Por Orlando Freire Santana.
Muy pocas cifras salieron a relucir en el resumen que ofreció la prensa oficialista cubana de la reunión del Consejo de Ministros dedicada a analizar el estado de la economía al cierre del mes de febrero. Sin embargo, ello no fue obstáculo para aquilatar lo mal que marcha la economía en estos meses iniciales del 2021.
Acerca de la producción de alimentos, el ministro de Economía, Alejandro Gil, expresó que “lo alcanzado está muy por debajo de la demanda y de lo que hace falta para lograr una presencia estable de productos”. Hay que recordar que en días pasados el mandatario Miguel Díaz-Canel se reunió con directivos y trabajadores del Ministerio de la Industria Alimentaria, y los increpó duramente por la escasa aplicación de la ciencia y la innovación en ese organismo. Claro, ahora el flamante doctor Díaz-Canel, que se dice defendió una tesis sobre la innovación, cree que la innovación va a resolver todos los problemas de la economía cubana.
El propio ministro Gil aseveró que el país no ha podido recuperar los niveles previstos en la actividad turística, de lo cual se desprende que las finanzas gubernamentales seguirán de mal en peor, y que las colas en los comercios estatales no disminuirán debido a que el país no tiene mucho dinero para aumentar las importaciones de mercancías.
Por su parte, el zar de la Tarea Ordenamiento, Marino Murillo, tal vez con la intención de aminorar las malas noticias en la reunión, detalló los 12 proyectos de normas jurídicas que fueron aprobados por el Consejo de Ministros con vistas a fortalecer el sistema empresarial y darles mayor autonomía a esas entidades.
Mas, podrían preguntarse muchos, ¿para qué sirven la autonomía y el fortalecimiento empresarial si tenemos en cuenta la información brindada en la propia reunión por la ministra de Finanzas y Precios, Meisi Bolaños? Pues resulta que la ministra aseguró que las cuentas por pagar y por cobrar fuera de término, en litigio y bajo sentencias de tribunal, continuaron en aumento a pesar de que en el 2020 los niveles de actividad económica disminuyeron considerablemente. Ante semejante desbarajuste es lógico imaginar que el famoso y recurrente sentido de pertenencia en las entidades estatales sea una mera ficción. A muy pocos colectivos les interesa cobrar por lo que producen, y mucho menos pagar por lo que compran. ¡Tremendo caos!
Pero eso no es todo. La señora Bolaños también dijo que “resultó considerable el incremento de los impagos a los productores agropecuarios”. En realidad, es difícil imaginar que mientras la propia Ministra y otros funcionarios de la Agricultura se reúnen por todo el país con los productores para instarlos a producir más, y les anuncian que aumentarán los precios de acopio para sus productos, en la práctica las entidades comercializadoras estatales se burlan de esos productores al no pagarles por sus productos. Es como si los funcionarios de arriba dijeran una cosa, y los ejecutores de abajo hicieran otra bien distinta.
Para completar el sombrío panorama no faltaron las alusiones a las afectaciones ocasionadas al país por irregularidades en operaciones del comercio exterior, así como indisciplinas, ilegalidades y manifestaciones de corrupción administrativa.
A menos de dos semanas de la inauguración del VIII Congreso del gobernante Partido Comunista de Cuba, esta reunión del Consejo de Ministros augura momentos nada felices para los que debatan el tema económico en la cita partidista.
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