domingo, 8 de mayo de 2011

El déficit fiscal y la farsa de los cambios.

Por Raúl Fernández Rivero.

Dentro de los numerosos análisis publicados sobre el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba, se encuentran varias coincidencias. Creo que la mayor está relacionada con el intento de Castro (el General) en comprar tiempo para que la factura -años ha redactada e impresa- que está pendiente de cobrar, no llegue a los autores intelectuales y físicos de la sangre derramada en Cuba, de la destrucción del aparato productivo y de la miseria de la otrora alegre y activa Isla caribeña. La factura -sin intereses por odio o venganza- la deben la mayoría de los actuales dirigentes del Partido, que lo son también de la mal llamada revolución, cuyo promedio de edad hace pensar que, en 10 años, sus principales jerarcas estarán muertos o babeándose en un asilo.

Pero no hay duda que hay otras motivaciones, en el esfuerzo económico y político de esta despampanante fiesta partidista, saturada de largos documentos llamados lineamientos, o sea "el no te salgas de esto" que como procedimiento, siempre el partido aclara para evitar confusiones o que un inocente se lance a divagar sobre libertad, pluripartidismo, democracia real representativa, participación sin censura en los debates o modificaciones al estalinismo ideológico y práctico del cubaneo partidista. La fiesta también derrochó un montón del dinero de los cubanos -que no del Partido- en cenas, almuerzos y meriendas, así como, mucho petróleo en un desfile, más para atemorizar a los ciudadanos que para mandarles un mensaje a los yanquis.

Estos más profundos motivos están dados en primer término por la necesidad urgente del régimen cubano para disminuir radicalmente el gasto público. Las cuentas del General no cuadran. Ó ¿sería mejor decir que las cuentas de Marino Murillo no cuadran? Lo cierto es que el país -que se mantiene en estado de extrema sobrevivencia- gasta mucho más de lo que recibe. Ello fuerza al despido masivo de empleados públicos en cifras que se acercan al 1.300.000 en unos 30 meses. También explica la necesidad de suprimir las llamadas "gratuidades", es decir los subsidios, que empezaron por desaparecer los comedores en el centro de trabajo, continuaron con el aumento a los combustibles y los impuestos hasta los Bici Taxis y van de lleno a la eliminación de la libreta de abastecimientos. Para encontrar ubicación a quienes son y serán despedidos, se inventaron más de cien ocupaciones buhoneriles, que contribuirán a aumentar los escasos fondos del estado con una carga exigente de impuestos a los que se decidan por esta ridícula transferencia a un sector privado sin asidero legal ni garantías.

Cuba en una crisis de muchos años, no ha podido salir de los golpes de la última recesión internacional, pero tampoco del derrumbe del socialismo estalinista en la Europa del Este y de los partidos comunistas -ahora con novedosos nombres- del resto de la lejana y vetusta Europa. Quedan pocos amigos con chequera para ayudar. Y las muestras de solidaridad no pasan de discursos emotivos. Sólo le queda la generosidad Chavista, muy comprometida con la crisis de vivienda y los miles de damnificados por lluvias y deslaves en Venezuela y la necesidad del
golpista barinés de mucha la plata para ganar adeptos electorales.

Esta crisis cubana obliga al país a importar -según lo informado por el heredero de la corona el hermanísimo Raúl- aproximadamente el 80% de los alimentos. Y ha reiterado que es necesario acabar con la enorme cantidad de tierras fértiles en estado de abandono y cubiertas del molesto marabú. En busca de ahorrar divisas -que muy pocas hay- insiste en entregar éstas tierras en usufructo a los campesinos privados, tanto individuales como de asociaciones, por un lapso de 10 años (¿será prorrogable?). Esto generaría menos divisas que gastar, al propio tiempo que recursos por los impuestos a las ganancias. Este esfuerzo dirigido a solventar el déficit del gasto público, se expresa también en un pedido público y privado de inversiones, que supuestamente contaría con la modificación de leyes en la Asamblea Nacional que darían seguridad a los inversores. Tanto en la industria turística como en la petrolera y no se descarta que Cuba establezca empresas mixtas donde la inversión del gobierno sea en terreno para construir fábricas y mano de obra barata y controladita por la farsa de Sindicatos cubanos, vergüenza mundial del movimiento obrero. En el tapete se encuentra también la recuperación de la Industria azucarera, dejada inexplicablemente morir de parálisis generalizada por la ineficiencia marxista y la desidia general. Hay que ser eficientes -dice el general- y separar las funciones partidistas de las productivas. Eso es un cambio cultural bien difícil y largo en el tiempo. También Raúl, el heredero, lo cree harto trabajoso y dijo textualmente: Para alcanzar el éxito, lo primero que estamos obligados a modificar en la vida del Partido es la mentalidad, que como barrera sicológica, según mi opinión, es lo que más trabajo nos llevará superar, al estar atada durante largos años a los mismos dogmas y criterios obsoletos. También será imprescindible rectificar errores y conformar, sobre la base de la racionalidad y firmeza de principios, una visión integral de futuro en aras de la preservación y desarrollo del Socialismo en las presentes circunstancias.

Es largo y pesaroso el camino hacia la reparación del grave déficit fiscal cubano, pero es posiblemente la causa real de esta gran farsa de Cambios, que dejan intocable el sistema estalinista de gobierno, y abiertas las puertas de las cárceles del país.

El sistema marxista cubano ha fallecido no de intoxicación democrática sino de ineficiencia endógena. El velorio será celebrado por los inversionistas aprovechadores, las petroleras y los hoteles españoles. Tardarán los cubanos en ver resultados de la farsa. Ojalá que haya beneficios, que mejoren su grave y triste situación. Si para Gardel 20 años es nada, ¿que pueden ser para los cubanos 10?
Share:

0 comments:

Publicar un comentario