Por Henry Chirinos.
El “reordenamiento” desarrollado en Cuba tiene a los cubanos en la búsqueda exasperante de conseguir un trabajo estable, una necesidad que no se compagina con la baja oferta estatal y las limitaciones que actualmente presenta la iniciativa privativa en la isla. Según un recuento en la prensa oficial, el promedio de asistentes a la dirección de Trabajo de Diez de Octubre, en La Habana, se ha incrementado de 15 solicitantes en promedio al día, a más de 80 e incluso a 100.
Según explicó la directora de este centro, María Isabel García Ferrer, desde el pasado 14 de diciembre hasta el 1 de febrero, contabilizó al menos 1124 solicitudes de trabajo en esta oficina habanera, en momentos donde – aún pese a la pandemia – es acelerado el movimiento de personas que asisten a la estación, apurados para “flotar en la marea elevado de los nuevos precios”, recoge Cubadebate. Y sí, no solo los alimentos sino también servicios básicos como la electricidad, tienen a más de un cubano en el apuro de conseguir más ingresos.
Pero era de esperarse. Eso asegura la directora de Empleo del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) que al colocar la fórmula de mayores precios, eliminación de subsidios y un paulatino incremento salarial, aceleraría la búsqueda de un trabajo formal. Un sistema que durante más de sesenta años estuvo definido por el sometimiento de la población a través de chantajes de gratuidades o la regulación de lo más básico, ahora está – según – apostando al trabajo como “principal fuente de sostenimiento de la familia” cubana.
El número nacional de cubanos en búsqueda de trabajo hasta el 5 de febrero era de 92 mil 651 pero tomando a Diez de Octubre como muestra, de los solicitantes de esa entidad, solo la mitad podría conseguir hacerse de un puesto. Y a su vez, en el resto de Cuba, la mitad de los que reciben una asignación de trabajo, solo el 52 por ciento acepta las propuestas, por distintas variantes como conveniencia o sobre calificación.
Incluso personas de la tercera edad se apuran en la búsqueda de una vacante. Es el caso de Milays Fernández Góngora, que con 60 años y sintiéndose “útil”, asiste a conseguir una vacante, luego de varios años dedicada al cuidado de su madre. “Estoy aquí porque quiero completar mis años de labor y jubilarme con mi chequera para no recargar a mi hija”, aun cuando a su edad ya entra en rango de jubilación.
0 comments:
Publicar un comentario