lunes, 19 de septiembre de 2011

Hotel Puntarena.

Por Miguel Iturria Savón.

El Hotel Puntarena, situado al lado de la Dársena de Varadero, entre la Avenida Kawama y Final, sorprende en verano a los turistas europeos que buscan las arenas blancas del gran balneario de Cuba, trasmutadas por arenillas grises de mayor grosor, en sintonía con  el predominio numérico de los cubanos y con la excelencia de los servicios ofrecida por los empleados, quienes no piden pero esperan pues con "todo incluido" no entran en contacto con la divisa salvo alguna propina personal.

Ubicado en la primera línea de playa, entre palmeras y cocoteros, cerca de la entrada de Varadero, de cuyo aeropuerto internacional dista 25 kilómetros, el Puntarena dispone de 225 habitaciones, 150 de ellas consideradas estándar, 108 comunicadas entre sí, 101 dobles y cuatro suites; todas con aire acondicionado, baño, balcón, teléfono, televisión por satélite, caja fuerte, mini-refrigerador y secador de cabello; en armonía con la decoración general basada en cristales, plantas ornamentales y muebles, mas la red de servicios previstos en el contrato firmado en hoteles o agencias de La Habana y otras ciudades, o en las representaciones de Cubatur en el extranjero.

Los servicios parecen de primera calidad pues el hotel, cuatro estrellas en espera de reparación, conserva toda su infraestructura en funcionamiento, lo cual beneficia a muchos, aunque se nota la involución física en áreas exteriores. A los extranjeros -cuatro chinos, seis españoles, tres italianos, dos mexicanos y algún alemán- les advierten las insuficiencias en La Habana. Si se quejan es del bullicio de los huéspedes nativos, quienes tiran los desperdicios en la arena a pesar de los cestos de basura, además de "comer como alemanes" y gozar del mar, los bares y la piscina hasta el último minuto.

El hotel posee los restaurantes el "Dragón de Oro", especializado en comida  internacional, y "La Costa", caracterizado por la culinaria italiana, previa reservación en base a disponibilidades; más el Buffet "Horizontes" para desayuno, almuerzo y cena; los bares "El Ranchón", "La Cascada" -24 horas-, "Náutico" y "Arcoíris"; la discoteca "La Salsa" y el snack bar "Take Away".

Los espacios gastronómicos convergen con la piscina para niños y adultos, las actividades de animación, la sala de juegos, guardería infantil, billar, ping pong, aqua bike, catamarán, snorking, kayak, windsurfing, motocicletas y áreas de voleibol, competencias, club house, show, desfile de modas, gimnasio, sauna, minigolf, sombrillas de playa, casa de cambio y parqueo, no todos funcionando.

Entre los servicios adicionales encontramos la tienda de regalos, telefonía, internet, la atención médica, masajes y peluquería, la renta de autos, el bus para recorrer Varadero y el buró de turismo que ofrece  paquete de bodas, check in privado, cocktail de bienvenida, suite o habitación con vista al mar, bebidas y cena romántica en el Restaurante internacional.

El Puntarena no resalta por su arquitectura -fines de 1980 o principios del noventa-, ni por la arena blanca que atrae a los turistas europeos, sino por su ubicación frente a la Dársena de Varadero, ese canal de antaño que apenas tiene embarcaciones.
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