Por Miguel Iturria Savón.
El desempleo es tema de conversación en miles de hogares cubanos, pues el despido planea como ave de mal agüero en la mente de medio millón de personas que irán a las calles antes de finalizar el 2010, lo cual sumerge en la incertidumbre hasta a los ancianos jubilados, a quienes les preocupa la suerte del hijo o el yerno que colgará los guantes y olvidará el salario.
No es para menos porque el total de parados anunciados por el gobierno asciende a un millón trescientos mil, aunque será de forma gradual, en tres etapas, con el sindicato a favor del Estado Patrón y sin derechos a huelgas, prohibidas desde 1959.
Si bien se anunció como paliativo la concesión de permisos para ejercer por cuenta propia decenas de oficios urbanos y rurales, las incertidumbres de los parientes siguen en pie. Algunos preguntan ¿quién pone la inversión inicial en un país donde casi todos dependen del deprimido salario estatal?
Muchos dudan de las intenciones de la burocracia al autorizar de nuevo los oficios. Recuerdan que trescientos mil cubanos accedieron a pequeños negocios propios a partir de 1994 y tuvieron que abandonarlos por la ofensiva estatal contra los cuentapropistas, asediados por ejércitos de inspectores y por la imposibilidad de adquirir los insumos, destinados a la red de centros estatales.
Los más suspicaces piensan que el gobierno trata de "soltar la rosca para salir del atolladero y evitar desórdenes públicos”. ¿Cómo confiar si hace dos años en cada centro laboral hubo que analizar el discurso del general Castro que denigraba a los cuentapropistas y arremetía contra ellos por el desvío de recursos?
Hay respuestas de todo tipo, algunas realmente infantiles, como algunos ancianos incapaces de reciclarse y comprender la realidad. Estas personas ponen fin a las charlas hogareñas al decir que "fue necesaria la Ofensiva Revolucionaria de 1968”, que "la propiedad privada es causa de la explotación” o que "el colectivismo falla por el egoísmo de un puñado de descarados”
El colmo lo escuché ayer en casa de un amigo que ejercía como electricista en la empresa metalúrgica Antillana de Acero, al sudeste de La Habana, donde el despido ascenderá a 500 obreros al finalizar el 2010, aunque ese monstruo de metal disminuyó su empleomanía en mas de 4 mil entre fines de los ochenta y el 2006.
Resulta que el amigo y su suegro hablaban apaciblemente sobre el tema, cuando el viejo le recordó que él fue dirigente sindical de la Antillana de Acero y sabe que detrás de los problemas de esa empresa está la mano de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA). Ante una mano tan larga mi amigo sonrió.
Tal vez tenga razón, con la elocuencia del avestruz no se puede. Sin embargo, los ancianos que esgrimen argumentos infantiles para justificar lo injustificable, nada tienen que aportar a los cambios que se imponen en el horizonte de Cuba.
0 comments:
Publicar un comentario