Por Marcelo Hernández.
La dualidad monetaria ha estado presente por tanto tiempo que muchos jóvenes nunca vivieron bajo un único peso nacional. Los rumores de una posible unificación han dejado de escucharse y la gente parece resignada a seguir pagando en CUC y en CUP. La promesa de resolver este entuerto financiero parece otra de las que dejará incumplidas Raúl Castro al concluir su mandato el próximo año.
Sin embargo, al menos algunas certezas se abren paso en esta esquizofrenia económica: el alter ego del peso cubano no es el peso convertible, sino el dólar. El llamado chavito que emergió en la década de los 90, solo es un sucedáneo de "la moneda del enemigo", un camuflaje para tapar el rostro de Abraham Lincoln o la cabezota de Benjamín Franklin. Poco a poco, los billetes emitidos por el vecino del norte se imponen en el mercado informal.
El terreno que va ganando el dólar se expresa de muchas maneras. No solo en los clasificados que especifican que se acepta el pago en USD de los productos que ofrecen, sino también en la existencia de una tasa de cambio paralela al sistema bancario oficial, donde "los verdes" se cotizan a un precio que oscila entre 0,95 y 0,97 CUC. También se muestra en simpáticas imágenes como la del pulóver de esta foto, donde el chavito brilla por su ausencia. En fin de cuentas, solo se trata de una imitación del dinero del Tío Sam.
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