viernes, 13 de enero de 2012

Interrogando a Lezama Lima (i)

Ciro Bianchi: ¿Cuándo comenzó a escribir? ¿Cuándo decidió dedicarse a la poesía?

Lezama Lima: En realidad, empecé muy joven, después viendo las dificultades de publicación me dediqué a hacer revistas para ir publicando nuestras cosas; por ejemplo, mi poema Muerte de Narciso fué escrito a mis veintiuno o veintidós años y publicado en Verbum en 1936. A mi nunca me ha interesado publicar sino hacer, como aquel noble inglés que escribía sus poemas en papel de cigarrillos y después se los fumaba y exclamaba: lo interesante es crearlos. Uno nunca se dedica a la poesía. La poesía es algo más misterioso que una dedicación, pues yo le puedo decir a usted que cuando mi padre murió yo tenía ocho años, y esa ausencia me hizo hipersensible a la presencia de una imagen. Ese hecho fué para mí una conmoción tan grande que desde muy niño ya pude percibir que era muy sensible a lo que estaba y no estaba, a lo visible y a lo invisible. Yo siempre esperaba algo, pero si no sucedía nada entonces percibía que mi espera era perfecta, y que ese espacio vacío, esa pausa inexorable tenía yo que llenarla con lo que al paso del tiempo fué la imagen. Por eso la poesía ha sido en mí siempre vivencial, alrededor de una pausa, de un murmullo, se iba formando la novela imágen, yo iba reconstruyendo por la imágen los restos de los planetas perdidos, de zumbidos indescifrables.
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