martes, 10 de abril de 2018

Pánfilo para presidente.

Por Iván García.

Cuba: Pánfilo para presidenteA veces la suerte también toca a la puerta. Luego de caminar ocho millas entre los barrios Santos Suárez, Lawton y La Víbora, pregonando ‘se venden escobas, trapeadores y recogedores’, bajo un sol de fuego primaveral, Luciano, un tunero de campo adentro, cansado de vocear sin mucho éxito se sentó en el portal de una bodega para hacer un balance de sus escuálidas ganancias.

Poco más de cien pesos, el equivalente a cuatro dólares. Suficiente para almorzar arroz congrí, bistec de cerdo y viandas de estación en una cafetería particular. Separó veinte pesos para comprar una botella de ron de tercera categoría y el resto, casi cincuenta pesos, lo jugó en la ilegal lotería local al número 45 y un parlé con ese mismo digito combinado con el 64.

“Nagüe, vine pa’La Habana a hacer cualquier cosa. Allá en Las Tunas tengo a mi mujer y tres hijos. Cada quince días les giro dinero y les envío un paquete con aseo y ropa. La tarde que jugué presidente (45) con muerto grande (64) en la billetera me quedaban en diez pesos. Esa noche, antes de irme a dormir, supe que me gané el parlé. 60 mil cañas (alrededor de 2,500 dos dólares). Tiré las escobas pa’ un rincón, compré pacotilla de primerapara mi tribu y partí para Amancio, mi tierra”, cuenta Luciano y añade:

“Hace días que venía cayéndole atrás al 45 y 64. Por el tema del nuevo presidente y porque la radio y la televisión siempre está hablando de Fidel. Las elecciones no me dan ni frío ni calor. Todo va a seguir igual o peor. El men ese, Díaz-Canel, no tiene pinta de ser un tipo fuera de liga. Si pudiera proponer un candidato pa ‘presidente, propondría a Luis Silva, el actor que encarna el personaje de Pánfilo. Es el único que habla de las dificultades de los cubanos, todos los lunes, en su programa humorístico Vivir del cuento”.

Diario Las Américas charló con una veintena de personas, algunas más desinformadas que otras, sobre el tema de la próxima sucesión presidencial del 19 de abril. Un traspaso de poder tejido a mano por la autocracia verde olivo y que apenas despierta expectativas entre los cubanos que desayunan solo café.

Mirta, una ama de casa que gesticula mucho con las manos cuando habla, opina que “todo está bien amarrado, pa’ que no haya sorpresas. Miguel Díaz-Canel o cualquier otro, no gobernará solo. Detrás van estar los mokongos dirigiendo como si fuera un títere del Teatro de Guiñol”.

Cuando usted le pregunta, si pudiera elegir, cuál sería su candidato, Mirta responde: “De los políticos cubanos, ninguno. Es que todos tienen cara de amargados y hablan como si fueran robots o extraterrestres. Yo probaría con una mujer, Mercedes López Acea, primera secretaria del partido en la capital o la ministra de recursos hidráulicos Inés María Chapman. A lo mejor una mujer mejora la economía nacional y negocia un buen trato con Trump”.

Geovany, estudiante universitario, piensa que al igual que en el deporte se pueden contratar directores y entrenadores de otros países, “aquí en Cuba podríamos rentar a un ex presidente extranjero. Mi primera opción es Barack Obama, por su tremenda popularidad, a pesar de derogar los pies secos-pies mojados. La segunda opción podría ser su esposa Michelle y la tercera el español Felipe González. Ningun candidato cubano me entusiasma. No me parecen gente preparados para sacar al país de la actual crisis económica, social y política”.

A Carmen, ingeniera, le da lo mismo quien sea el próximo presidente designado. “Cuba puede funcionar sin presidente. Ya los militares controlan la economía en divisas y los sectores estratégicos. Al que pongan será un mascaron de proa”.

Silvio se dedica a la compra y venta de casas y es más optimista: “A lo mejor Díaz-Canel da en la tecla y logra mejorar los muchísimos problemas que tenemos. Si el compadre permite que se abran más negocios privados y que puedan invertir los cubanos radicados en el extranjero, las cosas pueden mejorar. Quizás él sea nuestro Lenín Moreno”.

Daniel, médico ortopédico, cree que “cualquiera que sea el presidente, debiera tirar abajo todas las limitaciones que impiden que los cubanos radicados en el extranjeros puedan participar en la vida política nacional e invertir en su patria. No tengo un candidato preferido, todos me parecen bastante grises. Una solución pudiera ser que gobernaran en equipo. O sea, que se elijan cinco o seis personas preparadas en sectores claves y tomen decisiones consensuadas”

Yanira, alumna de preuniversitario, “quisiera es que el pueblo sea el que elija al presidente y que los candidatos no tengan que ser del militantes del partido o la juventud comunista. El presidente que salga debiera contar más con los jóvenes”.

Con el habitual sentido del humor criollo, al futuro mandatario le llaman ‘presidente ventrílocuo’, ‘gobernante fantasma’ o ‘figura decorativa’, porque según Eddy, parqueador, “mandar, lo que se dice mandar, apenas mandará”

Cuando la política de una nación no despierta interés en sus ciudadanos y quienes la van a dirigir están tan devaluados, no pocos cubanos prefieren que el destino de la Isla lo maneje un comediante como Luis Silva (Pánfilo), la actriz Ana de Armas, la cantante Camila Cabello o el escritor Ramón Fernández-Larrea, que en La Habana realizaba el popular programa La Hora de Ramón y ahora trabaja en la radio de Miam.

“Pero si de verdad queremos ser novedosos, deberíamos contratar un político suizo, noruego o danés que ejerza de presidente, a ver si Cuba deja de ser noticia negativa en la prensa”, propone Roberto, profesor de historia jubilado.
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