Los vecinos de un barrio marginal de La Habana está sin agua desde hace varios meses y el cantautor Silvio Rodríguez ha salido a reclamar por ellos.
Pues sí, al filo de los 65 años, Silvio, nuestro Silvio, se ha volcado a las andanzas de reportero de barrio desde su blog Segunda Cita para pedir un tanque en favor de los residentes en Lugardita, un "llega y pon" de las afueras de Boyeros, en La Habana.
Tal vez rememorando sus empeños críticos de Resumen de Noticias, cuando temía que lo acusaran por mortificar a los perseguidores de las primaveras, o cuando tenía que partirse en dos para no ser malinterpretado, pues "casi siempre sucede que se piensa algo malo", el cantor ex diputado se ha tomado en serio las carencias de Lugardita. Y ahora lo tenemos convertido en un flamante periodista ciudadano.
"Es sólo una pregunta… Lo único que falta, desde hace más de un año, es un tanque de cemento. Según dicen, estuvieron trabajando un tiempo y no lo continuaron. ¿Por qué no acaban de ponerlo? ¿Es tan caro? ¿Es tan imposible? ¿Por qué todavía no hay agua en Lugardita?", se cuestiona Silvio en un texto recién publicado.
El post de Lugardita ya iba por los 220 comentarios, en los que se ha discutido si es verdad la foto -evidentemente trucada- del encuentro entre John Lennon y el Che Guevara, y casi nada del tanque de agua, que ahora con los cambios de Raúl Castro seguramente podrá resolverse con un puñado de pesos convertibles en algún establecimiento estatal para materiales de construcción.
O el mismo Silvio sacarlo del presupuesto de los estudios Abdala. A fin de cuentas, es un tanquecito de agua para unos necesitados y lo puede deducir de los impuestos. La Contraloría General de Gladys Bejerano no se va a poner con detalles.
Para los poco familiarizados con el caso, debe mencionarse que Lugardita es un vecindario marginal que vive con el ruido de los aviones que le pasan por encima, dada su cercanía al aeropuerto internacional de Boyeros. Allí se refugiaron o buscaron guarecerse decenas de familias que perdieron sus viviendas o no tenían sencillamente adonde ir. Y como en Cuba casi todo lo temporal es permanente, pues allí se quedaron a ver crecer a una generación y tal vez dos.
Los vecinos se abastecían de un tanque que suministraba agua a todo el barrio. Dicen que un ciclón se lo llevó -desde el Flora los ciclones son muy culpables en Cuba- y entonces lograron conseguirse otro tanque, que se vino abajo y los tiene hace casi un año sin agua al alcance.
De recorrido en sus conciertos por barriadas pobres y olvidadas, El Vigía descubrió ahora que en Lugardita no hay agua. Pero seguramente el reportero Silvio sabe que el tanque de marras es solo el iceberg de una cadena de desastres, olvidos e infortunios a la que vive atada gran parte de la población cubana.
Ojalá pase algo y Lugardita tenga pronto un nuevo tanque de agua. Quizás ya lo tenga gracias al texto movilizador del cantante. Pero sólo en la periferia habanera quedan una treintena de barrios similares donde no corre el agua, donde los desechos albañales son cita cotidiana, donde la gente se ha cansado de reclamar o tiene miedo de hacerlo, porque son "ilegales" en su propio país.
Silvio bien que debe saberlo de sus recientes giras por estos lares, escenas que, por cierto, están siendo recreadas a distancia, desde una cárcel en Florence, Colorado, en cuadros del pintor, poeta, dibujante de sellos, ingeniero en construcción de aeródromos y espía convicto Antonio Guerrero.
De todas maneras, Silvio es bienvenido al gremio como reportero de barriadas. Buena causa esa de adentrarse en el habitat de muchos de estos compatriotas suyos que protagonizan el nuevo marginalismo nacional, cinco décadas después de la abolición de Las Yaguas.
Y ojalá pase algo. Hay mucha gente que lo está esperando. El sol no da de beber.
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