jueves, 12 de enero de 2012

Una dolorosa y real historia cubana.

Por Iván Hernández Carrillo.

La falta de ómnibus durante los principales horarios, en los cuales el flujo de viajeros aumenta, obliga a recurrir a los almendrones y camiones particulares

Disfrutaba por “Radio Martí” en su programa Cuba al Día de la intervención que hacía la periodista independiente Leticia Ramos Herrería el día 21 de noviembre desde la ciudad de Cárdenas, donde reside. Ella desarrolló con mucha facilidad el tema del transporte en nuestro país y consiguió especificar muy bien el de nuestra provincia.

Leticia hizo hincapié en la ausencia de ómnibus durante los principales horarios en los cuales el flujo de viajeros aumenta, lo que obliga a estos a tener que dar un uso mayor a los almendrones y camiones particulares para poder llegar a su destino, enfrentándolos así a las altas tarifas que en muchos casos se encuentran por encima del salario real devengado por el punto medio de los cubanos.

También abordó las peripecias que enfrenta cada día la familia para garantizar que sus hijos lleguen a tiempo a los centros estudiantiles. En una gran parte de estas experiencias, los problemas se resuelven a través de la contratación a vehículos particulares, ya que el MINED no garantiza el transporte a los estudiantes que viven lejos de las escuelas.

Sobre el tema en cuestión viene a mi memoria la tragedia ocurrida en Martí, uno de los municipios matanceros, hace muy pocos días. La joven Ismelvis Alfonso Alonso, de dieciséis años de edad perdió la vida horas después de caerse del camión que abordó a las siete de la mañana en el batey Favorito donde vivía, para llegar hasta el politécnico de Itabo.

Una vez que murió la estudiante, las pruebas realizadas demostraron que el cadáver presentaba nueve fracturas craneales producidas al impactarse contra el pavimento. Este fatal accidente se produjo el 14 de noviembre y el sepelio se desarrolló el martes 15, a las cinco de la tarde.

La falta de medios de transporte adecuados en la mayor parte de las instituciones educacionales de nuestro país, dentro de los que se encuentra el politécnico de Itabo, tiene que ser objeto de revisión por el Ministerio de Educación y la solución no puede ser otra que la garantía para la vida de las nuevas generaciones de cubanos, o sea: restituirse de inmediato la transportación por ómnibus, desde zonas de embarque próximas a los hogares del estudiantado, hasta las escuelas. Igual itinerario, pero de retorno, debe producirse al concluir la jornada de cada día.

Cuando se pierde la vida de un compatriota no solo se deprime la familia. Sobre el barrio, los amigos, o los compañeros de trabajo y estudio, se desliza un velo de tristeza. Pero cuando la víctima es una criatura en pleno proceso formativo, el dolor no tiene límites, traspasa tanto los ámbitos sanguíneo, generacional como regional, pues todavía en pleno siglo XXI muy pocos humanos asimilamos el proceso de la muerte en sentido general y mucho menos cuando esta se produce en niños y jóvenes.

Así de consternados aún permanecen los ciudadanos del batey Favorito, porque aunque los motivos de esta irreparable pérdida se pudieran conjugar y lograr diferentes matices, no cabe dudas de que en la negligencia e irresponsabilidad gubernamentales, recae el mayor acierto de culpabilidad. Que en paz descanse Ismelvis Alfonso Alonso.
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