Por Tte. Coronal Reynaldo Sánchez.
Sin una infraestructura que garantice la venta de artículos de labranza para los arrendatarios de tierras, sin abono, semillas y sin fertilizantes como se espera que vayan a tener una producción aceptable que tras la venta le permita al agricultor reponer lo invertido en cada cosecha, hay que sumarle también lo que deben pagar de impuestos y las cuotas mensuales por permitirles vender los escasos productos que le arranquen a la madre tierra, con tan pocas condiciones. Eso resulta menos que imposible.
El análisis anterior no se queda ahí, el Estado no cuenta con un sistema de transportación para los escasos productos cosechados bajo las pobres condiciones anteriormente dichas, entonces los propios campesinos tendrán que agenciárselas para la venta de estos en lugares cercanos a sus cosechas, de esta forma ¿cómo entonces llegarán a las ciudades más lejanas las producciones agrícolas sin el transporte adecuado y sistemático?
El estímulo del campesinado para seguir produciendo se irá agotando y acabando como lo está todo el sistema económico. No son reformas lo que se necesitan o como lo llama el propio Gobierno "el perfeccionamiento económico"; nada de eso, el cambio debe ser más profundo.
En Cuba había de todo antes de 1959, se contaba con una economía estable y el peso cubano valía igual que el dólar, incluso llegó a valer 2 centavos más en determinada época, no como ahora que el peso cubano no vale nada internacionalmente y en el ámbito nacional está a 25 por cada C.U.C.
Cuando llegue, si es que llega, el tan cacareado cambio para dejar una sola moneda en la Isla ¿a que relación estará esta única moneda con relación al dólar?, ¿será igual que ahora a 25 por cada uno?, ¿a cuánto descenderá el poder adquisitivo de la población?, ¿cuánto se podrá comprar con el salario medio que es de unos 350 pesos, alrededor de unos 14 dólares mensuales? ¿Acaso alguien puede pensar que dado el estado de la economía castrista el peso como única moneda será igual en su valor al que hoy tiene el C.U.C.?
Las cacareadas reformas económicas de la dictadura castrista no son más que curitas ante un enfermo agonizante; la solución es la forma para cambiar al sistema no la implementación de ilusas, repetidas e irrealizables medidas para tratar de sostenerlo. El actual sistema económico cubano decididamente no tiene la menor cura posible.
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