viernes, 10 de septiembre de 2021

En Cuba los esclavos comían mejor que los cubanos de hoy.

Por Roberto Alvarez Quiñones.

Si a un turista extranjero en Cuba alguien le comenta que en el siglo XIX los esclavos comían mejor que los cubanos de hoy, en la tercera década del XXI, lo tomaría como un chiste anticastrista. Simplemente no lo creería.

Y es lógico. Las desgracias que causa el comunismo en Cuba son tan aberrantes que a veces no parecen creíbles. Pero así es, los esclavos en las haciendas decimonónicas de la Isla se alimentaban mejor que los cubanos de hoy.

Manuel Moreno Fraginals, en su monumental investigación-ensayo El ingenio, mostró que los esclavos en Cuba consumían per cápita diariamente media libra de carne de res, tasajo (carne vacuna ahumada y seca) o bacalao (pescado salado), 500 gramos diarios de harina de maíz, además de boniato, yuca, calabaza o fufú de plátano.

También comían tostones de plátano, funche (guiso de maíz), frituras, guisos de quimbombó, viandas con mojos (malangas, plátanos, ñame), chilindrón de chivo, y congrí. Aquella dieta, precisa el autor, "satisfacía con creces las necesidades calóricas y proteínicas para cada jornada de trabajo".

Y es engañoso el argumento castrista de que los esclavos tenían que ser bien alimentados porque realizaban trabajos muy duros. Hoy quienes trabajan igualmente muy duro en los campos de Cuba no pueden comer, ni en sueños, media libra diaria de carne de res, tasajo, bacalao o chilindrón de chivo. Ni congrí abundante todo el mes, frituras o tostones (¿con qué aceite?) La agricultura no los produce suficientemente, y no hay divisas para importarlos.

El estudio de Moreno Fraginals reveló que en 1850, con un millón de habitantes, Cuba importaba anualmente 8.000 toneladas de bacalao, 16.000 toneladas de tasajo, 700 toneladas de carne salada de vaca y puerco, 800 toneladas de jamón y 200 toneladas de tocino. Eso arrojaba un per cápita de 55,7 libras anuales de carne importada, o sea, 4,6 libras mensuales, a las que había que sumar las producidas nacionalmente.

Para poder registrar hoy en la Isla ese per cápita de hace 170 años, el país tendría que importar unas 200.000 toneladas de carne de res y de cerdo, y producir además nacionalmente diez veces más carne ¿Hace eso el Gobierno de Díaz-Canel en su "continuidad" para construir el socialismo?

En su obra antológica, Moreno Fraginals destacó que el consumo de carne en Cuba fue "siempre muy elevado" y que en los ingenios situados en las zonas de Sancti Spíritus y Puerto Príncipe (Camagüey), "daban a sus esclavos, exclusivamente, carne fresca, que resultaba más barata que el tasajo".

Cada esclavo comía media libra de carne de res diariamente.

En Las Villas, en el ingenio Las Coloradas, de la familia Valle Iznaga, con 260 esclavos, se sacrificaban 11 reses mensuales que proporcionaban media libra de carne fresca diaria para cada esclavo. Y los que en 1836 trabajaban en la construcción del ferrocarril Habana-Güines recibían media libra de tasajo, o carne fresca, media libra de plátanos machos y 18 onzas de harina de maíz.

La media libra de tasajo o carne fresca proporcionaba unos 70 gramos de proteína animal, 13 gramos de grasa y 382 calorías. A eso se añadían 15 gramos diarios de proteína de origen vegetal (harina de maíz, plátano, frutas y azúcar).

Y ahí está el detalle. Los nutricionistas aseguran que un adulto debe ingerir diariamente 0,8 gramos por kilogramo de peso corporal. Quien pesa 75 kilogramos (165 libras) debe consumir entre 55 y 60 gramos de proteína diarios. Y los alimentos más ricos en proteínas son los de origen animal. Solo que en Cuba hay ahora 100.000 reses menos que hace 103 años, en 1918, y con cuatro veces más habitantes.

Cuánta carne vacuna come hoy un cubano nadie lo sabe. Tampoco nadie sabe que en 1958 sus padres y abuelos consumían 6,7 libras mensuales per cápita de carne de res, según las estadísticas oficiales. Hoy muchos cubanos ni han probado siquiera la carne vacuna en muchos meses. Es más, seguramente en Cuba hoy se come menos carne vacuna que en Etiopía (1,3 libras mensuales) o en Gambia (1,2 libras), dos de los países más pobres del mundo según la FAO.

Esto es muy serio, pues lo que más afecta hoy a los cubanos es precisamente la falta de proteínas. Y de acuerdo con los especialistas, un solo bistec de res de media libra contiene 60 gramos de proteína, toda la que necesita un adulto diariamente, y el doble de los 36 gramos de un bistec de puerco de igual peso (y que incluye 40 gramos de grasa saturada), y un 30% más que los 42 gramos que proporciona media libra de pollo.

Por otra parte, si bien la carne roja tiene grasa mala (saturada), lo cierto es que en Cuba no hay las opciones que hay en el mundo normal para comer regularmente carnes magras como la de pavo o la de pollo. El pollo es de hecho la única fuente importante de proteína animal y tampoco es suficiente. Porque el país no produce esa carne, hay que importarla y no hay divisas. Por la "libreta" le toca a cada cubano una libra de pollo para todo el mes. Compárese eso con las 15 libras mensuales de carne de los esclavos.

El colmo es que, viviendo en una isla, los cubanos no pueden comer pescado, mariscos, bacalao. Ni tampoco quesos, o tomar leche. Los huevos están perdidos en los mercados. No pueden comer frijoles diariamente, pues por la libreta cada quien recibe 20 onzas de granos para todo el mes. Tampoco hay vegetales y viandas suficientes, y mucho menos frutas, en un país tropical.

Los proletarios son esclavos del "Estado proletario".

Pero además, ¿son libres hoy los cubanos? ¿No son apaleados o encarcelados si critican al Gobierno? ¿No son esclavos modernos los miles de médicos explotados en decenas de países? ¿No hace ya 73 años (desde 1948) que los cubanos no pueden elegir a sus gobernantes? ¿Pueden tener negocios sin límites, y desarrollarse como profesionales independientes y prosperar en la vida? ¿Por qué casi todos los jóvenes quieren emigrar?

La respuesta a esas interrogantes es que no hay en el mundo mayor explotación del proletariado que el llamado "Estado del proletariado", es decir, el marxista-leninista.

Si se aplica en Cuba la propia teoría anticapitalista expuesta por Karl Marx en El Capital, se advierte que el Estado socialista no solo se apropia del plusvalor (plusvalía) creado por el obrero en el tiempo de "trabajo adicional"(de donde salen las ganancias del Estado como dueño de los medios de producción), sino de gran parte del valor creado por el trabajador en el "tiempo de trabajo socialmente necesario", y que según Marx debe recibir íntegramente en forma de salario, para mantenerse él y su familia.

En la Cuba comunista el Estado no paga a los trabajadores el salario que les correspondería bajo el capitalismo, sino mucho menos. Y es de ese robo salarial que sale la cacareada gratuidad socialista (y la dolce vita de que disfruta la cúpula dictatorial).

Porque en este mundo nada es gratis, alguien siempre paga, y en Cuba son los trabajadores con el plusvalor que le roban en la jornada de trabajo. Son ellos los que subvencionan al Estado, y no al revés como dice la dictadura de Raúl Castro cuando habla de la medicina y la educación, etc.

La "revolución" cubana no da a los trabajadores nada que estos no paguen con su trabajo. Encima no tienen libertad, derechos individuales y civiles. Y pasan hambre y no tienen medicinas.

Y ya sabemos el colmo de todo esto: los esclavizados tatarabuelos de muchos manifestantes que el 11 de julio gritaron en las calles cubanas "Libertad" tenían una dieta superior en su balance proteico y energético que la actual sus tataranietos. ¡Gracias Fidel, gracias Raúl!

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