Tomado de cubanet.org
La inflación en Cuba mantiene su espiral ascendente y con ella los precios de todos los productos básicos. Si antes comer carne de res era un privilegio de pocos, hoy también lo es comer huevo, una de las dos proteínas que mensualmente se distribuye a los habaneros mediante la cartilla de racionamiento.
La cantidad de unidades que llega a los consumidores a través de la venta normada ha ido disminuyendo hasta quedar finalmente en cinco por persona, que apenas alcanzan para dos desayunos medianamente decentes, en treinta días que trae el mes. Quien aspire a algo mejor tiene que zapatear La Habana y, con suerte, pagar dos mil pesos por un cartón de huevos, que trae treinta unidades.
Algunas mipymes, ocasionalmente, lo venden a 1.550 pesos; pero se esfuman bajo la hábil gestión de los revendedores, que los adquieren por cantidad para ganarle, como mínimo, 450 pesos a cada cartón.
Mientras el régimen de La Habana descubre el agua tibia todos los días, asegurando que la única forma de salir de la crisis económica es “elevando la producción”, plataformas online como Supermarket 23 o Katapulk comercializan huevos nacionales e importados a precios onerosos, y en divisas.
La segmentación del mercado entre quienes manejan divisas y los que solo disponen de moneda nacional, ha devenido en la práctica más abusiva y discriminatoria implementada por el gobierno cubano desde el período especial.
La población considera que lo que se está viviendo hoy en la Isla es mucho peor. Nunca en la historia del país los alimentos básicos estuvieron tan caros, y lo peor es que la escalada de precios parece estar determinada por el aumento del dólar en el mercado informal. Visto y comprobado que la moneda del “enemigo” no tiene techo, los cubanos se preguntan, angustiados, qué será de ellos.
Detrás de las visitas del primer ministro Manuel Marrero a los “proyectos inversionistas”, o de las ideas que se les ocurren a los miembros de la Asamblea Nacional, hay una realidad terrible en la cual decenas de miles de personas que el gobierno califica como “vulnerables” -y que son, en realidad, gente empobrecida por la Tarea Ordenamiento- no tienen acceso a una de las proteínas más importantes y humildes.
En Cuba, ahora mismo, un cartón de huevos equivale al salario mínimo mensual, que es de 2.100 pesos. Por debajo de esa línea crítica están miles de jubilados cuyas pensiones son de poco más de 1.500 pesos.
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