jueves, 19 de noviembre de 2015

El turismo cubano, en cachumbambé: sube, pero baja.

Por Amelia Roque.

La cifra de visitantes internacionales a Cuba sube como la espuma, así lo destacan las autoridades del sector. Recientes informes sobre el tema señalan que durante los primeros nueve meses de 2015 llegaron al archipiélago caribeño casi 2,6 millones de viajeros. La cifra representa un alza del 18 por ciento frente a igual etapa del año anterior.

Los números exactos, según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), son 2.595.179; a lo que se suman otros 28.691 visitantes en calidad de excursionistas, incluidos los viajeros a bordo de cruceros.

Pero el turismo cubano parece un niño montando cachumbambé, por un lado sube y por otro bajo. La noticia tiene una segunda parte, menos comentada: aumenta el número de turistas pero los ingresos, en proporción, disminuyen.

Según las cifras de la ONEI referidas al turismo en el primer semestre del año, Cuba ingresó por ese concepto en el mismo período 1.060,3 millones de pesos convertibles (CUC), un 1,6 por ciento menos que en los primeros seis meses de 2014, cuando con un total la factura se elevó a 1.077,4 millones de CUC.

La tendencia a la caída fue más evidente en los tres primeros meses de 2015, cuando el descenso con respecto al año anterior fue del 3,9 por ciento por concepto de ingresos.

Aumenta el número de turistas, pero la tendencia a la disminución de los ingresos hace sonar la alarma. Para entender esta paradoja habría que enfocarse en algunos detalles.

¿Quiénes viajan a Cuba?

Una de las claves para entender lo que sucede es saber quiénes viajan a Cuba. Este año el grueso fundamental lo siguen teniendo emisores tradicionales: Canadá, en el primer lugar, seguido por Inglaterra y Alemania, países cuya presencia subió; completan la lista de los primeros lugares Francia, España y México.

Este año nuevos países aparecen en ascenso, entre ellos Costa Rica, Japón, Israel, Irlanda, Polonia, Australia y Venezuela, precisó la ONEI. Esta tendencia a la diversidad quizás sea resultado de las presentaciones de la Campaña Auténtica Cuba con la cual los funcionarios del turismo han intentado vender el destino caribeño.

Pero los visitantes que llegan, sobre todos los canadienses, son los turistas denominados de segunda y tercera, es decir, personas de poca solvencia. En su mayoría llegan a la Isla en paquetes de "todo incluido", permanecen en los hoteles, sin hacer mayor gasto de dinero.

Parte del turismo se va al sector privado

Informes gubernamentales refieren que la oferta del sector turístico estatal en Cuba dispone de unas 62.000 habitaciones. Sin embargo, son las crecientes capacidades de hospedaje y servicios en espacios privados las que parecen estar aumentando sus ingresos.

Fue precisamente en el alojamiento donde mayor reducción de los ingresos hubo en los primeros seis meses del 2015 con respecto a igual periodo del 2014. La cantidad de dinero recaudado se redujo en un 13,6 por ciento.

Es evidente que, si bien llegan más turistas a la Isla, es también mayor la cantidad que prefiere hospedarse en casas o habitaciones particulares y no en los hoteles del Estado.

Y no se trata de que las habitaciones del Estado no den a basto, dejando como segunda opción las privadas, pues la tasa de ocupación fue del 56,6%. En la actualidad las propuestas del sector particular ocupan la preferencia.

La fruta prohibida al alcance de Estados Unidos

Con el giro que dieron las relaciones entre La Habana y Washington el 17 de diciembre de 2014 y con el restablecimiento de relaciones diplomáticas, el turismo cubano se ha llenado de expectativa por el posible acceso a un nuevo mercado: el estadounidense.

Según datos del Departamento de Comercio de los Estados Unidos, un poco más de 60.000 norteamericanos visitaron Cuba tan solo en el primer trimestre del 2015, una cifra considerable si se tiene en cuenta que, aunque el Gobierno de Barack Obama ha flexibilizado los viajes, el turismo a la Isla sigue estando prohibido.

En el informe sobre el embargo que La Habana presentó en la ONU en octubre quedan claras sus expectativas: "De no existir las regulaciones del bloqueo, Cuba se favorecería de los 140 cruceros que operan semanalmente en el área del Caribe y cuyo mercado principal es el norteamericano. La Isla podría aprovechar la capacidad operativa creada para recibir aproximadamente 1.200.000 turistas, y realizarse 1.092 escalas de cruceros en un año, lo cual generaría ingresos ascendentes a 139.882.795 dólares", señaló el Gobierno.

En todo caso, es un escenario hipotético. Las esperanzas en un número tan alto de visitas se basan sobre todo en la novedad. Los estadounidenses representan el 50% del turismo en el Caribe, y ahora tendrían la posibilidad de visitar una Isla hasta el momento prohibida.

¿Qué hacer con una avalancha de turistas?

Muchas valoraciones señalan que Cuba no cuenta con las condiciones para recibir una oleada repentina de visitantes. Ciertamente, en la actualidad los aeropuertos internacionales de los principales polos turísticos, y el José Martí en la capital, apenas dan abasto para recibir con agilidad los distintos vuelos.

Cuba tampoco cuenta con infraestructura para el desembarco de varios cruceros o ferris a la vez. La disponibilidad de autos para el turismo y de habitaciones es posiblemente donde serán menores las dificultades. Otra historia son los recursos humanos y los requisitos en cuanto a la calidad de los servicios y la atención.

Para el año 2016, según el plan de desarrollo del Turismo, deberán adicionarse más de 13.600 nuevas habitaciones, principalmente en polos turísticos de sol y playa. Sin embargo, expertos señalan que podría no ser ese el principal interés de los visitantes estadounidenses.

En efecto, para muchos estadounidenses la novedad está en conocer a la gente de la Isla y sus ciudades. Aunque los destinos de sol y playa puedan tener también atractivo, los norteamericanos disfrutan otras zonas del Caribe. A eso se suma que muchos de los hoteles en Varadero o la cayería no se acercan a los estándares de similares enclaves caribeños.

Haría falta, entonces, potenciar restaurantes, cabarets, bares, centros nocturnos.

Más allá de algunos espacios tradicionales como El Floridita, Tropicana o el Turquino, la ventaja de la novedad se la está llevando aquí el sector privado. No es coincidencia que las imágenes de muchas de las "celebrities" que han visitado La Habana sean en bares o restaurantes particulares.

Los dirigentes del turismo cubano se han dado cuenta que no todo es sol y playa. De hecho, la Organización Mundial del Turismo ha advertido que esta modalidad va en declive. Nuevos proyectos se proponen explotar las posibilidades del turismo de naturaleza, el cultural o de patrimonio, el de salud. Sin embargo muchos son por ahora ideas en ciernes.

Para muchos expertos, el crecimiento reciente en el número de turistas se debe a la novedad y no a la calidad. Es una realidad que Cuba está de moda, pero ¿qué pasará después?

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