Por Marlene Azor Hernández.
Tras ocho meses transcurridos de 2023, Parlamento y Gobierno cubanos no resuelven el acceso libre a los alimentos. En julio de este año, Esteban Lazo “se quejó” por la escasa producción de alimentos en Cuba. Un mes después, la Asamblea anunció la fiscalización del Ministerio de la Agricultura (MINAG) para diciembre próximo como supuesta solución al desabastecimiento general. Esta medida burocrática es reaccionaria e inadmisible frente a la urgencia del hambre nacional.
El MINAG rendirá cuentas sobre un periodo reciente (2022 y primer semestre de 2023), pero no habrá cambios en los impedimentos gubernamentales para la producción de alimentos. La oligarquía del Partido Comunista y el Parlamento se niegan a discutir lo que en realidad depende de la política económica del régimen cubano y no de los factores externos.
La alta fiscalización al Ministerio de la Agricultura en diciembre nada aportará a la seguridad alimentaria en el país, en tanto repetirá cifras decrecientes de producción de alimentos y las justificaciones tradicionales de la falta de divisas por el embargo, y el incremento de los precios por “la crisis internacional”, eufemismo utilizado por el Gobierno cubano para no hablar de la invasión rusa a Ucrania.
¿Qué no se discute por el Gobierno y el Parlamento?
La disfuncionalidad de la estructura de propiedad agraria, la ausencia de libertad de producción y comercio y la política de “comunismo de guerra” contra los productores, con el “encargo estatal” que los obliga a vender la mayor parte de sus cosechas y ganado al Estado con precios muy por debajo del mercado, son elementos tabúes que no se discuten por el Gobierno ni por el Parlamento. La solución para la agricultura, según Esteban Lazo, es “un movimiento político y participativo para desatar una revolución en el sector”: otra consigna política vacua en plena crisis alimentaria del país.
El economista Carmelo Mesa Lago ha señalado en varias ocasiones cómo la política agrícola de China y Vietnam acabó con las hambrunas en esos países, en cinco años, y los convirtió en autosuficientes y luego en exportadores.
Las claves son las siguientes, según dijo Mesa Lago a Diario de Cuba:
-El Gobierno cubano debería “autorizar a todos los productores agrícolas a determinar por sí mismos qué sembrar, a quién vender, y a fijar los precios en base a la oferta y la demanda”. “Estas políticas terminaron con las hambrunas periódicas en los dos países asiáticos, que ahora son autosuficientes”.
-“Esto requiere eliminar el ineficiente sistema de Acopio. Las compras estatales obligatorias de la mayoría de las cosechas a precios fijados por el Estado, inferiores al precio de mercado, son un desincentivo.
-“Reemplazar la lista de actividades por cuenta propia autorizadas por una lista de actividades prohibidas, permitir a los profesionales trabajar por cuenta propia y eliminar las barreras en el sector no estatal”.
-“Terminar la etapa experimental de las cooperativas de producción no agrícolas y de servicios, aprobar más de ellas, y establecer mercados al por mayor para suministrar insumos a todo el sector no estatal”.
-“Establecer bancos, incluyendo extranjeros, que provean microcrédito; permitir al sector no estatal importar y exportar directamente; eliminar los impuestos más gravosos al sector no estatal; imponer el impuesto a las ganancias en vez de al ingreso bruto, y permitir la completa deducción de gastos”.
-“Empoderar a una asociación independiente de microempresas para negociar condiciones con el Gobierno y envolverse en la legislación pertinente, además de crear una vía para denunciar a funcionarios estatales corruptos que cobran sobornos a los trabajadores del sector no estatal”.
-Para aumentar la inversión extranjera, “autorizar a las compañías extranjeras a contratar y pagar directamente a todos sus trabajadores, aprobar la inversión de capital extranjero (incluyendo a los cubanos en el exterior) en todos los sectores económicos, así como en las microempresas y cooperativas de producción no agrícolas y de servicios”.
Por su parte, el economista Pedro Monreal señaló recientemente que la alternativa a la situación actual de la agricultura es “una agricultura privada moderna en Cuba que necesita privatización de tierras, mercado de títulos de usufructo, precios de mercado, insumos estables en CUP, empresas privadas medianas y grandes de gestión, regulación antimonopólica, inversión estatal en infraestructura (hay más)”.
Monreal rechaza las propuestas rusas sobre agricultura porque discriminan a los privados nacionales y privilegian en específico a los inversores rusos.
En otras palabras, la propiedad privada en el campo debe ser dominante, pero también nacional; el privilegio para los inversores rusos no tiene fundamentación económica sino política.
¿Tendrá la oposición cubana que hacer una campaña específica en Naciones Unidas para eliminar el hambre en Cuba y obligar a la dictadura a aceptar los intereses de los productores cubanos? Hace más de 32 años que la población cubana vive la incertidumbre sobre los alimentos que podrá consumir cada día; sin embargo, Gobierno y Parlamento dan la espalda a esta crisis alimentaria, y no cambian su política económica contra los productores cubanos.
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