Por Secretariado Nacional de la CTC.
Durante las últimas semanas la economía nacional ha venido enfrentando un fenómeno muy negativo: el consumo de la energía eléctrica ha ido aumentando hasta llegar este fin de semana a la preocupante cifra del 5% por encima de lo previsto.
Tal situación resulta insostenible en las adversas condiciones del país, como consecuencia de la grave crisis económica mundial; los embates del bloqueo, que se mantiene intacto; y otros factores externos e internos, incluyendo los climáticos, como es el caso de la prolongada sequía que padecemos a lo largo de toda la Isla.
En tales circunstancias resulta evidente que los recursos financieros que se destinan al pago del combustible utilizados en exceso para la generación de electricidad no salen de un arca repleta de dólares, euros o cualquier otra divisa internacional, sino de los que -contados centavo a centavo- están originalmente destinados al financiamiento de alimentos, medicamentos, equipos y otros muchos medios imprescindibles para la subsistencia del pueblo y el desarrollo de la economía.
El país no está ahora en condiciones -como hizo en años anteriores- de cerrar total o parcialmente algunos centros de trabajo para, con la energía que ellos dejaban de consumir, proteger a la población al evitarle apagones, a los que tendríamos que recurrir de nuevo, si no logramos contener drásticamente y de inmediato, las fugas de esa electricidad que se nos escapa por los resquicios que nos dejan la falta de racionalidad y de exigencia, la ausencia de vigilancia o la carencia de medidas organizativas.
El serio panorama al que nos enfrentamos exige de todos los trabajadores una respuesta tan enérgica como razonada para contener ese derroche de recursos energéticos que tanta falta nos hacen.
La CTC hace un llamado a todas las organizaciones sindicales para que revisen los planes de ahorro energético, analicen las razones por las cuales alguna medida se esté incumpliendo, y si es preciso variarlas o adoptar algunas más, en estrecha coordinación con las administraciones correspondientes.
Al mismo tiempo, este asunto no puede quedar al margen del debate en cada asamblea sindical, en cada consejo de dirección, de los cuales deben derivarse acuerdos encaminados a no exceder el consumo previsto.
Tampoco podemos perder de vista que estamos obligados a ahorrar sin afectar la cantidad o la calidad de la producción, pues resultaría inadmisible desde todo punto de vista; en igual sentido nos engañaríamos si los resultados alcanzados fueran a costa
de incrementar el consumo energético por cada artículo terminado o servicio prestado. Tenemos que elevar la producción ajustándonos a los planes de consumo energético previstos.
Por último, teniendo en cuenta que el mayor gasto de electricidad se manifiesta en el sector residencial, llamamos a nuestros trabajadores a trasladar esa misma conciencia de racionalidad y ahorro a sus hogares, explicándoles a sus familiares, estimulándolos a tomar medidas prácticas que se sumen a las que están adoptando los centros laborales.
¡Sellemos todas las brechas por las que se nos escapa en nuestros hogares y centros laborales ese costoso e imprescindiblerecurso que es la electricidad!
0 comments:
Publicar un comentario