Por Roberto Álvarez Quiñones.
Cuba es el único país del hemisferio occidental con un Partido Comunista en el poder, y desde hace ya 64 años. La cofradía militar que usurpa el poder literalmente ha destruido la nación y ha compulsado a emigrar a unos dos millones de ciudadanos, desde un país que antes de 1959 era un imán para atraer inmigrantes de todo el planeta.
Hay en las cárceles de la Isla (GULAG del Caribe) con más de 1.000 presos políticos, incluyendo adolescentes. La dictadura cubana es la que más viola y pisotea los derechos humanos en todo Occidente. Turbas organizadas por el PCC han quemado en las calles la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Los servicios de inteligencia del régimen comunista cubano constituyen el más experimentado y eficiente enemigo político latinoamericano de EEUU. Han penetrado y dominan, o influyen decisivamente, en los movimientos y partidos políticos de la izquierda radical en toda América Latina, y trabajan con holgura también en Washington. Se dedican a desestabilizar gobiernos democráticos, lo que incluye acciones terroristas y violentas revueltas callejeras como las que promovía el incendiario dueto Fidel Castro-Che Guevara en sus buenos tiempos
Precisamente en estos días tuvo lugar en Caracas una especie de Súper Foro de Sao Paulo como parte de la conmemoración del décimo aniversario de la muerte del dictador Hugo Chávez. Participaron jefes de Estado, incluyendo los tres dictadores de América Latina: Raúl Castro, Nicolás Maduro y Daniel Ortega, así como líderes de organizaciones terroristas, políticos autoritarios, totalitarios y "antimperialistas", y de paso también mafiosos y narcotraficantes.
Como bien recuerda Cuba Siglo 21 en un reciente informe, en julio de 2018 se celebró en La Habana un encuentro similar del Foro de Sao Paulo y "casualmente" meses después, en 2019, se desataron masivas y devastadoras protestas terroristas en Ecuador, Bolivia, Colombia, Chile y otros países.
En aquella ocasión (2018), en la capital subversiva de América, la otrora despampanante Habana, en un mensaje al Foro, Maduro, el dictador instalado por Cuba en la intervenida Venezuela, indiscretamente se jactó del éxito al afirmar: "Estamos cumpliendo el plan, ustedes me entienden... Vamos mejor de lo que pensábamos y todavía lo que falta…". Solo en Santiago de Chile fueron incendiadas y destruidas 23 estaciones del metro urbano.
Como si fuera poco la dictadura castrista es aliada del imperialismo moscovita (Rusia) y apoya el genocidio de Vladimir Putin en Ucrania. También es aliada de China, Corea del Norte e Irán. Y es refugio de peligrosos terroristas de América y Europa, incluyendo fugitivos de la Justicia de EEUU.
¿Ante semejante desafío, y desgracias para el pueblo cubano, qué hace la Administración Biden? Pues favorece a la tiranía con concesiones. Da libertad a las fuerzas antidemocráticas y antiestadounidenses para que socaven la cultura democrática occidental en el continente, y favorece que China, Rusia e Irán sigan penetrando el tuétano comercial y político de casi toda Latinoamérica.
Como expresión de esa política que aumenta la pérdida de influencia de EEUU en el continente al que pertenece, y del "deshielo" con el único régimen comunista en la región, Washington dio el visto bueno a la Western Union para reanudar los envíos de remesas a Cuba (suspendidos desde 2020), que fluirán ahora hacia los bolsillos de los mafiosos de GAESA, quienes hambrean, apalean, encarcelan y hacen sufrir a los cubanos.
Hasta 2020, Western Union estuvo autorizada para el envío de remesas a Cuba, pero fue sancionada por la Administración estadounidense anterior porque operaba con la financiera Fincimex, propiedad de GAESA, el emporio transnacional de los miliares castristas.
Ahora nuevamente es autorizada. En vez de ayudar a los cubanos y cercar y presionar al régimen comunista, ahora que es más débil y vulnerable que nunca, lo que hace el Gobierno de Biden es apuntalarlo financieramente. Pues aunque diga que las remesas no engrosarán las arcas de los generales y coroneles de GAESA, sí lo harán, ya que Washington ha aceptado que las remesas se transfieran por medio de la entidad estatal castrista Orbit S.A., una empresa testaferro del Banco Central de Cuba, enmascarada, pero controlada al 100% por las Fuerzas Armadas. Este paso, por tanto, contradice lo asegurado por el propio mandatario estadounidense en 2021, cuando dijo que buscaría "las formas más adecuadas para que las remesas lleguen a manos del pueblo cubano" sin pasar por "las manos o los bolsillos" del régimen.
Se debió exigir entregar dólares físicos a los cubanos receptores.
Orbit S.A fue inventada en 2020 con el único propósito de engañar al Gobierno de EEUU. Y podría decirse que lo logró, si no se supiera que los asesores de la Casa Blanca de tontos no tienen un pelo. Washington ha dado este paso a sabiendas de que el dinero sí irá a manos de la dictadura comunista.
Además, lo menos que debió hacer la Casa Blanca fue decirle a Western Union que si el Gobierno castrista no le permite entregar las remesas físicamente en dólares o euros a sus receptores no habría reapertura de sus operaciones. Y punto.
El colmo es que para los envíos ya no hay un límite de 300 dólares mensuales (equivalentes a 17 salarios mínimos mensuales), como estableció la Administración anterior. Ahora el único límite es enviar por Western Union a Cuba 2.000 dólares por transacción. Sin que se sepa ahora cuántas transacciones mensuales, semanales o diarias se pueden realizar.
Teóricamente las remesas podrían superar ahora los 3.500 millones de dólares que alcanzaron antes de la pandemia, que permitieron al régimen importar armas y equipos para la represión callejera, y que enriquecieron más a los mafiosos que usurpan el poder.
Es cierto que si Western Union entregase dólares a los cubanos buena parte de ellos irían igualmente a GAESA, mediante las compras en las shopping. Pero cientos de millones de dólares podrían quedar en manos de los receptores, lo que facilitaría emprender negocios privados, usar dólares para comerciar internamente con independencia del Estado, y hasta para construir viviendas.
No dólares, sino "vales" como los que daba Angel Castro en Birán.
Como siempre, el dinero de verdad, el físico, va a los militares de la transnacional GAESA, con sede en Panamá y no en Cuba. Los dólares ni siquiera van a la Isla. La Western Union no entregará billetes verdes a nadie. Solo tarjetas bancarias basadas en moneda libremente convertible (MLC).
Y esas tarjetas magnéticas son en realidad "vales de plástico", una versión moderna de los papelitos que entregaba Ángel Castro como salario a sus obreros agrícolas en Birán para comprar en la tienda suya que administraba su hijo Raúl. Estos ahora de plástico solo sirven para comprar en las shopping a precios inflados hasta en un 700%, como en el caso del pollo congelado.
Es decir, son cuentas bancarias en dólares que los cuentahabientes no reciben, y valga el absurdo. Y el atropello. El Banco de Crédito y Comercio del régimen decretó en 2021 que la MLC depositada en el banco "no es reembolsable en divisas (…) solo se hace en pesos cubanos en la red de cajeros automáticos (…)". Encima, aclara que "no está obligado a devolver el importe no utilizado".
Si el cuentahabiente no gasta con su tarjeta bancaria todo lo que le depositó su familia desde el extranjero, pierde las divisas no utilizadas. En fin, todo está bien tramado para hacer más ricos a los millonarios de GAESA.
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