Por Juan Reinaldo Sánchez.
La cifra oficial de 638 atentados o planes elaborados para la eliminación física de Fidel Castro resulta verdaderamente exagerada.
Fidel Castro: el atentado como estategia del mito.
Dentro de esa estadística transnochada del oficialismo cubano vale la pena discernir los atentados que se quedaron solamente en planes, o sea, sin posibilidades reales de llevarse a la práctica; cuántos fueron simples especulaciones y cuántos inventados por la propia Seguridad del Estado, desprovista de información y, por ende, incapaz de poner en funcionamiento el sistema de protección alrededor de Castro; y cuántas de estas escaramuzas tenian los hombres, los medios, las armas y todos estaban en el lugar y en el tiempo adecuados para efectuar la acción. Me explico: si se tienen los hombres y los medios para realizar un atentado, pero no están en el pais donde se encuentra el objetivo -en este caso Fidel Castro- entonces las posibilidades de realización se reducen a cero.
El gobierno cubano ha reconocido públicamente que de todos los atentados solo 167 fueron preparados con hombres y armas. El resto -más de 500 supuestas intentonas- no pasaron de simples planes e ideas que pueden ir desde un simple comentario en una cafetería de Miami hasta la expresión vociferante de "Voy a matar a Fidel Castro".
Habría que analizar también cuántos de estos presuntos atentados con posibilidades reales fracasaron sin que la seguridad cubana los detectara a tiempo y, por tanto, eran desconocidos en el momento que supuestamente debían realizarse.
Veamos algunos de los más importantes.
En 1961 se planeó realizar un tiro de bazooka contra la terraza norte del antiguo Palacio Presidencial, en La Habana, desde un apartamento situado en la Avenida de las Misiones, muy próximo al lugar donde Castro y otros dirigentes presidirían un acto público. Las armas se hallaban dentro del apartamento en espera del día escogido y los hombres que llevarían a cabo la acción estaban preparados.
Días antes la Seguridad del Estado había detenido a Dalia Jorge Díaz mientras colocaba un artefacto explosivo en la tienda Sears en la propia capital cubana.
Se intensificaron las investigaciones de este hecho y se efectuaron algunas detenciones, entre ellas a miembros de la organización antigubernamental relacionada con el atentado. Los hombres designados para atentar contra Castro desistieron de la acción al pensar que serían descubiertos por la información que pudieran brindar los arrestados.
Algún tiempo después fué que el G-2 se enteró de toda la acción, fueron al lugar y ocuparon las armas y se realizaron más detenciones.
De no haberse sorprendido a miembros de ese grupo en acciones que nada tenían que ver directamente con el atentado, éste pudo haberse realizado y la Seguridad y el propio Castro se habrían enterado mientras volaban por los aires. Por ello, considero esta acción como una de las más importantes y peligrosas, con altas posibilidades de realización, que se hayan organizado contra Castro en 50 años.
Otro atentado muy peligroso fue previsto en 1963 para la cafeteria del Hotel Habana Hilton, luego renombrado como Habana Libre.
Por esos años Castro acostumbraba a hospedarse allí y asistir a la cafetería para tomarse un batido de chocolate. Unas cápsulas de veneno conocido como butulina -una sustancia muy nociva que no deja rastros de envenenamiento en la persona- fueron introducidas en el país. Una señora llamada Angelina Grau, familiar del ex presidente Ramón Grau San Martin, las había entregado a un trabajador de la cafeteria nombrado Santos de la Caridad, quien escondió la cápsula en la nevera de helados con el fin de ponerla en el batido del gobernante.
Pasaron los dias y Castro hizo presencia en la cafetería para tomarse su acostumbrado batido. Santos de la Caridad fue a la nevera para buscar la butulina, pero las cápsulas se habían congelado y pegado a las paredes del refrigerador, y se rompieron al tratar de despegarlas. Castro se tomó su batido de chocolate y se marchó placenteramente del lugar.
Ningún organismo cubano de seguridad supo de esta acción hasta algún tiempo después. Así fue como, por casualidad, castro se libró nuevamente de la muerte.
El frustrado atentado de Chile, en 1971, también merece una atención destacada.
Dos supuestos periodistas, con credenciales de la cadena televisiva Venevisión, introdujeron un arma dentro de una cámara, la cual accionarian durante el desarrollo de la conferencia de prensa con el dictador cubano.
Ya con todo dispuesto y la cámara a unos escasos metros de la posición que ocuparía Castro, quienes debían disparar el arma no se decidieron a hacerlo. Castro escapó una vez más del magnicidio sin que su seguridad se hubiera enterado del plan organizado. El gobierno chileno y el G-2 vinieron a enterarse de la acción mucho tiempo después.
Durante esa visita a Chile también se concibieron otros tres intentos de atentado.
Uno consistía en dispararle a Castro con un fusil cuando saliera al balcón del Palacio de la Moneda. El disparo se realizaría desde el hotel Carreras Hilton.
Un segundo plan estaba estructurado para lanzarle explosivos desde la terraza del aeropuerto internacional de Lima cuando su avión hiciera escala en Perú durante el regreso a Cuba.
El último de esta serie se realizaría durante otra escala en Quito, Ecuador, y consistía en dispararle con un fusíl de mira telescópica desde un avión situado cerca del que usaba Castro.
No conozco las razones que obstruyeron o imposibilitaron la consumación de estos atentados, pero sí puedo dar fe de que en ninguno de ellos la seguridad cubana estuvo al tanto con anterioridad.
Días de escolta personal.
Durante mi tiempo como escolta personal de Fidel Castro (1977-1994) tuve también conocimiento de los siguientes planes de atentados contra el dirigente cubano:
- Planificación de un atentado en ocasión de la visita de Castro a Jamaica en 1977, pero no tuvo ninguna oportunidad de realización. La seguridad personal de Castro nunca fue alertada sobre este hecho, ni antes ni durante su visita a la isla caribeña, por lo que puedo asegurar que ni el Centro de Inteligencia ni la Seguridad del Estado tenian el más mínimo conocimiento de estas acciones.
- Durante la visita de Castro a Naciones Unidas en 1979 se planificó una acción que consistía en el lanzamiento de una pelota de softbol con explosivos al paso de su automóvil. Este intento de atentado fue impedido FBI, que lo informó a la seguridad cubana un tiempo después.
-En 1988 hubo una idea de atentar contra Castro durante una posible visita a Brasil, pero el viaje no se realizó, abortando el plan.
- La oficialidad cubana afirma que hubo un atentado planificado durante la participación de Castro en los actos de investidura presidencial de Carlos Andrés Pérez en Caracas, en 1988, pero jamás la escolta fue alertada sobre esta acción. Se tomaron algunas medidas preventivas, considerando el peligro que representaba la presencia en la DISIP de personas potencialmente peligrosas para la vida de Castro. Una de las medidas fue cambiar a Castro y su delegación del hotel Caracas Hilton al recién terminado hotel Eurobilding, más alejado del centro de la ciudad. Pero nisiquiera en las reuniones realizadas en Cuba para analizar los resultados de esta visita se habló nada de este plan de atentado.
Según datos suministrados por la Seguridad del Estado, sólo en los años 90 se trataron de efectuar 16 nuevos atentados contra la integridad física de Castro.
El mito de la invencibilidad.
Conocí de la intención de derribar el avión de Castro por un disparo de cohete tierra-aire poco antes de entrar en la pista del aeropuerto de la ciudad de Guadalajara, México, con motivo de la I Cumbre Iberoamericana de 1991. Estos planes prevalecieron en las visitas del dictador a España, en 1992, y Brasil, en 1993. Ninguno se llevó a vías de hecho y la escolta personal no conoció de ellos hasta mucho tiempo después, cuando fueron estudiados los pormenores de esas acciones.
Pero con un sólo disparo de cohete no habría bastado tal vez para derribar el avión de Castro. En los viajes al exterior se utilizaban dos y hasta tres aeronaves iguales, con la posibilidad de cambiar posiciones en pleno vuelo hacia el pais de destino. De manera que el avión presidencial lo mismo podia salir de Cuba como primero y aterrizar en el pais de destino en segundo o último puesto. Un sólo disparo de cohete habría dejado en en plano de la casualidad el derribo del avión de Castro.
El gobierno cubano cuantifica todos los atentados -los 638- sin tomar en cuenta las reales posibilidades de consumarlos. Los medios oficiales -y sus clones de propaganda en el exterior- se han hecho eco de esta sobredimensión de los intentos contra la vida de Castro, una estrategia que apunta a reforzar la imagen de invencibilidad del líder.
Pero la verdad es que entre los planes no detectados a tiempo por la seguridad cubana y los que no tenían posibilidades de realización, más de 500 no pasan de ser simples ideas o comentarios inspirados en el deseo de eliminar al longevo dictador.
¿Leyenda o realidad? Entronizar a Fidel Castro en el libro Guiness de atentados contra un líder político forma parte de los mitos con que se trata de enaltecer su legado histórico en el ocaso de sus días, cuando el único récord que le va quedando -con absoluta certeza- es el de dictador de la era moderna con más tiempo en el poder.
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