Por Polina Martínez Shviétsova.
En el año 2008 se reabrió por parte de las autoridades el acceso al pueblo cubano al alquiler y hospedaje en hoteles, excursiones y otros programas especiales que atiende el Ministerio de Turismo. Hoy en día, si no tienes amigos y/o parientes o padrinos en esa esfera, es muy difícil que te enteres de las verdaderas ofertas que están disponibles a los clientes nacionales quienes, de alguna forma, han logrado integrar esa clase elite que se va de vacaciones a los hoteles.
Las ofertas y precios están en un índice muy alto en CUC. Las mejores llegan de manera sorpresiva, como ocurrió el sábado 2 de junio en el Salón de los Embajadores del Hotel Habana Libre. Se trataba de una convocatoria especial, que de modo muy subrepticio, realizaron las cadenas hoteleras de todo el país. Su intención fue atraer a los clientes con unas supuestas ofertas a precios más bajos, cuando realmente la diferencia era de apenas 5 a 10 CUC con respecto a las tarifas habituales.
Para usted tomar la decisión de alquilar unos días en la zona turística denominada "Jardines del Rey", ubicada en los cayos al norte de Ciego de Ávila, debe ir preparado al menos con 600 CUC. Sin contar con el transporte. O sea, que bien puede llegar a los 800 CUC. Lo cual significa que para acceder a este nivel, el cubano como mínimo debería devengar cerca de 1000 CUC por semana. Y sabemos que en Cuba los salarios estándares son de 16 a 23 CUC mensuales.
Luego de pasar por la ciudad de Morón, se va directo a los Cayos Coco y Guillermo. Antes de acceder con el auto a la vía de acceso, se paga en CUC el peaje. A partir de ese momento, entras en "otro mundo". Pero cuando estas debidamente hospedado, con manilla "All Inclusive" descubres poco a poco que no es así.
"Claro son cubanos y no dan propinas", los camareros y el resto de los empleados te comienzan a mirar con cara alargada.
Basta con que empieces a pedir cerveza en exceso.
En las habitaciones, el aire acondicionado no enfría, tampoco la nevera. El teléfono con intercomunicador interno está muerto. Y hay que cazarle la pelea al carrito de mantenimiento y seguridad para que atienda las múltiples quejas de los clientes.
En la publicidad el hotel aparece descrito como un 4 estrellas, cuando en su máxima expresión es un 3 estrellas. O sea, que en principio se ha pagado de más. Llegas a la conclusión de que te han timado, y has caído como mansa paloma en una estafa nacional.
Si por casualidad eres un cubano "despierto", te darás cuenta que en la recepción hay informaciones ocultas, no reveladas a los clientes nacionales o foráneos. Por ejemplo, hay que llegar a descubrir por uno mismo que existe la modalidad de "pasadía", que permite pasar el día completo en un hotel vecino. Cuentas además (pero esto tienes que descubrirlo por ti mismo, pues esconden la información) con el servicio del bus tour con ida/vuelta a lo largo de los Cayos.
Técnicamente te han vendido gato por libre. Encima, no te aclaran las ventajas de determinados servicios. ¿Entonces de que calidad de turismo estamos hablando?
Luego de haber aprendido a descifrar el contexto, tienes la dicha de largarte a conocer otros hoteles. Entonces es cuando te das cuentas que has hecho el papel de conejillo de indias. Y, cuando crees que has tomado las riendas de la situación en tus manos, entonces quieres "pasarte de pillo".
Luego de disfrutar la "pasadía", se te ocurre que puedes divertirte también en la discoteca del hotel más animado que hay en el Cayo. Estas rápidamente de regreso en el tuyo, apurado por comer en la mesa buffet y lanzarte a la fiesta nocturna. Sin embargo, la realidad te para los pies en forma de un guardia "Sepsa", que te increpa: "¿ A ver tu manilla?"
Y que, después de una ojeada a la manilla, aclara las leyes del juego: "Amigos, la 'pasadía' termina a las 6.00 pm, ¿no se los informaron en su hotel?"
Desde que los cubanos entran a los Cayos están chequeados por cámaras de vigilancia y otros dispositivos. Te das cuenta, con estas revelaciones, que el paraíso no es tal paraíso. Eres entonces un ser insignificante, atrapado en el slogan "All Inclusive", que también incluye monitoreo, mala atención y desinformación.
Cuando sales de "ese otro mundo" te vas con la impresión resumida en una frase: "te conocí, pero no vuelvo más". Incluso en la burbuja de esos hoteles, en lo que prometía ser un paraíso, no deja uno de encontrarse con la vida de afuera. La de todos los días en el resto del país.
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