Por Frank Rodríguez.
"Creo que la Revolución Cubana dignificó a nuestro país y a los cubanos. Y que el Gobierno Revolucionario ha sido el mejor gobierno de nuestra Historia". Así comienza su "Invitación" Silvio Rodríguez. Luego reconoce, como está de moda ahora, "Sí: antes de la Revolución La Habana estaba mucho más pintada, los baches eran raros y uno caminaba calles y calles de tiendas llenas e iluminadas. Pero ¿quiénes compraban en aquellas tiendas? ¿Quiénes podían caminar con verdadera libertad por aquellas calles? Por supuesto, los que "tenían con qué" en sus bolsillos. Los demás, a ver vidrieras y a soñar, como mi madre, como nuestra familia, como la mayoría de las familias cubanas."
Los recuerdos míos de "antes" son estos: los que no tenían para comprar juguetes en La Mascota podían ir al Ten Cent o a la Tienda de los 3 Kilos, o esperar por los kioscos baratos que se armaban en Infanta y San Lázaro previo al Día de los Reyes Magos.
Prosigue Silvio: "Por aquellas avenidas fabulosas sólo se paseaban los "ciudadanos respetables", bien considerados en primer lugar por su aspecto. Los harapientos, los mendigos, casi todos negros, tenían que hacer rodeos, porque cuando un policía los veía en alguna calle "decente", a palos los sacaban de allí. Esto lo vi con mis propios ojos de niño de 7 u 8 años y lo estuve viendo hasta que cumplí 12, cuando triunfó la Revolución."
Jamás vi un policía entrarle a palos a un harapiento, y vi limosneros también hasta mis 12 años cuando salí de Cuba. Y también vi mucha gente "decente" y "ciudadanos respetables" que eran pobres, tenían con qué bañarse y no tenían que hacer cola para comprarse una Coca-Cola. Hasta saca Silvio la famosa foto de "un marine meando, sentado en la cabeza de la estatua de Martí, en el Parque Central" y prosigue "Eso era Cuba, antes del 59. Al menos así eran las calles de la Centrohabana que yo viví a diario, las del barrio de San Leopoldo, colindante con Dragones y Cayo Hueso. Ahora están destruidas, me desgarra pasar por allí porque es como ver las ruinas de mi propia infancia". Correcto Silvio, ruinas si que podrás ver fácilmente en La Habana.
Entonces entra en materia de corregir como el Coma-Andante. "Estoy de acuerdo en revertir los errores, en desterrar el autoritarismo y en construir una democracia socialista sólida, eficiente, con un funcionamiento siempre perfectible, que se garantice a sí misma. Me niego a renunciar a los derechos fundamentales que la Revolución conquistó para el pueblo. Antes que nada, dignidad y soberanía, y asimismo salud, educación, cultura y una vejez honorable para todos. Quisiera no tener que enterarme de lo que pasa en mi país por la prensa de afuera, cuyos enfoques aportan no poca confusión". Vaya libertad, Silvio.
Como es de esperar, concluye Silvio pidiendo el fin del bloqueo. Yo estoy de acuerdo con él. La Marina Yanqui no debe seguir bloqueando la Isla de Cuba para que no se le escape ningún esclavo al Coma-Andante. No es justo que el que se escape de La Cabaña lo regresen a la Bahía de Cabañas. Y hay que acabar con el bloqueo musical para que muchos músicos nacidos en Cuba puedan ser escuchados a pesar de no ser tan sumisos como Silvio, que de libre no tiene nada, aunque sí parece tener el alemán alzado. Toda foto de "antes" refuta las memorias de los que han cambiado la memoria nacional.
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