Por Elías Amor.
Un informe de la ONE revela la caída progresiva de las inversiones en esos sectores, que supera el 80%.
La Oficina Nacional de Estadística de Cuba (ONE) acaba de publicar el informe Inversiones en cifras, en el que se presentan los datos relativos a 2010 del proceso inversionista del sector civil en Cuba.
Los datos muestran una drástica caída desde 2005 en las inversiones destinadas a sectores como la educación y la salud, que el Gobierno suele utilizar como muestra de los "logros de la revolución".
Conviene señalar que, de acuerdo con las definiciones metodológicas del informe, el registro económico de los datos viene establecido por las entidades que acometen inversiones, ya sea por concepto de construcción civil o montaje de equipamientos, la compra de equipos y suministros, así como por los gastos directamente relacionados con las inversiones.
Estos datos se aprueban por el órgano de planificación correspondiente y abarcan todo el proceso de inversión, lo que en una economía mayoritariamente estatal, como la castrista, tiene su origen en los presupuestos públicos.
También es necesario recordar que la baja tasa de formación bruta de capital fijo sobre el PIB que presenta la economía cubana -apenas un 9% frente a una media en América Latina del 27%- refleja el estado de atraso, envejecimiento e imagen de deterioro que proyecta el país hacia el exterior, fruto de décadas de abandono y de prioridad de otros gastos improductivos y corrientes como, por ejemplo, los subsidios a las empresas estatales o la financiación de las múltiples organizaciones de masas que giran alrededor del poder político.
Los datos publicados por la ONE aportan varias evidencias a destacar.
Primero, que el monto de las inversiones registra un marcado declive a partir de 2008, cuando los efectos de la crisis en la economía castrista se manifiestan de forma evidente. El nivel de inversiones cayó un 20% en pesos corrientes desde ese año hasta 2010.
Segundo, el desplome ha afectado de forma mucho más intensa a las inversiones en equipos (que caen un 33,4% en el período de referencia) que a las construcciones, donde el descenso es menor, un 12%.
La caída en las inversiones destinadas a la importación de equipos, superior al 31%, es similar a la que afecta a los equipos de origen nacional, un 36%. Las cifras coinciden con un período de grave escasez de divisas en el que el gobierno incurrió en impagos a empresas extranjeras, congeló fondos de empresarios en la Isla y redujo las importaciones.
La poca interrelación que existe entre los sectores y actividades productivas de la economía cubana planificada y sin propiedad privada lleva a esta situación en la que ni se pueden comprar equipos en el exterior ni las empresas estatales e ineficientes son capaces de atender las necesidades nacionales.
A medida que se dedica menos a inversiones en una economía, las posibilidades de desarrollo se van limitando y frenando. Esto es lo que se observa en Cuba actualmente.
Tercero, el análisis de la inversión por tipos de actividades económicas permite observar quiénes son los que están pagando el alto precio del desplome inversor. El dato es elocuente, los denominados "logros de la revolución" (educación, salud pública y asistencia social) son los que experimentan un mayor descenso.
En el caso de la educación, la caída es prácticamente del 50% con respecto a 2008; pero si la comparación se realiza con 2005, año en el que se alcanzó el mayor nivel de inversiones, con 524,7 millones de pesos, la reducción es de un 88%. De acuerdo con los datos de la ONE, en 2010 se destinaron a ese sector solo 61,8 millones.
En salud pública y asistencia social ocurre algo similar. Se registra una disminución del 81% con respecto a 2005, cuando se invirtieron en el sector 347,6 millones de pesos. En 2010 la cifra había bajado a 65,6.
Por el contrario, actividades como "hoteles y restaurantes", registran un progresivo incremento en las inversiones, pasando de 303,7 en 2005 a 519,8 en 2010. Solo desde 2008 las inversiones se han incrementado en ese apartado en un 15%.
La tendencia a concentrar el recorte inversor en los servicios básicos prestados a la población no sólo incide en la calidad de los mismos sino en los niveles de prestación futuros, una de las amenazas que, junto a la eliminación de las gratuidades o la penuria del desempleo, aparecen sobre el incierto y sombrío futuro de muchas familias cubanas.
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