Por Juan Carlos Salazar.
Georgina, una vecina del barrio habanero de San Miguel del Padrón, inició hace dos años gestiones para legalizar la propiedad de una casa. Tras un largo vía crucis, que la propia prensa cubana describió como la "cronología de un suplicio", su trámite quedó en nada: "el expediente sigue archivado, sin firmar, y yo sin legalizar la vivienda".
Desde que en julio de 2009 contrató una abogada de un bufete colectivo, Georgina escribió varias cartas, visitó oficinas y conoció a viejos y nuevos funcionarios, pero nunca pudo romper la muralla burocrática, sea porque "el director se accidentó", porque los papeles estaban "mal hechos" o porque necesitaba "un nuevo examen psicosocial".
Pero su odisea, difundida por el diario "Juventud Rebelde", órgano de la Juventud Comunista, no es una excepción en el mar burocrático que enfrentan los cubanos desde hace medio siglo a la hora de buscar un lugar donde vivir o poner en orden los papeles de su casa.
"Aquí es muy común que los abuelos vivan con sus hijos y con sus nietos, tres generaciones metidas en la misma casa, o que una pareja divorciada conviva, muy a su pesar, bajo el mismo techo, porque ni el hombre ni la mujer encuentran donde mudarse", dice Carmen, una profesional recién graduada que vive con sus padres.
De allí la gran expectiva que ha despertado la reforma anunciada por el gobierno de Raúl Castro, en el marco de la "actualización" del modelo socialista vigente en la isla, que permitirá por primera vez desde el triunfo de la revolución en 1959 la compraventa de viviendas entre particulares residentes o emigrados.
El propio gobierno admitió que las autoridades de todas las instancias de la administración deberán revisar 188 disposiciones legales vigentes relacionadas al tema, "la mayoría de las cuales establecen prohibiciones de carácter administrativo", para poner en marcha la reforma a fines de este año.
Las prohibiciones no han impedido, sin embargo, que los cubanos puedan resolver sus problemas de vivienda por "la vía izquierda" o "por la libre", es decir mediante compraventas ilegales. El propio diario "Granma", órgano oficial del Partido Comunista, admitió que la maraña burocrática y la infinidad de leyes y reglamentos propiciaron "ilegalidades y corrupcion".
Actualmente la única manera legal de cambiar vivienda en Cuba es el intercambio, la "permuta", un sistema que requiere no sólo de intrincadas gestiones burocráticas, sino de que los interesados puedan adecuar la oferta o la demana a sus intereses.
"Permuto casa por dos departamentos", "permuto departamento grande por dos pequeños", son los letreros que exhiben los vecinos en una calle éntrica de La Habana, donde se reúnen los sábados para ofrecer lo que ienen o lo que buscan, un lugar al que los cubanos se refieren con cierta ironía como "la bolsa de la vivienda".
Juan Carlos Tabío abordó el drama con gran sentido del humor en un clásico del cine cubano de los 80, "Se permuta", una comedia en la que Rosita Fornés interpreta a una costurera que arma una cadena de permutas para poder cambiar de casa y así alejar a su hija de un pretendiente, pero la cadena se rompe cuando uno de los eslabones se arrepiente: "Se jodió la cosa", lamenta la protagonista.
No existen cifras realistas sobre el déficit de vivienda en la isla, pero algunas estadísticas apuntan a más de medio millón de unidades, sin contar las miles de casas y departamentos virtualmente inhabitables por el mal estado en que se encuentran. "Usted viviría en esta casa?", pregunta el taxista a un turista al pasar frente a un edificio en ruinas del centro de La Habana.
La reforma anunciada por el gobierno de Castro, aprobada en el congreso del Partido Comunista de abril pasado, no sólo beneficiará a los cubanos residentes, sino también a los emigrados, quienes hasta ahora perdían sus viviendas al abandonar el país.
La nueva Ley General de la Vivienda flexibilizará trámites y eliminará prohibiciones para facilitar la transmisión de la propiedad mediante la compraventa, permuta, donación o herencia del inmueble, aunque una ersona no podrá ser propietaria de más de una vivienda.
Un economista que pidió mantener su nombre en el anonimato declaró a dpa que la reforma, una de las más importantes del paquete implementado por el gobierno de Castro, además de aliviar un grave problema social, movilizará recursos económicos y supondrá "una gran fuente de ingresos para el Estado" por el pago de impuestos.
La reforma, en su opinión, incrementará el flujo de remesas del exterior, estimado actualmente en unos 1.000 millones de dólares anuales: "Y esto se notará muy pronto porque la apertura del mercado, sí sea limitada, conducirá a la revalorización de las propiedades y la gente querrá comprar rápido antes de que suban los precios".
Marta, una vecina del Vedado quiere su vender su departamento para comprar una casa con jardín y patio donde poder construir lugares independientes para sus dos hijos. "Me han ofrecido 25.000 dólares por mi departameto, pero por una casa me piden 90.000", declaró a dpa.
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