Por Ivet González.
En la fila para entrar a un concierto en el Centro Cultural Fábrica de Arte de La Habana, Alexis Cruz, de 26 años, revisa ansioso la billetera donde guarda el monto de la entrada, 50 pesos cubanos (dos dólares), y tres CUC (moneda equivalente al dólar) para beber algo.
"Pocas veces puedo asistir a estos espacios que se llevan un cuarto de mi sueldo de 450 pesos (casi 19 dólares), pero todos los precios están igual o más caros y al menos aquí escucho buena música", dice a IPS el joven abogado.
La falta de opciones atractivas y asequibles de cultura y entretenimiento afecta a la mayoría de los 11,2 millones de cubanos, en un país donde el salario en el sector estatal, empleador casi monopólico, no excede los 20 dólares.
Para los deprimidos bolsillos familiares, exprimidos en más de dos décadas de crisis, es casi imposible pagar los precios de discotecas y clubes que reaniman la vida nocturna cubana tras la reforma económica de 2010, que abrió espacios a la empresa privada.
Mientras en glamorosos bares privados de barrios residenciales como el Vedado, Miramar y Playa se divierte la emergente clase adinerada habanera, para el resto las opciones son escasas.
"Si quiero salir a bailar a un lugar bueno ahorro uno o dos meses gracias a que mi mamá hace dulces para una cafetería privada y aporta casi todo el dinero de la casa", asegura Jorge Mario Rodríguez, 24 años, de la barriada periférica El Palmar.
Como a otros jóvenes, a Rodríguez, cobrador de la estatal Empresa Eléctrica, le gusta el reguetón, el pop y y la salsa, pero no es asiduo a conciertos, al teatro ni al cine.
"Esos lugares quedan en el centro y el transporte está muy malo. Cuando no hay fiesta en casa de algún amigo, trato de quedarme mirando series y películas en el DVD", explica.
Según varias investigaciones, cubanos y cubanas consumen preferentemente audiovisuales y música para recrearse.
Más allá de lo que transmiten los cinco canales estatales, una difusión alternativa ofrece las últimas producciones de la industria del entretenimiento mundial.
Esa red informal incluye casas de alquiler y copia, puestos de venta de discos piratas –legalizados como trabajo por cuenta propia en 2010- y la venta a 50 pesos (dos dólares) de una recopilación digital de casi un terabyte de música, películas, series, telenovelas y espectáculos televisivos internacionales, conocida como "paquete semanal".
Cada martes, la sala de Laudelina Rodríguez es un hervidero de gente que copia en memorias USB lo último de la semana. Pagando entre cinco y 20 pesos cubanos (menos de un dólar), el cliente puede llevarse hasta ocho gigabytes de contenido variado.
Entre una clientela de casi 300 personas en el municipio del Cerro, la cuentapropista Rodríguez distribuye por semana unos 600 gigas y tres o cuatro paquetes completos. Según su registro, 66 por ciento de los compradores tienen menos de 30 años.
"Lo más demandado son las narconovelas y las telenovelas mexicanas, seguidas por las series norteamericanas (estadounidenses) y los concursos de participación como 'La Voz Kids' y Nuestra Belleza Latina", dice Rodríguez a IPS.
"También gustan las películas cubanas y los espectáculos humorísticos, pero casi nunca vienen obras nacionales, tal vez para no complicarse con problemas de derecho de autor", justifica.
Este tipo de consumo escandaliza a los intelectuales de Cuba, cuyo gobierno socialista se empeñó por más de 50 años en construir el "hombre nuevo", guiado por valores que no fueran los del capitalismo occidental.
El congreso de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), celebrado entre el 11 y el 2 de abril, reclamó cuidar las jerarquías artísticas y enfrentar la banalidad creciente en los gustos de la población.
"Tenemos que desmenuzar el 'paquete' para que la gente entienda que la están estafando", dijo el escritor y exministro de Cultura, Abel Prieto, en una de las sesiones transmitidas por la televisión estatal.
La Feria Internacional del Libro de Cuba es uno de los eventos culturales más populares y también de los que más ingresos recaudan. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS
La Feria Internacional del Libro de Cuba es uno de los eventos culturales más populares y también de los que más ingresos recaudan. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS
Prieto, quien ahora se desempeña como asesor presidencial, reconoció en entrevista con la revista digital OnCuba la responsabilidad del Estado en lo que considera deformación del gusto popular y defendió la urgencia de crear productos culturales entretenidos, con gancho para la gente joven, "pero sin vaciarlos de sentido".
Los reunidos en el congreso reclamaron aflojar viejas tensiones entre arte y mercado, en este país donde el acceso masivo a la cultura siempre fue subvencionado.
La reforma económica de 2010 eliminó los subsidios, y ahora artistas e instituciones deben buscar cómo se rentables.
En 2013, el presupuesto para cultura, arte y deporte se redujo en 172 millones de dólares respecto de 2012. Y solo uno por ciento de las inversiones fueron a ese sector, según estadísticas oficiales.
Cuba tiene casi 300 salas de cine, 361 teatros y salas, 267 museos y 118 galerías de arte. En ellas, la programación es financiada por el Estado y las entradas son subsidiadas.
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