Por Orlando Palma.
Apenas se notaría si no fuera por la intensa pintura roja que cubre su fachada. Para los más jóvenes parece un intersección más, pero los mayores saben que allí se horneaba el mejor pan de la capital cubana. La esquina de Toyo intenta sacudirse el deterioro de décadas con la reciente apertura de un mercado para productos de panificación y repostería, pero muchos se preguntan si logrará recuperar el prestigio perdido.
La Empresa Provincial de la Industria Alimentaria (EPIA) instaló en agosto pasado su principal centro comercializador en el cuchillo situado en la Calzada de 10 de octubre. El mercado, con precios en pesos convertibles, pretende erigirse como una opción para trabajadores por cuenta propia que trabajan en el sector panadero, de elaboración de dulces o restaurantes privados.
Según han declarado funcionarios de la EPIA, la misión del nuevo mercado ‒ubicado en el cruce de caminos entre Luyanó, La Víbora y el centro de La Habana‒ es sobre todo "enfrentar las ilegalidades", en especial el desvío de recursos de las panaderías. Para ello tiene una oferta que incluye varios tipos de harinas, salvado de trigo, polvo de hornear, levadura, leche, mermeladas, mantecas, natas, trigo, miel, colores y sabores.
El robo de materias primas compromete la calidad del pan que se distribuye por la canasta básica a través de la libreta de productos racionados. En ausencia de un mercado con precios mayoristas, es común que el sector privado se nutra de parte de los ingredientes desviados de la producción estatal. El "nuevo Toyo" busca disminuir ese fenómeno.
De martes a domingo, desde las nueve de la mañana hasta las seis de la tarde, la tienda de la esquina de Toyo abre sus puertas para atraer a trabajadores por cuenta propia y clientes en general, pero el local no se ve abarrotado de pequeños empresarios en busca de los materiales que le permitan hornear un mejor pan. En lugar de eso, las críticas por los elevados precios rodean su gestión.
"El mejorador del pan lo han bajado de 17 a 12 pesos convertibles y sigue sin que nadie lo compre", cuenta a este diario una empleada del lugar mientras decora el local para fin de año. Los clientes también muestran su descontento por lo inasequible de las ofertas.
"Un mercado mayorista no es sólo poner el producto en envases más grandes, sino tener precios más bajo en dependencia de las cantidades", apunta un panadero de la Habana Vieja que cuenta haber ido "por primera vez" al mercado con ofertas para panificación y repostería, pero refiere haber "quedado puesto y convidado".
A pesar de los contratos que ha hecho la EPIA con el Instituto de Investigaciones para la Industria Alimenticia, la empresa Stella y la Unión Confitera, la oferta es pobre y la presentación de los productos no resulta atractiva. Para competir con la amplitud de opciones del mercado informal el nuevo comercio debería hacer "algo más que vivir de su gloria pasada", reflexionaba una compradora este viernes.
La EPIA aspira a gestionar una red de comercios bajo la franquicia estatal Sylvain en la que los cuentapropistas adquieran los materiales necesarios para su trabajo. Pero por el momento "la cuenta no da, porque todo es demasiado caro", asegura un comercial del céntrico restaurante Los Nardos, frente al Capitolio de La Habana.
Como una marca de personalidad y buen gusto, algunos paladares pueden hornear su propio pan y galletas. "Le da un toque especial a la carta y los clientes saben que tenemos un producto propio", dice el empleado de Los Nardos a pesar de que no ha comprado nada este viernes. "Tenemos que sacar cuenta para ver si nos resulta rentable, pero en una primera mirada diría que no", explica.
"Vienen pocos compradores y cuando llegan ponen el grito en el cielo por los precios", dice una anciana que revende bolsas de nylon a las afueras del lugar. El director de la EPIA, Luis Carlos Góngora, sin embargo, aseguró recientemente a la prensa oficial que el comercio ha pasado de recaudar 300 CUC diarios antes de la remodelación a 2.000 en la actualidad.
El próximo 25 de enero será inaugurada una panadería especializada justo al lado del nuevo mercado. La intención es que La esquina de Toyo vuelva a ser la Casa del pan y haga que todo el barrio vuelva a oler a esa cálida fragancia que sale de los hornos.
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