"Los errores no se superan con autocríticas formales, ni tirando piedras a quienes ayer se equivocaron", señala la ensayista cubana en el diario oficialista Granma
La intelectual cubana Graziella Pogolotti afirmó en un artículo publicado hoy en el diario oficial Granma que el "pensamiento burocrático" y los "pequeños burócratas" entorpecen el funcionamiento de la economía y son una fuente de "malestar político en el pueblo".
Pogolotti, miembro del secretariado de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), ensayista, crítica de arte y literatura, miembro de la Academia Cubana de la Lengua y presidenta de la Fundación Alejo Carpentier, afirma que "urge cambiar la mentalidad" en un país donde "la retórica establecida oscurece la formulación de las preguntas adecuadas".
"La conducta del pequeño burócrata entorpece el adecuado funcionamiento de la economía, la aplicación de los Lineamientos aprobados por el Congreso del Partido (Comunista, PCC) y constituye una fuente de malestar político en el pueblo, sometido muchas veces a gestiones aberrantes, además de provocar una pérdida de credibilidad en las instituciones", afirma Pogolotti, de 79 años.
La Premio Nacional de Literatura 2005 subraya que "a otra escala los daños son aun más irreparables y pueden lacerar la continuidad del proyecto socialista, la pérdida de la soberanía y la caída vertical del nivel de vida de las grandes mayorías, así como la entronización de la violencia por la intromisión de mafias de toda índole".
Pogolotti recuerda las críticas realizadas por el presidente cubano, Raúl Castro, al fenómeno del "secretismo" en el país, que aún así "parece recrudecerse en todas las instancias, desde la oficina de trámites destinadas al ciudadano común, hasta aquellas de mayor jerarquía, requeridas para dar respuesta a cuanto determina la vida de un centro laboral".
También subraya que "ninguna medida de carácter organizativo logrará sus propósitos si persiste el predominio de un pensamiento burocrático, planta parasitaria que esteriliza la creatividad, la auténtica participación colectiva y el trabajo de formación de las nuevas generaciones".
"Los errores no se superan con autocríticas formales, ni tirando piedras a quienes ayer se equivocaron", escribe en su artículo Pogolotti.
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