Una entidad del Gobierno cubano se ha propuesto recuperar las antiguas posadas que existían en la capital del país, informa el periódico Trabajadores.
Buscando “diversificar las opciones para el amor”, con tarifas supuestamente asequibles, la Empresa Provincial de Alojamiento de La Habana estaría trabajando para recuperar aquellos moteles de pago por horas, que fueron comunes hasta el agravamiento de la crisis de vivienda.
“Poco a poco desaparecieron de la escena nacional las posadas”, recuerda la nota de Trabajadores. El negocio, no obstante, vio un florecimiento años después en el sector privado, que actualmente es el único capaz de ofrecer el servicio.
Sin embargo, las tarifas por alquilar una habitación por unas pocas horas a 5 CUC como mínimo es poco menos que imposible para la mayoría en Cuba, donde el salario mensual promedio es de menos de 30 dólares.
Los precios en el sector privado pueden ser mucho más elevados incluso, con opciones que incluyen aire acondicionado y otras comodidades con las que el sector estatal tendría que competir.
La Empresa Provincial de Alojamiento relanzará las posadas con el Hotel Vento, ubicado “a pocos metros de donde antaño existiera, precisamente, una conocida posada”, en referencia al edificio de dos plantas ubicado en Vento y Santa Catalina que servía para estos fines.
Con la desaparición de las posadas y la acentuación de la crisis económica, los cubanos se vieron precisados a improvisar encuentros sexuales en los lugares menos propicios. Trabajadores menciona que si alguien no tiene “cuarto privado, casa propia, o (se) puede pagar una noche en un hotel”, entonces “solo queda el hospedaje por horas, los parques, las escaleras oscuras, la playa y hasta el malecón”.
“Nuestro ánimo es recuperar ese demandado servicio, de gran impacto social y, sin duda, muy rentable. Lo principal es demostrar que estatalmente podemos cumplir con ese propósito”, aseguró un funcionario oficial a Trabajadores.
“A pesar de largas colas y las medidas de ‘camuflaje’ que algunos desarrollaban para no ser sorprendidos por ojos indiscretos, siempre la gran mayoría quería -o queríamos- ir al lugar, pues allí se iba a amar”, señala el reportaje, asegurando que todo cubano recuerda algo de las posadas, “ya sea aquel beso inolvidable, o el llamado del posadero indicando a los amantes que su tiempo había expirado”.
“No solo garantizaban un final feliz para los ‘entresijos’ de las relaciones interpersonales, sino que constituían una opción para las parejas ante realidades que se iban acentuando en el país, especialmente la falta de vivienda”, añade el reporte.
La posada de Vento y Santa Catalina tendrá con aire acondicionado, televisor, refrigerador y teléfono, así como restaurante y servicio de alimentos ligeros. Trabajadores no detalla cuál será la tarifa del lugar.
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