Por Martha Beatriz Roque Cabello.
Cuartel Moncada, en Santiago de Cuba.
Por estos días en Cuba solo se oye hablar de arrestos, cercos, citaciones, mítines de repudio, acusaciones de terroristas, mercenarios, vendepatrias y personas al servicio del imperio. Los jóvenes que no han vivido los 61 años de dictadura tienen algunas dudas sobre las afirmaciones que se hacen en los medios, en particular en el Noticiero Estelar de Televisión, porque el régimen se ha caracterizado por sembrar cizaña para que la gente del pueblo desconfíe de quienes luchan de forma pacífica para alcanzar la democracia en la Isla.
Sin embargo, muchos saben quiénes son los verdaderos terroristas y los verdaderos mercenarios, y todo el daño que han hecho dentro y fuera de nuestro país. Pero para los que no saben -aquellos que no pertenecen a la generación en la que se instauró el poder totalitario e incluso para los que nacieron ya dentro de la primera década de su dominio- es importante, en este momento de lucha ideológica, recordar algunas cosas.
El inicio de las acciones terroristas se pudiera ubicar en el asalto armado al Cuartel Moncada, aquel 26 de julio de 1953. La operación, a gran escala, pudo haber traído más muertes y terror ya que el plan contemplaba la toma de las instalaciones de la Policía Nacional, la Policía Marítima y la Marina de Guerra, así como de una radioemisora. Para apoyar la acción en Santiago de Cuba se atacó el Cuartel Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo. En aquella época todos estos sitios pertenecían a la provincia de Oriente.
Claro, el uso de la palabra terrorismo no aplica para quienes perpetraron semejante matanza: cuando los dirigentes de la dictadura se refieren al Moncada, plantean que fueron actos revolucionarios necesarios y que no deben tildarse de terrorismo. Para colmo, convirtieron la fecha un día festivo. Por eso, quizás, si tú le preguntas a un niño quién era Moncada, te puede decir: “El dueño del cuartel”.
De forma colateral, el 13 de marzo de 1957 intentaron matar a Fulgencio Batista en un frustrado asalto al Palacio Presidencial. Para dar la noticia tomaron armados la emisora Radio Reloj. Pretendían llamar al pueblo a sumarse a la lucha armada. Sin embargo, según los historiadores, esto nunca fue terrorismo.
No piensen que todo terminó después que indultaron a los asaltantes del Moncada. Conformado el Movimiento 26 de julio, siguieron las acciones terroristas. Pero antes de continuar recordando, hay que decir que los que acusan a los disidentes de recibir dinero del exilio cubano, bien podrían ver una foto en la que aparece Fidel Castro en una mesa, en los Estados Unidos de América, con dólares delante de él, que obtuvo de los cubanos que en aquel momento tuvieron que salir para el norte. Ahora, en el presente, recibir ayuda del exilio hace a los disidentes “mercenarios del imperio”.
Otra de las acciones que recuerda la historia es el secuestro del corredor de autos argentino Juan Manuel Fangio, uno de los más reconocidos pilotos de Fórmula 1 de la historia. El secuestro se efectuó en febrero de 1958, en el lobby del Hotel Lincoln de La Habana, por un miembro del 26 de Julio que apuntó a Fangio con una pistola. En el Hotel se puso una placa, al igual que en la casa de la calle Norte No. 42 en Nuevo Vedado, donde fue escondido, como recordatorio de este acto terrorista.
Un día antes de la carrera, otro comando del Movimiento 26 de julio asaltó el Banco Nacional de Cuba e incendió una tonga de cheques.
Entre los hechos terroristas menos conocido, llevado a cabo antes de que tomaran el poder, está el trágico secuestro de un avión de Cubana de Aviación en su ruta Miami-Varadero, con el número de vuelo 495, el 1ro. de noviembre de 1958. En el hecho murieron 14 pasajeros, cinco de ellos americanos. Puede ser que este haya sido uno de los primeros secuestros aéreos del mundo. Sin embargo, cuando se habla del sabotaje al avión de Barbados, en 1973, nunca se hace mención a este otro acto terrorista.
Este es un pequeño recordatorio de las “actividades revolucionarias” llevados a cabo antes del triunfo de la dictadura que han sido “borradas” de la historia. Sin embargo, los disidentes pacíficos son llamados terroristas y además se azuza al pueblo contra ellos, sin poder mostrar alguna prueba de que hubieran efectuado un acto de este tipo.
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