Por Aldo Chaviano Rodríguez*
Nos habían trasladado a 23 presos políticos del Presidio de Isla de Pinos, donde habíamos permanecido cerca de dos años. Era el 12 de julio de 1963.
Estábamos en la torre vieja de Iznaga en Manacas de Iznaga cerca del poblado de Caracusey en la carretera entre Sanctí Spíritus y Trinidad en la provincia de Las Villas. Ya sabíamos del asesinato el día anterior en “Las Tinajitas”, en plena Sierra del Escambray, de Macario Quintana y Aquilino Zerquera, miembros de nuestra causa y cuyos cadáveres fueron expuestos en el patio donde se celebró el juicio para que los viéramos, como únicos testigos silentes de lo que allí había ocurrido.
El procedimiento estuvo plagado de arbitrariedades e injusticias. El Tribunal presidido por el Capitán Andrés Abeledo Mejías “El Pinto”, el oficial acusador Luís Felipe Denis y el Fiscal Dr. Humberto Jorge, hablaban incesantemente. Allí se acusó por apariencias, por seudónimos, sin tener en cuenta la identidad personal, por suposiciones, por alegatos basados en investigaciones absurdas, por delaciones de personajes de controvertida procedencia.
Allí únicamente se juzgó a un ejército prisionero por sus acciones de guerra, pero había que escribir un libreto para luego matar y así lo hicieron…
Personalmente fui excluido al declarar mi hermano de lucha Ramón Pérez “Monguito” que yo no era “El Chino” (alias) que los comunistas buscaban. El anciano Romayor y yo fuimos los únicos que salimos vivos de los 23 que sacaron del Presidio para juicio en Las Villas; quizás para que contáramos de lo que eran capaces y así contribuir al terror; quizás también por ello hablamos bien poco de lo que allí sucedió al regresar a Isla de Pinos.
Ante la convicción generalizada de que iban a morir, el grupo mostró una actitud firme y decidida. Fui portador de recados personales, de pequeños recuerdos con la encomienda para llevar a familiares. No hubo quejas, ni ocasión ni tiempo para otras opciones, el día fue muy largo y a la vez muy corto por su intensidad.
Al final, la sentencia: 19 condenados a pena de muerte por fusilamiento y dos a 30 años de cárcel. La apelación duró pocos minutos y la sentencia fue ratificada. Nos montaron en un camión militar y los miembros del Tribunal, nos seguían. Nos llevaron a un recodo del camino, algunos me dieron sus últimas recomendaciones.
Era de noche. Aproximadamente a la 1:00 a.m. del 13 de julio de 1963, bajaron a los condenados a muerte, los iluminaron con las luces de los camiones de transporte militar, llamaron a Nando Lima, Zacarías García y a Roberto Montalvo y los ametrallaron. El resto comenzó a dar gritos en contra del comunismo y en favor de Dios y la Libertad, entonces los tirotearon a todos juntos por parte de las tropas y de los miembros del Tribunal; dispararon con ametralladoras, rifles, pistolas y revólveres, aún así Carlos Brunet quedó en pie, todos le tiraron, lo hicieron pedazos; luego los remataron uno por uno.
Seguidamente les quitaron los zapatos y calzaron algunos milicianos que andaban descalzos.
* Natural de Báez, antigua provincia de Las Villas. Número en el Presidio de Isla de Pinos: 28240. Cumplió 26 años y cuatro meses de prisión política con 30 años y seis meses adicionales por una fuga de la prisión de Ariza, Cienfuegos. Es el único sobreviviente de los 23 condenados a muerte en la II Causa del Escambray. Vio fusilar a 19 de sus compañeros de lucha; todos habían estado más de dos años y medio presos entre el centro de operaciones del Hospital de Topes de Collantes en la Sierra del Escambray e Isla de Pinos. Actualmente reside en Nueva Jersey. Este testimonio se publica con la autorización del Comité Internacional de Ex Presos Políticos Cubanos.
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