Por Isaac Risco.
El gobierno de Raúl Castro puso en marcha en 2011 profundas reformas tras el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) en abril. Descritas como "inéditas" en la propia prensa cubana, alentadoras para algunos observadores y únicamente cosméticas para la oposición, las medidas impulsan una amplia reestructuración económica con elementos de mercado.
El cónclave, el primero desde 1997, institucionalizó el paulatino proceso de ajustes iniciado en los últimos años por el menor de los Castro, que empieza a remover los cimientos del monopolio económico estatal a similitud de lo ocurrido en China o Vietnam en décadas anteriores.
"Nuestra Revolución ha llegado a su mayoría de edad", explica Joaquín Ventura Infante, de la Asociación de Economistas y Contadores de Cuba, las aparentes contradicciones con antiguas medidas como la masiva nacionalización de negocios de finales de los 60. Enmarcadas en un modelo "irreversiblemente" socialista, las reformas aspiran a rectificar los "errores de 50 años", según Raúl Castro, sin renunciar a logros como la salud y la educación gratuitas. "Es un proceso de perfeccionamiento", lo secunda Ventura Infante.
A medidas previas como la entrega en usufructo de tierras ociosas a pequeños agricultores, se unieron en 2011 otras de gran calado. La autorización de la compraventa de casas y automóviles -medio siglo después de que se suprimiera el mercado libre-, la flexibilización de los créditos bancarios para el sector privado y la construcción de viviendas, son las reformas más significativas de la segunda mitad del año.
Las medidas para fomentar el trabajo por cuenta propia duplicaron la cifra de pequeños emprendedores en los últimos 12 meses. Además de aumentar la recaudación fiscal, el gobierno aspira a que el sector privado absorba a unos 1,8 millones de trabajadores estatales hasta 2015.
Las reformas "tienen mucho sentido y tendrían un impacto importante si fueran implementadas de manera eficiente", considera Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano, un think tank de referencia en Estados Unidos para asuntos latinoamericanos. Voces críticas desde dentro de la isla reclaman también una apertura del trabajo por cuenta propia a profesionales de alta cualificación para dar un impulso decisivo a la economía.
Óscar Espinosa Chepe, un ex funcionario encarcelado en 2003 como parte del llamado Grupo de los 75 y liberado por motivos de salud, cree que el actual modelo está diseñado para maniatar a la iniciativa privada, en lo que califica de "empresas bonsai'". Las restricciones a los negocios y los altos impuestos progresivos evitan que las pequeñas empresas crezcan mucho, dice el economista. "Bien controladas, bien pequeñas".
Y 2012 plantea más interrogantes para Cuba. Con una economía fuertemente dependiente de la Venezuela de Hugo Chávez, la isla sigue muy de cerca la evolución de la salud del presidente venezolano. Asimismo, se espera que la visita de Benedicto XVI en marzo dé un importante impulso al proceso cubano. La única visita de un Papa, la de Juan Pablo II en 1998, alentó considerablemente el debate político y devolvió la fe católica a la isla tras décadas de prohibición.
La atención se centró al final de año en la esperada reforma migratoria, uno de los cambios más anhelados por la población. Aunque la mencionó explícitamente en agosto, Raúl Castro aplazó sin fecha la reforma en su último discurso.
Las miradas apuntan en 2012 ya a la Primera Conferencia del PCC a finales de enero, que analizará la aplicación de los nuevos lineamientos económicos. La conferencia, un instrumento previsto en la Constitución pero no utilizado hasta ahora nunca, plantea incógnitas. Por ejemplo respecto a posibles pugnas entre reformistas y tradicionalistas en el seno del propio PCC, según Espinosa Chepe. "Hay una serie de privilegios que esa gente está tratando de salvar", dice sobre las posibles resistencias dentro de la burocracia estatal.
El presidente de la ilegal pero tolerada Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, Elizardo Sánchez, ve en cambio un panorama sombrío en la mayor de las Antillas. "Seguimos teniendo la peor distorsión de derechos civiles, políticos, económicos y culturales en todo el hemisferio occidental y buena parte del mundo", señala el disidente, que en su último informe habló de al menos 66 presos políticos en la isla.
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