Por Licet Zamora Carrandi.
Por estos días el (des) gobierno de La Habana retoma el tema de la vieja polémica del bloqueo económico, que los Estados Unidos de América (EUA) le tiene impuesto a Cuba. Desde luego, está más que claro que esta afirmación es hecha por la única parte que se puede, se tiene y “se debe” escuchar, pues no hay más ninguna otra opción posible.
Otra de las cuestiones en el debate, es el tiempo de duración del mismo, que suman ya más de 50 años. Cifra esta tarareada por los altos dirigentes de la dictadura, sobre todo por el canciller Bruno Rodríguez Parrilla, que tanto se deshizo en el discurso pronunciado en la Naciones Unidas, con motivo de las votaciones para determinar si se condena o no “el bloqueo”.
Pero de lo que sí no hablan los gobernantes castro-comunistas, es que a estas medidas en el mundo entero se les nombra Embargo Económico y no bloqueo, término utilizado para mayor impacto mediático. Otro detalle del cual se han olvidado es de explicarle al pueblo el origen del mencionado embargo, así como el porqué de tantos años.
Si Fidel Castro al menos hubiese pagado a los dueños por sus propiedades, es decir, a las diversas compañías, entonces otro hubiese sido el destino de los cubanos. Pero no, al señor le pareció poco adueñarse de la isla, sus habitantes y las inversiones extranjeras, por lo que decidió no pagarle nada a nadie.
El embargo que mayor daño le hace a Cuba, es ese que obstaculiza sus libertades, con el mismo el gobierno ha sometido a su pueblo por igual cantidad de años, que hace que se apoderaron del poder. De ese bloqueo nadie habla en la ONU, claro, no es conveniente explicar lo que verdaderamente sucede dentro de la isla y que nada tiene que ver con los Estados Unidos.
Consiste este, en una cantidad de restricciones que los hermanos Castro imponen a los cubanos, que minimizan sus posibilidades de alcanzar un nivel de vida decoroso. La lista de limitaciones es muy larga y aunque a estas alturas, ya todo le hace mella al sufrido y condenado pueblo cubano, es bueno destacar algunas de esas privaciones:
Uno de los ejemplos más chocantes es la incapacidad de una alimentación adecuada y escogida, tan necesaria para la salud. Sabido es, que la compra-venta de carne de res es condenada por la ley a largos años de cárcel, que pueden ser hasta de 25. Por lo que los cubanos llegamos al punto de preguntar, si somos parte de la gran tradición hindú.
La falta de libertad de comercio para que las empresas mercantilicen lo que los cubanos desean consumir, hace que las carencias de sus habitantes siempre estén al descubierto. Y con bastante frecuencia se tenga que acudir al mercado subterráneo, para poder satisfacer algunos y no todos de los problemas carenciales.
Imposibilidad de fundar y desarrollar empresas pequeñas de producción y comercio, para ayudar al mejoramiento de la economía privada y nacional. Esto también tiene su lógica, pues desde que exista una autonomía económica, se pierde el control político sobre el ciudadano.
¿Por qué no echar la culpa del desastre al inmovilismo económico, que el régimen de los Castro ha implantado durante estos últimos 51 años en el poder? Acostumbrado como están a echarle la culpa al primero que pasa, en este caso al vecino de enfrente, una vez más, ha tenido que cargar con la ineptitud del sistema comunista.
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