A los serios problemas económicos de carácter interno que deberá afrontar Cuba en 2012, se une un entorno internacional complicado para el que la Isla no se ha preparado. La recesión en Europa es ya evidente. Sus efectos se perciben en todos los rincones del planeta, incluidas economías que pudieron afrontar los problemas derivados de la crisis económica internacional en 2008. Hasta en China se aprecia la preocupación de los dirigentes y algunos indicadores, como el incremento de los precios al consumidor y la ralentización del crecimiento industrial, muestran las dificultades. En América Latina y el Caribe el crecimiento disminuye, mientras podrían surgir inconvenientes adicionales, si las compras chinas de productos primarios se redujeran o sus precios disminuyeran sustancialmente. Eso podría ocurrir, si continuara la desaceleración de la actividad económica mundial. Aunque Estados Unidos ha dado señales de una relativa disminución de su alto nivel de desempleo y mostró un modesto crecimiento económico en 2011, en un panorama internacional tan complejo también posteriormente podría entrar en recesión.
En Cuba sería un contexto aún más complicado para una economía ya en crisis desde hace mucho tiempo y extraordinariamente dependiente de factores externos. Se afectarían mucho el turismo y la recepción de remesas, así como el precio de sus exportaciones de bienes, fundamentalmente el níquel, único producto importante actualmente en las ventas de la Isla. Incluso la relación con Venezuela, absolutamente vital, sufriría si ocurriera una caída repentina en el precio del petróleo. Esto sin considerar otros factores como la enfermedad del Presidente Chávez o su eventual derrota en las elecciones de octubre, en las cuales presumiblemente la oposición se presentará con un solo candidato.
El Gobierno cubano, además de no haberse preparado para esa compleja situación, no ha utilizado en beneficio de la nación el posible mejoramiento de las relaciones con Estados Unidos, aprovechando la disposición del presidente Obama, quien ha dado muestras de querer reducir los niveles de confrontación presentes durante tantos años. Por el contrario, las autoridades de la Isla han optado por crearle dificultades, brindando argumentos a los sectores que en el vecino país tratan de evitar un honorable acercamiento en beneficio de ambos pueblos. En ese sentido sobresale la absurda condena a 15 años de cárcel del contratista Alan Gross.
Con esa actitud las autoridades no favorecen la unidad entre los cubanos residentes en la Isla y nuestra comunidad en el exterior, fundamentalmente en Estados Unidos, que según el Censo de 2010 sobrepasa los 1,8 millones de personas con una excelente ubicación e inserción en la sociedad de ese país, el más tecnológicamente avanzado y acaudalado del planeta, y a solo 90 millas de nuestras costas. Un proceder absurdo que constantemente brinda argumentos a los que cegados por sentimientos irracionales, en ese país se oponen a la normalización de las relaciones y el establecimiento de vínculos de cooperación en términos de igualdad y beneficio mutuo.
En noviembre próximo se efectuarán elecciones en Estados Unidos, y si en ellas venciera el candidato republicano, se perdería la oportunidad de avanzar en el relajamiento de las tensiones y los beneficios que los intercambios aportarían en todas las esferas para nuestro pueblo. Los daños resultantes en gran parte se deberían a la ceguera del Gobierno cubano, obstinado en mantener políticas fracasadas, contrarias a los intereses nacionales.
La Primera Conferencia del Partido Comunista de Cuba se efectuará el 28 de enero, en la cual según el proyecto de documento publicado se mantendrán los dogmas y el no reconocimiento de que ese partido es el responsable del desastre nacional impuesto a todos los cubanos. Lejos de aceptar estas realidades, parece que se ratificará su papel de “vanguardia organizada” y “fuerza dirigente superior” de la sociedad y el estado, de acuerdo al Artículo 5 de la Constitución. Al parecer solo se harán ajustes cosméticos para proseguir el monopolio político de esa organización. Ojalá en ese evento hayan militantes con la voluntad y el coraje necesario para reconocer los errores cometidos y que todos los cubanos tenemos derecho a participar en igualdad de condiciones en la reconstrucción de nuestra patria. El verdadero sector de izquierda dentro del PC podría tener un futuro promisorio en Cuba, pero para ello tendrá que tener el valor de ventilar los enormes errores cometidos, abandonar las concepciones totalitarias y emprender el camino de la pluralidad y la tolerancia hacia una sociedad democrática donde al mismo tiempo coexistan las propiedades públicas y privadas, el mercado y adecuadas políticas de protección social con oportunidades de superación para todos los ciudadanos.
Otro acontecimiento de singular importancia será la visita apostólica del Papa Benedicto XVI el 26 de marzo con motivo del Año Jubilar por el 400 Aniversario del encuentro de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre. Como su objetivo es pastoral, indudablemente contribuirá a que fructifiquen en el pueblo los valores espirituales y cívicos deteriorados por la interminable crisis multifacética, en un escenario similar a como influyó el Papa Juan Pablo II en enero de 1998.
Hay que subrayar que a pesar de las condiciones adversas en 2012, se incrementa la conciencia nacional a favor del cambio, con constantes progresos en el corazón y la mente de los cubanos. Esto imposibilita cualquier intento de regreso al pasado reciente. Es un consenso dentro y fuera de Cuba favorable al cambio -presente hasta en los sectores gubernamentales-, a pesar de los esfuerzos de los elementos retardatarios por obstaculizar el avance de las transformaciones, lo cual hará que sigan avanzando no solo en el campo económico, sino también en los aspectos políticos y sociales. Hoy el dilema como nunca antes es: cambio o caos.
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