un paripé de privatizaciones que solo busca el enriquecimiento de la elite y de un puñado de oportunistas inescrupulosos que, con  tal de llenarse los bolsillos, se prestan a servirles de cómplices al régimen.

¡Qué van a acordarse los obesos mandamases castristas de ese Marx que invocan, pero que nunca entendieron ni aplicaron, a la hora de montar este tinglado para que medren los rufianes a su servicio!

El pueblo pasa hambre, en los hospitales sobra la mugre y faltan las medicinas, pero muy poco hacen los mandamases por mejorar la situación. Alegan que no tienen dinero, pero lo derrochan construyendo hoteles que no conseguirán llenar de turistas, lo dilapidan  en sus recholatas y en la esmerada atención  a los miles de solidarios extranjeros que invitan a todo tipo de eventos en La Habana.

Acuerdan los jerarcas en sus reuniones que hay que aumentar la producción de alimentos, pero siguen poniendo trabas burocráticas a los campesinos, forzándolos a una agricultura de subsistencia.

Siguen apostando, pese a sus desastrosos resultados, por la economía centralmente planificada y privilegiando a la empresa estatal. Las exportaciones e importaciones de las mipymes las subordinan a la mediación de parasitarias empresas del Estado.

Por falta de combustible o de divisas o por el motivo que se les antoje alegar, no hay suficientes ambulancias, guaguas o tractores, pero no faltan los carros patrulleros ni se paralizan los autos de los mayimbes.

Es como si quisieran que la nación se hundiese de una vez. ¿Cómo es posible tanta estupidez y cortedad de miras? ¿O será perversidad?

Se equivoca el análisis de los trotskistas de Comunistas de Cuba cuando asegura que “la burocracia dirigente  avanza decididamente a la restauración capitalista, implementando el modelo chino-vietnamita”. No, el modelo es el ruso, el de Putin y la oligarquía que propició, y para eso, para traer las recetas, vino a Cuba el Instituto Stolypin.

Otro error de Comunistas de Cuba es afirmar que los mandamases, impotentes a la hora de crear unas buenas condiciones de vida a la población y conseguir su lealtad, intentan alejar al pueblo, y especialmente a los jóvenes, de la política. No, a fuerza de tanto teque politiquero, de tanto bombardeo doctrinario, de tanta imposición ideológica,  consiguieron hace mucho que el pueblo le haga rechazo a la política, no solo a la del régimen, sino también en muchos casos a la de quienes se le oponen.

Esa despolitización confunde y desorienta a los cubanos, los convierte en una masa amorfa y hambreada que puede no saber hacia dónde va, pero no necesita que alguien los induzca a creer que “el socialismo es un sistema económico inepto y caótico, que genera desabastecimiento y empobrecimiento”, porque eso hace mucho que lo descubrimos: llevamos seis décadas sufriéndolo.

Por ello, es muy poco probable que tengan éxito los camaradas trotskistas que nos quieren hacer creer que debemos cerrarle la puerta a la derecha y darle otra oportunidad al socialismo en Cuba, porque el que se aplicó hasta ahora no fue el verdadero, sino una engañifa mediocre y chapucera.

Los 64 años de castrismo han curado a la mayoría de los cubanos de la manía izquierdista que adquirimos desde 1933. Ahora, en vista de todo lo que hemos pasado desde 1959, el que no le tiene ojeriza a la izquierda, la coge con moderación y suma cautela.

Comunistas de Cuba hace un llamado a lo que llama “la izquierda crítica” a sumarse a las protestas, y aunque dicen  estar conscientes de “la dificultad de generar una masa que comparta sus ideas luego de décadas de dictadura socialista”, se proponen “la difícil tarea de revertir la hegemonía que la derecha tiene en el descontento popular” y evitar el triunfo del capitalismo.ç

“Quizá en Cuba suceda la primera revolución socialista que derroque al neo-estalinismo”, dicen. Es bastante improbable, pero si lo logran, ojala no instauren una nueva dictadura, la del anunciado por ellos “partido marxista revolucionario que se ponga al frente de la clase trabajadora”.

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