Por Miriam Leiva.
Los incumplimientos de los planes en todos los sectores de la economía se reiteran en las escuetas informaciones oficiales sobre lo tratado en las reuniones para chequear la implementación de las desconocidas proyecciones del Gobierno para corregir distorsiones y reimpulsar la economía en 2024.
Los máximos ejecutivos nacionales imponen directrices inflexibles, que coartan la creatividad y desestimulan el incremento de la producción por la imposibilidad de tener beneficios económicos, adquirir materias primas, combustibles, energía eléctrica, fuerza de trabajo, instrumentos y equipos. Para justificar los fracasos, ellos descargan las culpas en los dirigentes municipales y los llamados cuadros de base. “Nos está faltando mano dura en muchos lugares, nos está faltando tomar medidas ejemplarizantes en defensa de nuestro pueblo”, dijo recientemente Manuel Marrero a los gobernadores provinciales. Como si no bastaran los cientos de medidas existentes, el premier anunció que se está actualizando el plan de acción.
En la reunión con los gobernadores, se mencionó el retroceso en el cumplimiento del programa de la vivienda y de la producción local de materiales de la construcción. Dilaila Díaz Fernández, directora general de la Vivienda, señaló que no se logra cumplir el programa de recuperación del déficit habitacional aprobado en 2020 por la Asamblea Nacional del Poder Popular, evitar la pérdida progresiva de la capacidad habitacional, ni incrementar la producción de materiales de la construcción.
Solo 16.065 viviendas, el 65% del plan, fueron terminadas en 2023, trascendió en el balance anual del Ministerio de la Construcción, efectuado en febrero pasado. El fondo habitacional del país es de 3.824.861 viviendas, del cual el 39% se encuentra entre regular y mal estado técnico, con un déficit de 929.695 inmuebles.
Tampoco se ha organizado la microbrigada social y estatal como principal fuerza constructora de viviendas, lo cual podría ser lo único positivo en este sector, teniendo en cuenta las nefastas experiencias de las eternas construcciones de viviendas y edificios durante años, los robos de materiales y otros notorios problemas ocurridos.
En las reuniones oficiales también se ha tratado el estado actual de la producción de alimentos a nivel municipal. Salvador Valdés Mesa, vicepresidente del Gobierno, aseguró que la gente se ha ido acostumbrando a que no se le contrate y entrega los productos al que más le paga.
Al respecto, Alexis Rodríguez Pérez, director general de Economía y Desarrollo Agropecuario del Ministerio de la Agricultura, expresó que, para influir sobre los precios inflacionarios, se promueve que las empresas estatales y las cooperativas contraten más, lo que requiere ser más serio con los productores, pagarles en tiempo y acopiarles su producción en los momentos definidos en los contratos.
Resulta evidente que el Gobierno impone sus caprichos económicos, que han empobrecido a casi todos los cubanos y ha destruido la base productiva del país. Las amenazas no motivarán al trabajo. Se requiere un cambio radical en la conducción política, económica y social del país.
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