miércoles, 23 de diciembre de 2020

Odio, descrédito y terrorismo (iii).

Por Martha Beatriz Roque Cabello.

Homenaje a víctimas del remolcador “13 de marzo”.

Aunque han transcurrido 62 años desde que la dictadura castrista se instaló en el poder, algunos jóvenes sí están al tanto de lo que sucedió en los primeros años de revolución, a la que nunca le quisieron llamar Golpe de Estado porque Fulgencio Batista huyó de Cuba, dejando el camino libre a los rebeldes.

El régimen triunfante estableció el odio contra los que trabajaban para Batista, tanto hacia el ejército como hacia los chivatos, conocidos como 33.33, que era salario que devengaban.

Comenzaron los procesos sumarios contra ellos y, acto seguido, los fusilamientos, sin garantías jurídicas. Bastaba para ser ejecutado la acusación de haber cometido crímenes en la dictadura de Batista.

El terror y el odio se convirtieron en una política de Estado. Al Che Guevara, miembro de llamada Comisión Depuradora y jefe de La Cabaña, se le achacan algunos de estos fusilamientos. El castrismo siempre justificó los asesinatos como actos de justicia revolucionaria.

En fecha reciente, Pablo Iglesias, vicepresidente del Gobierno Español y líder de la formación de izquierdas Unidas Podemos, también justificó aquellos procedimientos.

En febrero de 1959, el gobierno instalado sancionó una nueva Carta Magna, que sustituyó la Constitución del 40 (Ley Fundamental) y que incluía un artículo, redactado de forma especial para el Che Guevara; otorgando la ciudadanía a los que hubieran combatido a Batista dos años o más. Poco días después, el presidente de entonces, Manuel Urrutia Lleó, declaró al Che ciudadano cubano.

Es muy difícil conocer el número exacto de personas que fueron fusiladas, porque ni los mismos rebeldes llevaban esas cuentas. No obstante, algunas organizaciones que han computado cifras, plantean que en más de medio siglo fueron fusiladas 3 116 personas y otras 1166 fueron ejecutadas extrajudicialmente.

Otro escándalo internacional fue el fusilamiento en 1989 de cuatro militares acusados por narcotráfico, entre ellos el general de división Arnaldo Ochoa. Los últimos fusilamientos registrados en la historia fueron los de los tres integrantes del secuestro a la lanchita de Regla, en el año 2003.

Se conocen otras barbaries, algunas de ellas poco difundidas, como la masacre del río Canímar, en la provincia de Matanzas. Sucedió el 6 de julio de 1980, cuando una pequeña embarcación nombrada XX Aniversario, con entre 60 y 100 personas, fue hundida por el buque de guerra “23 de mayo”.

Más recordados son los sucesos del Remolcador “13 de Marzo”, ocurridos el 13 de julio de 1994. La pequeña embarcación, con 72 personas a bordo, fue embestida por dos navíos del régimen, falleciendo 41 cubanos, entre ellos 10 menores de edad. Los agentes del régimen también negaron auxilio a las personas que estaban en el agua, a unas siete millas de la Bahía de La Habana.

El 24 de febrero de 1996, pilotos de combate de la fuerza aérea cubana derribaron dos aviones civiles en aguas internacionales, los cuales no se encontraban armados. En la acción represiva fallecieron cuatro pilotos de la organización Hermanos al Rescate.

Estos son algunas de las acciones de la dictadura contra quienes pensaban diferente, historias necesarias para recordar el odio que se ha desplegado contra el pueblo cubano.

A inicios de la mal llamada revolución se comenzó a fragmentar la familia. No se podía tener contacto con los que salían al extranjero, con quienes apenas había correspondencia. Los pioneros comenzaron a ser como el Che y no como sus padres y se destapó todo un ambiente de odio por parte de aquellos que vigilaban a sus vecinos a través de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR).

No menos trascendencia tiene el éxodo del Mariel, enmarcado entre el 15 de abril de 1980 y el 31 de octubre de ese mismo año, que terminó con la salida del país de unos 125 000 cubanos, muchos de ellos humillados por el propio régimen.

Por esas fechas, los disidentes eran exhibidos por las calles, amarrados con soga y en calzoncillos. A las personas gay las hacían caminar delante de una turba que le gritaba numerosas ofensas debido a su orientación sexual.

Hoy, después de 62 años, se mantiene ese mismo odio contra quienes piensan diferente. El descrédito como una forma de quitarle valor a la lucha pacífica por la democracia. Tampoco faltan las acusaciones de mercenarismo y terrorismo contra quienes se atreven a contradecir la dictadura.

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