A pocas cuadras donde homosexuales, trasvestis y lesbianas con banderas coloridas y ropas extravagantes, liderados por Mariela Castro, armaron una conga por la céntrica Calle 23, está enclavado el club Las Vegas, una zona extraoficial de tolerancia y epicentro del mercado de prostitución gay en La Habana nocturna.
Un fin de semana cualquiera, los alrededores del club son un hervidero de turistas a la caza de un prostituto gay o un travesti. En cartelera tiene un show de bailes eróticos y nudismo con musculosos homosexuales jóvenes.
Mientras danzan en la pista, excitados extranjeros les colocan billetes en la tanga, entre vítores y tragos de ron a la roca. Llamémosle Damián, un gay con un corte de cabello conocido como el mohicano, y asiduo cliente a Las Vegas. “Mi jugada (labor) es cuadrarle puntos (buscar clientes) a mi pareja, que es bailarín del show y uno de los más codiciados y mejor pagados por los extranjeros que van al club”, cuenta orgulloso.
Sin demasiado disimulo se acuerdan transacciones carnales. “Hay turistas que te pagan 50 o 60 dólares solo por charlar un rato contigo. Te invitan a un par de cervezas en un lugar más tranquilo y exploran si se lanzan o no. A muchos de ellos no les gusta la promiscuidad de los cubanos. Los europeos no solo quieren diversión y sexo, también una persona con quien conversar de diferentes temas. Si la pieza (prostituto) cubre sus expectativas, entonces se lo llevan a la cama”, indica un travesti que se prostituye en la Calzada 10 de Octubre.
El administrador de una discoteca en El Vedado afirma que “no hay mejor negocio que los espectáculos con maricones. Cuando he tenido matiné homosexual me voy con el bolsillo lleno a casa. Esa gente gastan un ‘bulto de chavitos’ (pesos convertibles) en bebidas y refrigerios. Además, arrastran a muchos turistas que vienen a Cuba a ‘cazar patos’ (gays). Calculo que el gerente de Las Vegas cada noche debe ganar no menos de 300 pesos convertibles libres de polvo y paja”.
El mercado de prostitución gay en La Habana está parcelado en diferentes segmentos. Los barrios de la periferia de la ciudad suelen ser más machistas y homófobos, y los homosexuales y travestis se prostituyen por menos de dos dólares. o menos. En los parques oscuros del centro de la capital la tarifa es más alta.
“Por el Parque de la Fraternidad a cada rato aterriza un ‘yuma’ que te monta en su auto y paga hasta 100 dólares. Pero no es lo habitual. Es una zona de aspecto lúgubre con mala fama y los extranjeros no vienen de noche. Lo que más abunda son clientes cubanos con dinero. Por aquí la policía sí da tremendo ‘cuero’ (acoso). Pero si tu le das 5 cuc te dejan hacer”, dice un tipo que de día es maestro y cuando oscurece se pone tacones altos y vende su cuerpo.
Orlando, gay con el pelo teñido de rubio, cree que en el mercado homosexual las lesbianas obtienen mejores ganancias. “Se venden como pan caliente. Los heterosexuales, extranjeros o cubanos solventes, las buscan para armar sus juergas y cuadros lésbicos. Soy promotor de varias de ellas. El perfil de los nacionales es diferente. A los cubanos les gustan las tortilleras (lesbianas) que sean femeninas. A ‘yumas’ todo lo contrario. A veces las que parecen machos los erotiza. Los turistas son más fantasiosos”.
La violencia homofóbica en Cuba llega a extremos insospechados. Según el diario digital 14ymedio, en la madrugada del 26 de abril, Yosvani Muñoz Robaina, un transexual de 24 años de edad, conocido como La Eterna, murió en Pinar del Río como consecuencia de una andanada de piedras que le lanzó un grupo de adolescentes.
En marzo de 2014, Manuel Vázquez Seijido, asesor jurídico del CENESEX, reconoció que “un número alto” de los casos de asesinatos ocurridos en la Isla en los dos últimos años tuvieron como víctimas a homosexuales y un “elevado porcentaje” estaba aún sin resolver.
Erasmo, carpetero de un hotel habanero de cinco estrellas, pronostica que a corto plazo Cuba se convertirá en un paraíso de la prostitución gay en el Caribe.
“Curazao se quedará atrás. Y si se produce una apertura económica real, Rio de Janeiro o Florianópolis, con amplias zonas de turismo gay en Brasil, podrían ser desplazados por Cuba. Estamos más cerca de Estados Unidos y tenemos una posición geográfica idónea para los clientes que llegan de Europa. Y el número de infestados por SIDA es menor que en otras naciones. El turismo gay deja tanto o más billetes que el negocio de la prostitución femenina”, señala.
Al menos por El Vedado, en una área del Malecón, a espaldas del Hotel Nacional y colindante con la Calle 23, la prostitución homosexual opaca ya a las tradicionales jineteras.
El club Las Vegas, sin apenas acoso policial, es un botón de muestra. Una especie de santuario gay consentido por las autoridades. No es legal, pero tampoco lo prohíben.
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